Honeymoons, del director serbio Goran Paskaljevic, es la primera coproducción serboalbanesa en la historia del cine. Y este dato no es anecdótico, porque demuestra la intención que hay detrás de la película: superar el odio creado por los nacionalismos de la región.
Con este objetivo, la narración presenta a dos parejas jóvenes que quieren emigrar a Europa. Por pequeños detalles sabes que unos son de una aldea albanesa, cerca de la frontera con Serbia; y los otros viven en Belgrado. No hay una construcción previa de los personajes, de su psicología, sino que Goran Paskaljevic los libera en un espacio donde el odio producido por el conflicto de los Balcanes sigue vivo. Y su personalidad se muestra cuando actúan, en el momento en que intentan relacionarse con ese entorno hostil.
Y el espectador lo tiene complicado para entender las situaciones de violencia que se presentan. El fondo es odio entre dos pueblos pero -por su juventud- estas dos parejas olvidan el pasado, y no se involucran en las disputas que los adultos siguen manteniendo. Por eso, el director no quiere hacer un análisis de los Balcanes, no presenta al público una manera de hacerlo; sino que quiere superar ese conflicto a través de sus personajes. Las nacionalidades se mezclan para conseguir este fin.
La película relaciona los hechos y a los personajes con detalles nimios, aunque no son vidas que se cruzan ni se afectan. Son paralelas y, así, la narración salta de una a otra. Para unir esas redes, destacan los elementos que Paskaljevic va incorporando, como las noticias que se escuchan en la radio sobre un atentado suicida; o el celo que uno de los protagonistas guarda por proteger sus manos.
Pero no todo en Honeymoons es drama, también hay espacio para el esperpento, para el humor irónico que se presenta en algunas escenas. Por ejemplo, en una fiesta de boda celebrada en un patio dividido por la mitad por una alambrada, que separa a dos hermanos -cada uno de un bando en la guerra-. El odio que se transmiten esas dos personas -y cómo lo muestran- es esperpéntico, y hace que olvides qué hay detrás de cada individuo, y sólo veas el ridículo de sus actos.
Honeymoons es una película comprometida con las personas que se odian en los conflictos. Es un intento de olvidar la guerra a través de los jóvenes. Y con esta obra Goran Pasjkaljevic ganó el pasado noviembre la Espiga de Oro en la Seminci de Valladolid, y se consagra como el más laureado en este festival -tras triunfar con La otra América (1995) y Los optimistas (2006)-.