¿Homofobia trasnochada?

Publicado el 16 agosto 2013 por Jmartoranoster

Hindu Anderi.

Oportuna ha sido la reciente intervención en la Asamblea Nacional del diputado Pedro Carreño, para darle un nuevo empuje a un tema que necesariamente queramos o no, tenemos que enfrentar en una sociedad como la nuestra, en Revolución y que no puede circunscribirse a los efectos que puede tener o no en unas próximas elecciones.

El respeto a la homosexualidad es un asunto de primer orden. No sólo porque está garantizado el derecho de los y las homosexuales en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, sino porque entre el legado del Comandante Supremo Hugo Chávez se encuentra salvaguardar las garantías de las minorías.

Nuestra sociedad es machista como casi todas las sociedades del mundo. Desde que el niño ve luz le es dicho, casi ordenado, que podrá tener todas la mujeres que quiera y a las niñas le mandan a cerrar bien las piernas o de lo contrario será la comidilla de todos y nadie la querrá. El color azul es exclusivo para los varones y a las hembras les endilgan el rosa, no obstante les parezca ridículo.

Aunque el diputado del PSUV, en realidad lo que quería y debía resaltar en su discurso ante la Asamblea Nacional, era la corrupción de quienes usando fondos públicos protagonizan grandes bacanales, y cuya conducta riñe con la de los ciudadanos que respetan el derecho del resto, a compartir sanamente los espacios y vías públicas, la homosexualidad supuesta de ciertos miembros de un partido de derecha tomó preponderancia, porque la doble moral y el prejuicio de algunos salió a flote.

No se trata de llevar al paredón al parlamentario Carreño, quien por cierto pidió disculpas luego de su intervención, ni a los cientos de miles que se les sale a diario un mal chiste, un comentario o un insulto que denigra de la condición sexual del otro, o de la otra. Se trata de cercar las prácticas reñidas con la moral y la ética que debe ostentar cualquier servidor público, quien tiene además la responsabilidad de administrar patrimonio del Estado.

Pero la supuesta homofobia de la que tanto acusan al PSUV o al gobierno, los voceros de los sectores más reaccionarios del país, no sólo se pudiera evidenciar en comentarios hechos en programas de opinión, en radio o televisión, pública o privada. Los llamados sketch de los espacios de “humor” a los que nos tiene acostumbrados la televisión nacional y enlatada son una muestra del atraso que vivimos en relación con un asunto meramente intimo y personal.

Quienes hoy censuran al parlamentario -cuyos comentarios por cierto no reflejan la opinión del gobierno ni de toda la militancia revolucionaria- ni lo hacen ni lo hicieron con los espacios, que al contrario defienden y llaman populares, como los transmitidos por un canal cuya concesión no le fue renovada años atrás, y que por ello se armó tremendo revuelo en el país acusando al Comandante Hugo Chávez de atentar contra la libertad de expresión. Famosos cortos de ese espacio como “Aiii me rayé”, “Charlie Mata”, “los peluqueros”, “los llaneros machos”, “el hombrezote” y otros tantos naturalizaron la burla en contra de los homosexuales. A ello le unimos las famosas gaitas de “las locas” que se vendieron como pan caliente.

Mensajes permanentes como esos inducen a los niños a insultar a sus compañeritos de salón si tienen un ademán femenino; o al machote al volante a gritarle “marico”
al conductor que le robó la derecha. Eso sí es algo normal.

¿Cuentas en rojo?

No ha habido otro momento en la historia como éste donde se haya defendido a lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales e intersexuales. Aunque aún no cuenta con una Defensoría Especial para la atención de la sexodiversidad, la Defensoría del Pueblo atiende y da respuestas a los casos y denuncias que se hacen por violación de sus derechos o violencia física, entre otros.

En el Plan de la Patria (5.3.3.2) señala el Comandante Supremo: “Poner especial acento en las relaciones de género. En este sentido, impulsar la creación de grupos de trabajo conformados por mujeres, al fin de reflexionar sobre su vida familiar y laboral y producir estrategias de resistencia y liberación, ya que sufren el embate de las culturas dominantes, donde la mujer es relegada a un papel secundario, sufriendo a menudo formas explícitas de violencia. Lo mismo aplicaría a los grupos sexodiversos, (homosexuales, lesbianas, bisexuales y personas transgéneros), obligados a vivir una condición de represión y humillación, donde la única vía de salida es la frivolidad ofrecida por el mundo capitalista”.

Qué más muestra de una política vanguardista que este objetivo que forma parte de la propuesta del entonces candidato presidencial Hugo Chávez, convertida ahora en el plan de vida de esta Revolución.

Claro que hay vacíos y deudas en este sentido. Falta no sólo voluntad política para condenar en la Asamblea Nacional la discriminación por éste motivo, sino también el compromiso de quienes demandan tales transformaciones. No se puede quedar en una marcha o en una declaración o comunicado. Hay que bailar pegao´ con las instituciones para que esos cambios revolucionarios se hagan en el menor tiempo. Pero convencidos y convencidas de que ha sido sólo en Revolución donde estos grandes pasos se han dado.
Y ha sido iniciativa de los y las revolucionarias las transformaciones en esta área, porque los parlamentarios de derecha no han hecho esfuerzos por contribuir con dichos cambios estructurales.
La Revolución con todas sus fallas ha priorizado la atención a los excluidos, que en eventos como la Segunda Guerra Mundial, fueron asesinados por los nazi en campos de concentración como las personas con diversidad funcional física o psíquica, los afrodescendientes y los homosexuales, entre otros. Y que en la Cuarta República no sólo fueron invisibilizados sino perseguidos.
Pero no es suficiente, de manera paralela hay que dar la discusión pública, porque no es en el Congreso donde hay mayor resistencia al cambio de visión con respecto a la sexodiversidad. Es en la comunidad, en la escuela, en la universidad, en la iglesia, en los espacios públicos en los que abunda el sectarismo; los prejuicios, los complejos y las creencias religiosas, que impiden abrir los sentidos y reconocernos en toda la plenitud de eso tan diverso, tan heterogéneo, tan múltiple y tan complejo que es el ser humano, Que no el capitalismo, sino el socialismo bolivariano ha asumido como prioridad, sea heterosexual u homosexual.