Revista Viajes

Hong Kong, donde el lujo no es vulgaridad

Por Pilag6 @pilag6

Empezaba el mes de junio de 2015. La Copa América de fútbol estaba por comenzar. Todavía no sabíamos que Chile se iba a coronar campeón por primera vez en su historia ganándole la final a Argentina por penales. Nosotros dejábamos Filipinas con más pena que emoción por el nuevo destino. Pero de Filipinas ya escribimos y mucho. Ahora toca seguir el viaje narrativo y hablar de Hong Kong, ese raro país, ciudad, estado, provincia o como quieran llamarlo donde el lujo no es vulgaridad. Allí pasaríamos una semana entre la pompa de sus calles, sus Shopping Mall acondicionadamente fríos, sus rascacielos de oficinas multinacionales y el misticismo de Chungking Mansions, el multicultural edificio de hoteles famoso para mochileros.

Hong Kong, donde el lujo no es vulgaridad

Salimos desde el aeropuerto de Clark, Filipinas a las 17:35 horas y llegamos a Hong Kong a las 21:00 horas. El vuelo fue bastante movido. Mucha turbulencia. Parecía una montaña rusa. Laura rezaba vaya a saber a qué Dios. Yo miraba a una mujer que estaba en el asiento de enfrente que se había puesto pálida. Las azafatas trataban de tranquilizar a los pasajeros con pésimos resultados. Ese avión se había transformado en un caos. Después de un rato muy largo el piloto comunicó que lo peor había pasado. Todos largamos un profundo suspiro que veníamos conteniendo desde que despegamos. Al fin estábamos en Hong Kong.

Primer alojamiento: el aeropuerto

Una vez en el aeropuerto buscamos cuáles eran los mejores asientos y armamos una especie de campamento atrás de las oficinas de las agencias de hoteles. Allí pasamos la noche y no sería la última vez que durmiéramos en el aeropuerto de Hong Kong. A decir verdad, este aeropuerto en particular es muy cómodo en todo sentido. Los asientos tienen un solo apoyabrazo cada tres, lo que te permite tirarte a dormir tranquilo, hay WiFi gratis las 24 horas, cargadores de electricidad, baños super limpios, McDonald's y restaurantes, tiendas, Seven Eleven, qué más se puede pedir. Tentados estuvimos de extender la estadía en el aeropuerto una noche más, pero venimos a otra cosa a Hong Kong.

A la mañana siguiente, muy temprano, tomamos un autobús hacia la ciudad. El pasaje lo pagamos con la Tarjeta Octopus, que no solo sirve para todos los transportes públicos de Hong Kong, sino que se funciona como tarjeta de débito en los negocios de la ciudad. Se le carga dinero a la Tarjeta y cada vez que se usa, se va debilitando. Interesante.

Luego de aproximadamente una hora nos bajamos en la parada de Mong Kok y empezamos a caminar por la calle Nathan en dirección a la bahía en busca de alojamiento. Después de un par de intentos frustrados dimos con el Chungking Mansions el edificio de Hoteles Baratos más famoso de Hong Kong. Este lugar está compuesto por cinco Torres (A, B, C, D y E) y en cada piso hay diferentes hoteles. Casi todos están manejados por indios. En la planta baja hay muchos negocios de electrónica barata, de comida, de ropa, de bisutería, de libros, casas de cambio de monedas, venta de haschis, etc., todos regentados por indios. El ambiente es un poco lúgubre, parece sacado de un cuento de Edgar Alan Poe, pero no hay que dejarse llevar por las apariencias. Nosotros estuvimos dos veces allí y nos gustó mucho, y si iríamos una tercera, volveríamos a ir. Ver la diversidad de culturas que se junta en ese edificio es alucinante. Nos terminamos alojando en el Canadian Hotel en la torre E. Pagamos $170 HKD por un cuarto con cama doble, aire acondicionado y baño privado. Un lujo para nosotros.

Hong Kong, donde el lujo no es vulgaridad
En Hong Kong nos quedamos siete días y aprovechamos para sacar la Visa de China. Paseamos bastante pero hay que reconocer que es un lugar muy caro con respecto a otros países de Asia. Me animaría a decirles que es más caro que Japón en algunos aspectos, por ejemplo en la comida. Nuestra dieta se basó en sopas de noodles y Dim Sum en los mercados callejeros nocturnos de la zona de Mong Kok y hamburguesas de McDonald's por un dólar. Fue lo más barato que encontramos y como no íbamos a estar mucho tiempo en Hong Kong, y no queríamos despilfarrar nuestros ahorros de un tirón, hicimos el esfuerzo y nos vestimos de Super Mochileros para gastar lo menos posible. Después compensaríamos en China donde comimos como nunca antes habíamos comido en la vida, pero eso es otra historia.

Caminando por Hong Kong

Salimos a caminar por las calles de Hong Kong para descubrir con nuestra propia mirada si todo lo que se dice de este extraño lugar de oriente es verdad. Al caminar sólo un par de cuadras por el barrio de Tsim Sha Tsui vemos como el consumismo frenético caló hondo en la mente de estos ciudadanos que todavía no saben distinguir con exactitud la diferencia entre capitalismo y comunismo. ¿Quién lo sabe con certeza en estos tiempos? Pero mientras estos dos sistemas se pelean a muerte por el poder social de Hong Kong, los habitantes desconcertados se pelean a muerte en los shoppings para tener primero que nadie las nuevas carteras de Louis Vuitton, el último Iphone y comer en su puestito callejero preferido el mejor Hot Pot de la zona.

Entre los paseos y visitas que hicimos podemos mencionar:
    Nan Lian Garden, ubicado cerca de la estación de Metro de Diamond Hill. Un lugar muy lindo y muy colorido. Es un parque estilo oriental con muchas plantas, rocas y verde que rompe el molde entretanto rascacielos. Hay un templo budista en uno de los lados. Este tranquilo jardín oficia como pulmón entre la gran urbe que es Hong Kong. Es muy recomendado para visitar.
Hong Kong, donde el lujo no es vulgaridad
    Kowloon Park, ubicado atrás de la Mezquita en el área de Tsim Sha Tsui. Cuenta con un centro deportivo, zonas de juegos para niños, un jardín chino, piscina, varios lagos, un laberinto muy interesante y un aviario. Este parque mucho no nos gustó porque tenía demasiado cemento y no se distingue dónde empieza el parque y donde termina la ciudad. No tiene prácticamente espacios verdes y en los pocos que tiene no está permitido pisar el césped.
  • Mercados nocturnos de Ladies Market y Temple Street. Dos lugares muy lindos para recorrer después que baja el sol, donde la cultura china se muestra en toda su magnitud. Allí recomendamos cenar ya que la comida es mucho más barata que en el resto de Hong Kong.
  • Hong Kong Park, un espacio verde bastante tranquilo, ubicado entre los rascacielos en la zona financiera de la isla de Hong Kong. Es muy llamativo ver el contraste entre la naturaleza y la ciudad que pareciera que se te viene encima. En este parque se puede visitar un aviario, un jardín botánico y hay un lago artificial en el medio.
Hong Kong, donde el lujo no es vulgaridad
    Otra atracción que vimos fue el Symphony of Lights, el espectáculo de luces famoso de Hong Kong. Se trata de una sinfonía de luces que brilla con luz propia en el skyline. El espectáculo lo forman 45 edificios repartidos por las islas de Hong Kong y Kowloon y comienza todas las noches a las 20:00. El lugar adecuado para ver este espectáculo es desde la Avenida de las Estrellas, donde se encuentra la estatua de Bruce Lee. Recomendamos llegar con tiempo porque se suele llenar rápido y se corre el riesgo de no tener buenas ubicaciones para ver el show. Una noche nos tocó verlo cruzando en barco la bahía Victoria y fue impresionante.
Hong Kong, donde el lujo no es vulgaridad
    El plato fuerte nos lo reservamos para el último día que hicimos el Trekking Dragons Back. Una caminata de tres horas por la montaña del sur con las bahías de pescadores de Shek O, Tai largo Wan, Stanley, Tai Tam, y el Mar del Sur de China a los lados. Altamente recomendado, no es una caminata exigente pero lo adecuado es ir temprano cuando el sol no te parte al medio.
Hong Kong, donde el lujo no es vulgaridad

Y después no hicimos mucho más. Caminamos y caminamos como nos gusta hacer cuando visitamos las grandes ciudades. Nos quedamos con las ganas de ir a ver el Buda gigante pero no nos dio el tiempo. Entre paseos y visitas se nos pasaron los días volando.

Con la Visa de China en nuestro poder emprendimos al viaje de 30 días por el gigante asiático. Pero esto me queridos amigos merece ser contado en otros posteo.

Nos leemos

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