En el acto estuvieron Martín Fresneda y Claudio Morresi -secretarios de Derechos Humanos y de Deportes, respectivamente, del gobierno nacional-, Alicia Pierini -defensora del Pueblo de la Ciudad-, Lita Boitano y Daniel Tarnopolsky -de Familiares- y Celedonio Carrizo, un ex preso político. En la primera fila de los asistentes -unos cien- estaba Estela de Carlotto, de Abuelas de Plaza de Mayo. También se encontraban familiares y amigos de Cata, y algunos de sus compañeros de militancia bajo la dictadura militar.
Invitado por la compañera Graciela Lois -que militó con Cata en Familiares-, Marcelo Ramal inauguró la placa junto a Mercedes (la nieta de Cata) y Lita Boitano, también compañera de Cata en aquellos años. Marcelo hizo hincapié en que el nacimiento de Familiares fue un acto de rechazo político a la práctica colaboracionista de las organizaciones tradicionales de derechos humanos con la dictadura militar. Este bloque era orientado políticamente por un arco que reunía desde la UCR hasta el PJ, pasando por la burocracia sindical y por el PC -que sostenía que los planteos de Videla “interpretan la voluntad de la inmensa mayoría del país” (informe de su dirección, a través de Arnedo Alvarez, 20/11/78)-. Aún no habían aparecido las Madres de Plaza de Mayo. Familiares se proponía luchar por la “aparición con vida” de los luchadores desaparecidos, por medio de la movilización. Madres se instalaría más tarde en Plaza de Mayo: el 30 de abril de 1977.
Ramal señaló: “ni ‘Familiares’ ni ‘Madres’ nacieron por generación espontánea. En aquellos años se escuchaban los cantos de sirena de aquellos que aspiraban a una convivencia con la dictadura, a la que llegaron a llamar, incluso, ‘dictablanda’. Familiares y Madres surgen como una gran expresión de rebeldía a esa tentativa de coexistencia con la dictadura. Sin esa independencia, no había lucha posible por las libertades y contra la represión”.
“Cata Guagnini -continuó Marcelo- abrazó la causa y la militancia organizada en el socialismo revolucionario, mientras desplegaba su lucha decidida por las libertades y contra la opresión dictatorial, que le sustrajo dos de sus hijos. Pero nunca trazó una línea divisoria entre una y otra lucha. En definitiva, detrás del crimen, de la desaparición y de la tortura estaba un régimen social fundado en la explotación social, en el robo de trabajo ajeno”.
“Recuerdo a Cata, en Familiares, llenando aquellas fichas de cartón donde se incluían los datos de los compañeros desaparecidos: dónde habían trabajado, en qué contexto de militancia gremial y política habían sido secuestrados. Con esos datos, ‘Familiares’ construyó una de las más serias denuncias políticas contra la dictadura: el 80% o el 90% de los desaparecidos eran delegados gremiales, estudiantiles, representantes de importantísimos movimientos que envolvían a miles de trabajadores o jóvenes. La pretendida ‘guerra sucia’ no era tal: la dictadura había venido a tronchar lo mejor de una generación que había salido a batallar por su emancipación política”.
Ramal reivindicó “en Cata a toda la militancia obrera y popular que batalló contra la dictadura. Se ha echado a rodar el mito de que los genocidas encontraron a su paso un campo yermo, sin que nadie la enfrentara. Es lo que dicen, con seguridad, todos los que colaboraron con ella, buscando justificar esa colaboración. Pero hubo una militancia activa que enfrentó a la dictadura, organizando a sus compañeros de trabajo o de estudio. Cata fue parte de ella, y homenajeamos en ella a todos los luchadores obreros, socialistas y revolucionarios que combatieron la dictadura, y a todos los militantes populares que también lo hicieron”.
“Pasada la dictadura militar -siguió Marcelo-, Cata Guagnini nos llenó de orgullo al ser la primera candidata a vicepresidenta por el Partido Obrero, acompañando a otro querido compañero, Gregorio Flores. Que fue candidata a diputada nacional, que recorrió el país y, llegado el momento, siguió la lucha que había inaugurado en los años de la dictadura batallando contra las leyes de impunidad, el punto final y la obediencia debida y, por sobre todas las cosas, defendiendo la misma bandera con la que había nacido ‘Familiares’: la independencia frente al Estado, la denuncia y la lucha contra la cooptación de los movimientos de derechos humanos, por parte de ese mismo Estado y de los que gobiernan (…). Con seguridad, si la hubiéramos tenido en estos años, estaría al pie del cañón reclamando la aparición de Jorge Julio López, de Luciano Arruga y el juicio y castigo a los asesinos de Mariano Ferreyra”.
Ramal completó el homenaje con “nuestro compromiso actual con las banderas que defendió Cata, las banderas de la lucha contra la opresión, por la libertad, por la emancipación social y la revolución socialista”.
Algunos funcionarios sólo ingresaron en el salón y se ubicaron en el panel cuando Ramal terminó su intervención. Es probable que, de ese modo, hubieran querido tomar distancia de la semblanza de Cata que trazó Ramal, y que era una condena a la cooptación de los movimientos populares. Los oradores posteriores se concentraron en reivindicar al gobierno actual, pero no pudieron aportar una sola conclusión política sobre ‘Familiares’, sobre su nacimiento y sobre su lucha política. En su enorme mayoría, quienes trabajan por la integración de los “derechos humanos” al Estado no formaron parte de ella. En los años de plomo, sus antecesores políticos practicaban la convivencia con la dictadura y estaban en la vereda de enfrente de “Madres”, de “Familiares” y de “Abuelas”. Algo de todo esto debió ser advertido por el público presente que, invitado en su mayoría por los organizadores, interrumpió a Ramal con un cerrado aplauso, cuando éste reivindicó a Familiares en su lucha por la independencia política frente al Estado.
Agradecemos a Graciela Lois, integrante de Familiares y compañera de Cata en los años de la dictadura, su preocupación por asegurar que el Partido Obrero estuviera presente en este acto, para reivindicar a una de sus más queridas e importantes compañeras, en los términos políticos que ella misma hubiera elegido.
Corresponsal