En la parcela 12 del camposanto alicantino se ubicaron a finales de los años treinta del pasado siglo, distintas fosas comunes en las que, en un primer momento, fueron enterradas las víctimas del bombardeo del mercado central de la ciudad, llevado a cabo por aquellos aviones italianos que partían de Pollensa y machacaban el corazón industrial del régimen republicano. En el bombardeo del mercado, ocurrido un 25 de mayo de 1938 y que tuvo por objetivo único la población civil, murieron unas trescientas personas. Casi un año después, con la ocupación de Alicante, última ciudad leal a la República en la que entraron las tropas sublevadas de Franco, se inició, como en tantas otras poblaciones, una "limpieza" sistemática amparada en simulacros de juicio que terminaban siempre con una petición de condena a muerte y con la inevitable sentencia. Los cuerpos de más de setecientas personas acabaron en las fosas comunes del cuadrante número 12 del cementerio municipal.
Desde Memoria Masónica ya hemos hablado de la Marchas Cívicas sucesivas que se han organizado en Alicante en los últimos años; también de las iniciativas llevadas a cabo para que no se perdiera el recuerdo del Campo de Prisioneros de los Almendros, antiguamente ubicado en las afueras de la población y en la actualidad convertido en casco urbano que lo ha devorado todo. Hoy, siguiendo esa misma línea, escribimos acerca de la inauguración de una estela funeraria en la que figuran inscritos los nombres de 724 personas cuyo asesinato y entierro en la ciudad levantina aparece documentado. El acto ha tenido lugar a las doce en punto del mediodía, como decíamos en el encabezamiento de este escrito, y ha tenido por objeto, tal y como decía Francisco Moreno -miembro de la Comisión Cívica alicantina-, recordar a quienes les fue arrebatada la vida por haber defendido la libertad y la democracia, con el fin de evitarles una segunda muerte no sé si tan cruel como la primera, pero en todo caso terrible: El olvido.
En el acto de esta mañana también ha tomado la palabra Lucía Izquierdo, nuera del poeta de Orihuela Miguel Hernández. Sus palabras casi me sirven de broche para el cierre de esta breve nota: "... Los muertos de aquí como los de otros sitios, de las cunetas, de las fosas, de esta vergüenza nacional, son también nuestros muertos. Son muertos de la familia de Miguel Hernández. Y así lo sentimos..."
Decía en el párrafo anterior que las palabras de Lucía Izquierdo casi me permitían concluir el texto que ahora escribo. Pero no puedo poner el punto y final a estas palabras sin hacer mención a las entidades que, bajo el cobijo de la Comisión Cívica, han hecho posible este acto de recuerdo y reconocimiento. Lamentablemente no está entre ellas el Ayuntamiento de Alicante; sí el Ministerio de la Presidencia, partidos políticos (PSOE, IU, PCE), sindicatos (CCOO, UGT, Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza), asociaciones (Foro por la Memoria, Asociación de Estudios Miguel Hernández) y varias entidades masónicas con una sola voz: Todas las Logias españolas Gran Oriente de Francia.
*Fotografía procedente del Diario Información. Agencia EFE. Manuel Lorenz.
Et si omnes, ego non.