Hora de comer

Por Martazz
Siempre es pronto para echar las campanas al vuelo. Prometo no volver a presumir de un embarazo estupendo y mucho menos a decir que las náuseas quedaron atrás. ¿Por qué me hacéis esto, hormonas? Sí, anoche volvió a demostrarse la fuerte carga genética de Papá Guisante en mi tripa y su desapego al pescado. ¿Qué puedo hacerle yo, que me creía totalmente a salvo de ascos y angustias?
Se ponga como se ponga, Guisantito aprenderá a comer de todo desde pequeño (de hecho ya lo estoy intentando convencer cuando me deja). No le daremos a elegir, lo involucraremos en la compra y preparación de comidas y prepararemos recetas divertidas. Lo acostumbraremos, por ejemplo, al aspecto de los gazpachos manchegos y al sabor del curry, a los batidos de apio de Abuelo Guisante y a las naranjas que tan concienzudamente pela Papá Guisante.
Nico y las recetas asquerosas será un libro que quizá ayude. Estaréis imaginando que soy una cocinera horrible (y no ando muy lejos tampoco), pero ceded un poco de confianza a mis platos. El libro de Alejandra Vallejo-Nágera (con ilustraciones de Juan Ramón Alonso) es un acercamiento a la interculturalidad gastronómica y a acrecentar la perspectiva alimenticia de los propios pequeños que suelen acostumbrarse a comer siempre las mismas recetas.
Nico es un niño cocinero que, junto a sus amigos, ayudará al señor Tripatriste para evitar que su negocio no se vaya a pique. Para evitar que los clientes de su restaurante huyan todos al local de enfrente, Nico decide rescatar con su personal toque recetas "deliciosas" de todas partes del mundo, desde Groenlandia a Perú. Así, recetas imposibles (¿cómo sabrían las croquetas de dragón?) se mezclan con otras un tanto repulsivas (puré de mosca). Pero el público, al parecer, busca originalidad en el menú y llamará su atención las nuevas recetas que Nico prepara con esmero: rabo de mono, sesos de urraca, verrugas de bruja, albóndigas de oso polar...
Original y divertido, este libro aporta en su hojas finales sugerencias para enseñar modales a los niños en la mesa y que aprendan a comer de una manera responsable. Por cierto, no penséis que pretendo alimentar a Guisantito con ojos de sapo, aunque admito que a mí alguna vez me gustaría probar la carne de serpiente o las hormigas fritas (la primera tengo la impresión que sabrá mejor que la sepia y las segundas estarán crujientes como cereales de chocolate de arrocito). ¡Qué hambre me está entrando!

Banda sonora: Tindersticks con imágenes de La chica del puente.
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Nico y las recetas asquerosasAlejandra Vallejo-Nájera y Juan Ramón AlonsoEspasa-Calpe, 2009