Homenaje en el pase al “oriente eterno” del hermano onias neto

Por Vguerra
En estos días, tras una larga enfermedad ha pasado al Oriente Eterno el Hermano  Antonio Onías Neto, miembro del Supremo Conselho do Rito Moderno del Brasil, del cual fue Soberano Gran Inspector y miembro de la ACADEMIA INTERNACIONAL DEL V ORDEN RITO MODERNO ,  y de la UNION MASONICA UNIERSAL DEL RITO MODERNO.

Desde aquí presentar , tanto como como Director de la Academia, como por el colectivo de aquellos cuantos la formamos, así mismo presentamos nuestro pésame a la familia del Hermano Onías Neto.Foto del Hermano Onías Neto de febrero del 2013 Como homenaje a este Hermano traigo hasta este blog un interesante trabajo de este Hermano publicado en el libro Rito Moderno, Tercer Milenio. Publicado en la Masónica.esCONSIDERACIONES SOBRE EL RITO MODERNO O FRANCÉS Antônio Onias Neto  Supremo Consejo del Rito Moderno Oriente de São Paulo Mucho se critica y poco se conoce al respecto del Rito Moderno o Francés. Una de las más infantiles acusaciones (?) o afirmaciones gratuitas que se hacen sobre el Rito es ser ATEO. Es lamentable que masones, que deberían conocer un poco de filosofía y teoría del conocimiento, confundan ateísmo y agnosticismo. El Rito Moderno, por saber que la actitud filosófica de la Masonería es la búsqueda constante de la verdad y por otro lado, al ver que la verdad, para que sea considerada en toda su amplitud, debe ser absoluta e infinita, abraza la corriente de pensamiento que reconoce la imposibilidad del conocimiento de lo Absoluto por el hombre en su finitud y relatividad, es decir, el AGNOSTICISMO. Manifestando así una posición de humildad ante lo Absoluto. Lo que debería ser una característica de todo masón. Añádase también que el gnosticismo, como teoría de la posibilidad del conocimiento (no confundir con los llamados “Gnósticos” del inicio de la Era Cristiana), afirma que es posible conocer lo Absoluto. Ahora bien, el ateísmo, al afirmar categóricamente la inexistencia de Dios, pertenece a la corriente gnóstica, puesto que, en esa afirmación, muestra ser posible conocer lo Absoluto, de donde podemos concluir que el ateo jamás será agnóstico y el agnóstico no puede ser ateo, pues sus teorías sobre la posibilidad del conocimiento chocan frontalmente. Por otro lado, hay religiones, como el Budismo, que, en su origen, toma una posición agnóstica, no preocupándose en explicar lo Absoluto, reconociendo la imposibilidad de definirlo. De este modo, el Rito Moderno acoge en su seno, sin ninguna restricción, hermanos de las más diversas profesiones religiosas y filosóficas, puesto que, incluso siendo él agnóstico, no impone a sus miembros el agnosticismo, pero exige de ellos una posición relativa en cuanto a la posibilidad de que otros hermanos, que abrazan otra filosofía, estén en lo cierto, pues quien es dueño de la verdad no tiene necesidad de buscarla o intentar encontrarla. Otra afirmación que se hace sobre el Rito Moderno es su anti-religiosidad, lo que no pasa de ser otra confusión, que los diccionarios, si fuesen consultados, ayudarían a esclarecer. El prefijo “anti” quiere decir “contra”. Lo que mejor cabría para el Rito es el prefijo “a”, que significa “inexistencia”, “privación”; y es empleado en el sentido de equidistancia entre el “a favor” y el “en contra”. La Masonería es equidistante de las religiones, no es una secta religiosa y los hermanos que así la transforman son, evidentemente, o aquellos que intentan desvirtuarla, o aquellos que insatisfechos con sus religiones buscan en la Masoneía una nueva religión o la compensación para sus frustraciones místicas. Y, basándose en la equidistancia en relación a las religiones, el Rito Moderno no adopta la existencia de la Biblia en el Triángulo de Compromisos, Altar de Juramentos para otros Ritos. Los defensores de la colocación de la Biblia alegan que debe haber un “Libro de la Ley Revelada”. Ahora, la Biblia solo pasó a ser adoptada en algunas Logias a partir de 1740, antes de eso Anderson y los demás masones aceptaban la obligación del “Libro de la Ley”, Ley Masónica, Ley Moral. Añádase que hay religiones como la Umbanda (1), el Candomblé (2), la Pajelança (3), y otras, con diversos adeptos entre nosotros, que poseen un libro de la ley revelada, cuya tradición es oral. Preguntamos, ¿qué libro religioso se colocaría en presencia de tales hermanos? Vemos constantemente hermanos judíos y musulmanes que cuando son iniciados y en sus exaltaciones son impelidos a jurar sobre la Biblia cristiana, en traducción católica o protestante, en una auténtica violación de sus conciencias y de los principios masónicos, o... en una prueba de que tales juramentos son falsos. Nuestro “Libro de la Ley” son los principios de la Sublime Orden, como mucho las Constituciones de las potencias a las cuales pertenezca la Logia, donde constan tales principios, o, incluso, las Constituciones de Anderson, en su redacción original, que dio origen a la institucionalización de la Masonería moderna. Aprovechamos para transcribir el artículo primero de la Constitución de Anderson, que es bastante claro respecto a este asunto:“El masón está obligado, por su vocación, a obedecer la Ley Moral y si comprende sus deberes, nunca se convertirá en un estúpido ateo, ni en un libertino irreligioso. A pesar de que en los tiempos antiguos los masones estaban obligados a practicar la religión que se observaba en los países que habitaban, hoy, se cree más oportuno no imponerles otra religión, sino aquella que todos los hombres aceptan y darles completa libertad en lo referente a sus opiniones particulares. Esta religión consiste en ser hombres buenos y leales, es decir, hombres honrados y justos, sea cual fuere la diferencia de denominaciones o de creencias. De ese modo, la Masonería se convertirá en centro de unión y es el medio de establecer relaciones amistosas entre personas que, fuera de ella, habrían permanecido separadas”.(4) Después de la lectura de este texto, muy poco se podrá añadir al respecto, aparte de que hay religiones que no permiten al hombre arrodillarse ante su semejante, como exigen algunos ritos, lo que no está permitido en el Rito Moderno. Otra vez el Rito demuestra, con su actitud, ser equidistante y respetar la religión de todos los hermanos. Sería bueno que los hermanos que se denominan religiosos, estudiasen un poco la historia y el contenido de otras religiones además de las nuestras, saliendo de una posición sectaria, prohibida por la Orden. Otra “terrible” acusación que se hace al Rito es no invocar y tampoco adorar al “Gran Arquitecto del Universo”, habiendo evitado incluso su nombre en los rituales. Ahora bien, hermanos míos, por más buena voluntad de la que podamos estar imbuidos, nunca dejaremos de invocar a las entidades religiosas a las que estamos ligados dentro del área y rituales propios de nuestra religión, y, estaremos de esta forma hiriendo siempre y violando las creencias y las formas de adoración de otros hermanos. Dejemos las adoraciones y las invocaciones para hacerlas en nuestras iglesias, nuestras sinagogas, nuestros templos religiosos, nuestros centros, nuestros terrenos (5), nuestras casas, y evitemos hacerlas en la Logia, donde tenemos la obligación de no obligar a ningún hermano a repetir fórmulas con las que no pueda concordar su conciencia. En cuanto al no uso del nombre del Gran Arquitecto del Universo en los Rituales, solo empezó a ocurrir a partir de la Convención de 1877, por conclusión del ponente de la propuesta de exclusión de su uso en los rituales del Gran Oriente de Francia, y, es bueno recordar que este hermano ponente era un religioso, el pastor protestante Frédéric Desmons. (6) Este fue el gran motivo para que la Gran Logia Unida de Inglaterra rompiese relaciones con el Gran Oriente de Francia, mientras que, el Gran Oriente de Bélgica, desde 1872, prohibió la invocación y la inclusión del Gran Arquitecto del Universo en sus Rituales, y no por eso la potencia inglesa rompió relaciones con los belgas. El principal fundamento para la exclusión del nombre del Gran Arquitecto del Universo de los Rituales es haber utilizado los hermanos día a día, como se puede observar, el símbolo del Principio Creador, de la Energía Inteligente, del Ente Supremo, del mismo modo que se vulgarizó el término Dios, particularizando su empleo, invocándolo y adorándolo conforme a su religión y no como símbolo de todas las concepciones que se tengan de lo que es el Origen del Universo. Antes de concluir estas breves consideraciones generales sobre el Rito Moderno o Francés, no podríamos olvidar el problema de los “Landmarks”. ¿Qué son los “Landmarks”? El propio nombre lo dice: son marcas de tierra, límites, linderos, y como tal debemos considerarlos. Nunca como dogmas. Recordemos: EN LA MASONERÍA NO EXISTEN DOGMAS, EXISTEN PRINCIPIOS. En Brasil existe una verdadera psicosis por los “Landmarks” de Mackey, y sin embargo, cuando la Masonería vino a nuestra patria, ni siquiera existían, habiendo aparecido apenas en 1858. Hermanos míos, la pregunta sigue siendo: quién dio poderes a nuestro hermano Mackey para firmar dogmas dentro de la Sublime Orden? Particularmente uno de ellos: el 25º, que no permite cualquier alteración, hiriendo el principio de la investigación constante de la verdad, de evolución, de búsqueda, de declararse progresista: nada puede cambiar a partir de él, es el dogma de la inmutabilidad, de la no evolución. Es evidente que el Rito Moderno, dentro de esos términos, no podría aceptar los “Landmarks” de nuestro querido hermano, que pretendió impedir uno de los fundamentos de la Masonería: LA LIBERTAD. Hermanos míos, diversos son los “Landmarks” más conocidos, tales como los de Findel, de Lecerff, de Pound, de Mackey, de Grant, que llegan a 54, y muchos otros. ¿Cuál de ellos es el profeta que recibió la inspiración divina para afirmar que su catalogación es la correcta? ¿Qué congreso masónico mundial concluyó que sean estos o aquellos los “Landmarks” aceptados universalmente? ¿Deberán los “Landmarks”, incluso universales, estacionarse en el tiempo y el espacio? Solo para recordar, debemos citar que muchos de nuestros hermanos de otros Ritos y de otras potencias concuerdan plenamente con nosotros en la tesis que adoptamos sobre los “Landmarks”. Clamamos a los hermanos de todos los Ritos y de todas las potencias: debemos preocuparnos con aquello que nos une y relegar a segundo plano lo que nos separa. Este es el objetivo principal del Rito Moderno cuando da lugar a la institución de un “Gran Oriente”: admitir la diversidad de los Ritos, uniendo, en una misma potencia, hermanos de las más diversas posiciones filosóficas en un verdadero universalismo, pues este es el principio fundamental de la sublime Orden. LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD Notas de la traductora: (1) Umbanda: religión basada en cultos africanos, brasileños, cristianos, orientales, espirita-kardecista y magia. (2) Candomblé: religión afro-brasileña definida como animista. (3) Pajelança: práctica religiosa de los curanderos de la Amazonia. (4) Se ha traducido el fragmento de las Constituciones de Anderson del portugués, tal cual figura en este texto. (5) En el original, “terreiros”, sitio donde se practica el Candomblé. (6) Un fragmento del texto presentado por el Pastor Desmons decía así: “(...) Pedimos la supresión de esta fórmula porque si es embarazosa para los Venerables y las Logias, no lo es menos para los profanos que animados del sincero deseo de formar parte de nuestra grande y bella Institución, que se les ha descrito correctamente como una Institución generosa y progresista, se ven de repente detenidos por esta barrera dogmática que su conciencia no les permite saltar. Pedimos la supresión de esta fórmula porque nos parece bastante inútil y extraña al objetivo que persigue la Masonería. Cuando una sociedad de sabios se reúne para estudiar una cuestión científica ¿se siente obligada a poner en la base de sus Estatutos una fórmula teológica cualquiera? No, ¿no es así? Los sabios estudian la ciencia independientemente de toda idea dogmática o religiosa. ¿No debería ser igual en la Masonería? ¿Es que su campo no es bastante vasto, su dominio suficientemente amplio, para que no le sea necesario poner pie en un terreno que no es el suyo? Dejemos a los teólogos al cuidado de discutir los dogmas, dejemos a las Iglesias autoritarias al cuidado de formular sus Syllabus, pero que la Masonería quede en lo que debe ser, es decir, en una Institución abierta a todo el progreso, a todas las ideas morales y elevadas, a todas las inspiraciones amplias y liberales (...)”. Víctor Guerra. Vº Orden, y 9º Grado del Rito Moderno.