Hace unos días les conté cuales eran los principios básicos de la homeopatía.
El primero de ellos (que existe algo llamado dinamismo vital) ni vale la pena que me detenga, cuando demuestren que existe eso, me llaman y hablamos.
Pasemos directo al segundo de esos principios: la ley de similitud.
Esta “ley” dice que lo semejante se cura con lo semejante (similia similibus curantur).
Para analizar este disparate, tratemos de ponernos en la cabeza de Hahnemann cuando se le ocurrió la brillante idea.
Hahnemann había visto que ciertas sustancias producían síntomas similares a los de ciertas enfermedades:
El bueno de Samuelito, sacó la siguiente conclusión: si producen los mismos síntomas, dando una, curo la otra (?) <- eso en ajedrez significa “mala jugada”
Ahí no terminó la cosa: si bajaba las dosis de las sustancias, los síntomas disminuían… entonces Samuelito en lugar de darse cuenta de lo obvio, llegó a la conclusión que cuanto más diluída estaba la sustancia más poder curativo tenía (??) <- eso en ajedrez significa “jugada pésima”.
No hace falta ser Einstein para darse cuenta que cuanto menos sustancia haya en algo, menos efecto tendrá!
Pasa con el azúcar en el café: cuanto menos azúcar, menos azucarado estará. Pasa con el alcohol en un trago: cuanto menos alcohol, menos alcohólico será el trago.
Y pasa con todo, incluso con las sustancias de Hahnemann: cuanto menos sustancia, menos síntomas provoca, obviamente!
Eso sí es química básica!
Pero para la homeopatía la química es una pérdida de tiempo, y con sus postulados de alquimia pretende que cuanto menos sustancia exista, más poder tiene un preparado… y esto trae como consecuencia el siguiente principio, la dilución extrema que trataré más adelante.
Por último, pensar en tratar las enfermedades de acuerdo a sus síntomas es algo tan erróneo que no resiste análisis (de hecho a los malos médicos se los llama “sintomatólogos” por sólo tratar síntomas y no las causas).
Imagínense que muchas enfermedades cursan con iguales síntomas y muchas veces se dificulta realizar el diagnóstico diferencial entre ellas. O sea, los síntomas son los mismos pero las causas son diferentes y requieren por lo tanto tratamientos diferentes.
Pongamos por ejemplo el síntoma “dolor de cabeza“. Puede estar causado por un tumor, por un ACV, por defectos en la visión, por una migraña, por intoxicaciones, por meningitis, y un larguísimo etc…
Pensar que se pueden tratar todas en base a un único tratamiento es simplemente brujería, no medicina.
Bonus: Se comenta que algunos homeópatas quieren tratar la artritis reumatoide, así que están desesperados buscando una sustancia que cause esto:
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure