Es cierto que los juegos de generaciones pasadas no exhibían el nivel de complejidad ni realismo que muchas producciones ostentan hoy en día. Su fórmula de éxito era radicalmente distinta, y una parte integral de dicha fórmula sin duda eran los niveles o fases de bonus, que de solo ser mencionados de inmediato nos transportan mágicamente a aquellos divertidos niveles, que casi siempre apelaban a nuestro innato instinto de recolector, y que premiaban nuestro esfuerzo con suculentos ítems de regalo.
Su naturaleza puede definirse como ambivalente, pues si bien por un lado no teníamos esa presión constante del temor a perder una vida en una mala jugada, por el otro sabíamos que teníamos pocas oportunidades para aprovechar al máximo lo que la fase ofrecía. Ya sea por limitaciones de tiempo o de vidas, un error nos podía dejar sin aquellos valiosos objetos, y solamente la práctica nos permitía completarlos con éxito. De seguro muchos empezaron a recordar a sus fases de bonus favoritas, así que sin más preámbulos iniciemos este colorido repaso…
- Aladdin
El juego basado en la película homónima de Disney siempre será recordado por ser muy divertido, recogiendo de manera notable todo lo visto en el filme que lo inspira. Parte importante de esta gran experiencia de juego la aportaban los niveles de bonus, a los que accedíamos al encontrar los íconos del genio o del mono Abu, ubicados en lugares estratégicos y de difícil acceso. El genio nos regalaba valiosos ítems, mediante un juego de suerte en el que había que evitar a toda cosa a Jafar. El juego de Abu, en cambio, apelaba a nuestros reflejos para recolectar manzanas, mientras intentábamos esquivar objetos contundentes que caían desde las alturas.
- Super Mario Bros. 3
La tercera y magistral parte de las aventuras del fontanero y sus amigos realmente supuso una revolución gracias a sus grandes virtudes y conceptos, muchos de los cuales se siguen usando en juegos de la actualidad. Uno de sus grandes aciertos fue el de ofrecer al jugador una amplia variedad de mini juegos, cuya recompensa eran valiosos objetos que podíamos usar más adelante. Usando mecánicas realmente simples, como el juego de la máquina tragamonedas, el de encontrar parejas o el de alinear una figura, Nintendo nos demostró como aportar mayor variedad a la experiencia, a la vez que ofrecían un pequeño y reparador descanso de los trepidantes niveles que enfrentaba el jugador en cada uno de los mundos.
- Kirby’s Adventure
Luego de las valiosas lecciones aprendidas en Super Mario Bros. 3, algunos años después Nintendo nos volvía a sorprender con sus inagotables recursos jugables, esta vez de la mano de Kirby. Tras el gran éxito que tuvo su primera incursión con su Dream Land para la portátil Game Boy, el siguiente paso sería expandir y mejorar todo lo visto en su debut. Sería entonces la NES la encargada en recibir la continuación, conservando su estilo plataformero pero incorporando novedosos elementos, entre los que se incluyen notables mini juegos de bonificación. De esta manera nacerían escenarios como el de la grúa que recoge peluches, el concurso del disparo más rápido o el recolector de huevos.
- Donkey Kong Country
El título protagonizado por este carismático primate ofrecía un sinnúmero de áreas secretas en los que el jugador podía obtener valiosos objetos. Descubrir dichas estancias implicaba una profunda exploración del mapa, y muchas veces terminábamos descubriendo una por pura coincidencia. Otra interesante forma de acceder a estas inolvidables fases era recogiendo figuras doradas de animales, lo que nos permitía no solo acceder a dicha fase sino que lo hacíamos a bordo de animales tan graciosos como un avestruz, un rinoceronte, una rana o un pez espada. Lo cierto es que jugar a Donkey Kong Country era toda una experiencia, magistralmente sazonada con estos pequeños niveles de bonus.
- Earthworm Jim
La extraña historia de esta lombriz de aguapuerca convertida en súper héroe despertó un inusitado interés entre los aficionados a los 16 bits. Sus llamativos y poco convencionales escenarios y personajes le permitieron ganarse un lugar entre los grandes del género de las plataformas. Y como no podía ser de otra manera, el juego incorporaba un original nivel de bonus, llamado “Andy Asteroids”, que era una especie de carrera en contra de Psycrow, uno de los enemigos del título. Para su segunda parte, siguiendo el camino que ya marcó su antecesor, la gente de Shiny nos deleitó con otro genial nivel de bonus en el que debíamos salvar a unos cachorritos, evitando que caigan al suelo e impidiendo que Peter Puppy nos muestre su lado más maligno.
- Mortal Kombat
Si bien los ejemplos más usuales sugerían que las fases de bonus estaban reservadas para los juegos de plataformas, tanto Capcom como Midway nos demostraron que este concepto también podía ser extendido al campo de los juegos de luchas. Y para el caso que nos compete, Mortal Kombat no solo incorporaba sus mundialmente famosas y sangrientas fatalities, sino que alternaba los combates con estos mini juegos denominados “Test Your Might”. La mecánica era bastante fácil, pues implicaba romper un bloque construido por diversos materiales que iban desde la madera hasta el diamante. Si teníamos la agilidad necesaria para llenar el marcador de fuerza, el juego nos premiaba con valiosos puntos que sumaban en nuestro récord personal.
- Crash Bandicoot
Este marsupial mutante, al que muchos consideran la mascota no oficial de la primera consola de Sony, supuso un paso adelante en cuanto a la exploración de mundos tridimensionales en la industria, con resultados excelentes y sobre todo, divertidos. Controlar a Crash a través de aquellos largos caminos que atravesaban la jungla sin duda es uno de los grandes recuerdos que nos dejó la PlayStation. Y claro, como cualquier juego de aventuras que pretendía ser grande, contaba también con una entretenida fase de bonus, a la que accedíamos siempre y cuando consigamos las monedas o fichas requeridas. Una vez dentro de la fase, el objetivo era claro y conciso: destruir el mayor número de cajas, mientras recolectamos frutas u objetos especiales.
- Resident Evil 4
Como señalaba al principio, con el pasar de los años se ha vuelto casi que anecdótico el hecho de encontrar niveles o escenarios de bonus en juegos de las más recientes generaciones. Quizás el título que más se acerca a la definición de una fase de este estilo sea Resident Evil 4, con sus galerías de tiro. Y es que estas pequeñas habitaciones le permitían al jugador practicar sus mejores disparos, a la vez que eran un refrescante descanso luego de enfrentarse a olas interminables de estas particulares criaturas que poblaban cada escenario. Resultaban muy entretenidas pues no solo consistían en una ilustrativa práctica para dominar un arma en concreto, sino que recompensaban al jugador con unas pequeñas figuras o con varios miles de las extintas pesetas.
- Street Fighter II
Si antes ya se hizo una mención de aquel mini-juego de fuerza en Mortal Kombat, es referencia obligada citar lo realizado por Capcom en su saga de luchas Street Fighter. ¿Quién no recuerda esa inolvidable fase donde destrozábamos un automóvil a puño limpio? Pues serían Ryu, Ken y compañía los encargados en inmortalizar este grandioso recurso que aportaba enormemente a la jugabilidad y diversión de Street Fighter II. Y no solo se limitaron al ya de por sí excelente escenario del auto, sino que lo complementaron con los otros escenarios como el de romper la pirámide de ladrillos o el de los barriles que caían incesantemente desde el techo. El juego por si solo fue una verdadera revolución, pero al sumarle estos mini-juegos que entregaban bonificaciones, el mito de Street Fighter se elevaría a niveles insospechados.
- Sonic
Y como broche de oro a este repaso lleno de bonificaciones, no podíamos dejar de lado a uno de los juegos que mejor entendió el concepto y lo llevó a un nivel de excelencia que pocos han podido igualar. Las aventuras del querido erizo azul siempre estuvieron llenas de sorpresas, y seguramente una de las más recordadas por los seguidores de la mascota oficial de Sega eran estos brillantes niveles en los que corríamos incansablemente en busca de los siempre útiles anillos, aunque también nos esperaban otro tipo de recompensas. Pero no solo eran los premios, sino la ingeniosa forma en que habían sido diseñados, acompañados a su vez de melodías pegajosas, que hacían de estos niveles algo muy especial y que se mantuvieron durante varias entregas de Sonic, convirtiéndolos en un elemento inseparable y seña inconfundible de esta increíble saga.
Como hemos podido comprobar, las fases de bonus siempre le han aportado variedad e interés a cada uno de los títulos que las incorporaron. Puede ser que en la actualidad sea un concepto casi en extinción, pero nos queda el invaluable recuerdo de cómo enriquecer aun más la experiencia de juego, combinándola con estos ingeniosos y simples niveles que, al menos por algunos minutos, nos sacaban de la “rutina”, a la vez que nos motivaban para llevarnos todas las bonificaciones que ofrecían. Y como esta es sólo una pequeña muestra de la gran oferta de escenarios de bonus a lo largo de las distintas generaciones de videojuegos, recurrimos a ustedes, queridos lectores, para que nos cuenten cuáles eran o son sus favoritas.