Crítica. Música. -
“Honestidad bestial”
THE DEL LORDS, THE WESTERN SIZZLERSAcapulco, Gijón.Miércoles 6 de noviembre de 2013.
No son tiempos para el rock´n´roll cuando miras a tu alrededor y ves cómo se han transformado muchas de las vidas que conoces y otras que intuyes. El trayecto de las ilusiones ochenteras hasta la desazón actual de las corruptelas de un país empeñado en repetir todos los malos hábitos de su dilatada historia es el mismo recorrido de los veinticuatro años y medio que transcurrieron entre el primer concierto de los Del Lords en Gijón, en la sala La Fábrika un 14 de abril de 1989 y el de este desangelado miércoles de otoño. Pero si algo une ambas fechas es el sentido del espectáculo, el concepto del rock como algo especial, como un disfrute para los sentidos, una celebración única cada día, en cada lugar, haya medio centenar o cinco mil personas enfrente. Sólo así se puede gozar de una magnífica lección de rock americano de guitarras, absolutamente necesaria en estos tiempos de mediocridad retransmitida al instante por las redes sociales.Canciones del pasado tan redondas como “Cheyenne”, reinventadas en una versión jameada como el indispensable “Judas kiss” o las nuevas correspondientes al aseado “Elvis Club”, y pasando por una magnífica, sentida “I´m waiting for my man” de la Velvet Underground en un emocionante homenaje a su amigo Lou Reed. Conformaron un concierto a la altura de la leyenda de unos tipos con un bagaje tan enorme como Scott Kempner, el magnífico y simpático Eric Ambel y Frank Funaro.
Abrieron The Western Sizzlers, quinteto de rock juerguista con un guitarrista tan desopilante y efectivo como Rick Richards (Georgia Satellites) y un vocalista entre Lee Brilleaux y Pete Postlethwaite, como un personaje de una peli de Guy Ritchie, pura juerga que si nos hubiera pillado de finde vaya usted a saber cómo hubiéramos acabado. Pura (y necesaria) diversión para olvidarse de las tribulaciones que se empeñan en perseguirnos como un malogrado amor.
MANOLO D. ABADFotos:PACO WALKS SOFTLY