El tema del debate actual en el seno de diferentes agrupaciones LGBTI constituye las declaraciones del moderador del Programa “La Hojilla”; en virtud de las cuales, en su reconocido y hasta celebrado estilo directo, franco y “sine anestésico” expresa sus puntos de vista personales acerca de la comunidad LGBTI, los cuales, francamente (Apelo a la objetividad de quienes lean esto) no son los más favorables.
Me parece errado “caerle encima” al conductor del programa sólo porque tenga un punto de vista divergente, hasta negativo, de la comunidad de la cual formamos parte; lamentablemente, lo que dijo el presentador no es ni más ni menos de lo que muchos hemos oído alguna vez en el trabajo, la universidad, el mercado; incluso, algunos lo habrán escuchado de la boca de un consanguíneo; tampoco puede decirse que es culpa del Chavismo; basta revisar quien ganó en 2010 el premio del”Homofóbico del Año” que fue creado por Unión Afirmativa, una ONG Pro LGBTI de Venezuela.
Si algo queda claro es que la homofobia, es decir, el desprecio, ridiculización, vejación, menosprecio y/o rechazo hacia los homosexuales es una característica que no discrimina, paradójicamente, en color de piel, edad, religión, posición económica o tendencia política. No obstante, llama la atención que dentro de la Izquierda este prejuicio sea casi idéntico al que pueda hallarse en la derecha más conservadora y tramontana, la de la burguesía santurrona, la del Evangelio según San Dinero, la de la supremacía del hombre blanco y heterosexual.
Ahora bien, quisiera dar un punto de vista acerca de un artículo que ha propósito se ha publicado en el sitio web de Aporrea.org. Con un título bastante peyorativo, un artículo baraja argumentos que son algunos más fuertes que otros; en líneas generales, se nos acusa por enésima vez de dirigir una logia internacional, al mejor estilo Iluminatti, para homosexualizar a la humanidad, como dijera un Cardenal de cuyo nombre no quiero acordarme; sin embargo, dice una gran verdad: La Homofobia en Venezuela es importada.
Efectivamente, los estudios antropológicos han llegado a afirmar que en la América Precolombina los homosexuales éramos considerados seres de elevada espiritualidad y por esta razón, un buen augurio; en consecuencia, eran estos y no otros los que estaban destinados a convertirse en sanadores, los conocidos Chamanes. Estos individuos contaban con el respeto solemne de todos sus semejantes. No obstante, la aspiración del homosexual del Siglo XXI no es que se tenga un concepto de la persona LGBTI como ser superior; sino como IGUAL ante la sociedad y la ley.
Ha sido un objetivo de la Revolución Bolivariana el reivindicar el legado ancestral de nuestro país y quitarles el protagonismo a los colonizadores españoles y darles su lugar a los indígenas y afrodescendientes que forman parte de nuestro origen étnico tan particular. Para romper con el ignominioso pasado no basta con derrumbar estatuas de Cristóbal Colón sino más bien, transformar la escala de valores inspirada en un cristianismo, que si bien tiene enseñanzas invaluables, se nos fue impuesto a punta de espada y sangre.
Se llega a decir que la homosexualidad no es revolucionaria; habría que preguntarse a que se estaría refiriendo con eso la autora, debe reconocerse que hizo un audaz juego de palabras con eso: Efectivamente, la homosexualidad no es en lo absoluto nada nuevo; ahora bien, podría entenderse como la idea de que, según Marx, la homosexualidad no es más que un “vicio burgués”. Lo que no se entiende es la comparación con el Calígula de Malcom McDowell, pues es seguirle la falsa idea al estereotipo del homosexual falofílico, parafílico y pervertido.
¿Cómo se define a la mejor opción de vida? Sería muy temerario responder la cuestión; pero en este caso se llega a decir que la heterosexual es la mejor, pues está en “armonía” con las “fuerzas de la naturaleza” una naturaleza donde abunda el hermafroditismo (Casi todas las plantas) y hay casos documentados de homosexualidad en casi todas las especies animales. ¿El gran pecado de los homosexuales es que no nos podemos reproducir? Los curas católicos tampoco, en virtud de su el voto de castidad; entonces,¿Arderán con nosotros en el infierno también?
¿Los hombres son hombres y las mujeres son mujeres? Efectivamente, el hecho de que alguien sea gay o lesbiana no lo convierte en una persona del sexo opuesto; existe el caso de la comunidad Transgénero que es totalmente diferente y sobre la cual hace falta mucha más lectura para poder argumentar (a favor o en contra) con la responsabilidad de saber lo que se dice. ¿Los homosexuales nos creemos superiores a los heterosexuales? En ningún momento, el problema es que la cosa va al revés y eso deriva en un trato abusivo y discriminatorio.
¿La mayoría del pueblo es heterosexual? Sin dudas; pero también, la mayoría del pueblo no es afrodescendientes, ni indígena, la mayoría del pueblo no practica la religión Yoruba y de hecho, la mayoría del pueblo es masculina; entonces, los afrodescendientes deben servir a la mayoría en esclavitud, los indígenas deben ser “civilizados”, no deben hablar su lengua minoritaria y se debe prohibir la práctica que otra religión que no sea “la verdadera, única y cristiana” y la mujer debe estar subordinada al hombre; al fin y al cabo por su culpa cayó Adán en el pecado… No gracias, prefiero a mi mundo Caligulezco pero donde todos seamos iguales, no importa si seamos menos.
@gomaldavidegalajxo.blogspot.com