Nunca mejor ocasión para afirmar que uno es esclavo de sus palabras y dueño de sus silencios; el Sr. Iglesias, mal que le pese, honra a un sujeto condenado por la justicia de un país amigo, con quien nos unen lazos seculares y que es, además, la primera potencia del mundo. A D. Pablo le producen alergia los USA, aunque no descarto que termine como el antisemita defensor de la igualdad, Sr. Bardem, que contrata al Hospital Monte Sinaí de Nueva York para el nacimiento de su retoño, y estafa a Hacienda, que somos todos. Son esas contradicciones propias de la izquierda, sobre las que cabalga nuestro ínclito líder mesiánico, pero la montura le está saliendo rana y va a terminar por caerse en medio del rodeo.