Hora va , hora viene.

Publicado el 27 marzo 2011 por Bypils @bypils

Nos hemos aprendido tan bien, esto de controlar el tiempo que un simple tronco pulido, con sus dos manecillas, nos permite situarnos en el momento exacto y “oficial” del día .

Somos capaces de traducir este código visual a una velocidad de vértigo y conectar está información con la del entorno : ¿Tenemos tiempo? , ¿Llegamos tarde?, ¿Cómo nos hemos de organizar para llegar a tiempo?, ¿Cuanto rato nos queda de diversión o de sufrimiento?…Hay dos momentos del año, en que tocamos nuestros relojes… Si no se acaban las pilas o se estropean, no solemos tocarlos pero en los dos tempos exactos marcados por nuestros consumos energéticos y el aprovechamiento de la luz solar , los debemos coger, buscar el mecanismo de las manecillas y, adelantar o atrasar….

Siempre es más confortable el atrasar ( por lo de los despertares del adelantar , que requieren un tiempo de adaptación) pero adelantar, nos da ese espacio de luz en términos de tiempo “consumible” que compensa lo de los despertares

Sea como sea, hay que hacerlo porque el sistema te lo marca y si , te pones en estado de “rebeldía” ( hay mucha gente que se sube por las paredes con el cambio de hora), o llegas una hora antes o una con retraso.

Este año, nos ha pasado una cosa curiosa. Se han dado las circunstancias precisas para que , un reloj atrasado, nos regalara momentos de felicidad. O , mejor: regalos en forma de tiempo. Digo que ha sido un conjunto de variables, ya que este reloj del que os hablo está en un lugar fuera de mi semana laboral. Sólo lo veo los fines de semana y no todos. Es poco accesible y de “mal colgar”. Está en un estado de equilibrio precario, en un lugar dónde no se puede afianzar más pero…no se mueve. Ahora bien, cuando lo descuelgas, debes de acertar con la forma exacta para que quede bien colgado. Viene a ser un : mejor no tocarlo.Así que cuando llegó el cambio a la hora de invierno ( atrasar), resulta que no lo hicimos.

En los días recientes al cambio de hora, me acordaba que : 1) el reloj iba adelantado y 2) debía armarme de valor , descolgarlo y cambiar la hora pero , pasadas unas semanas, lo olvidé completamente.

Y, algunas apacibles mañanas de domingo de este invierno, me he despertado y he realizado mi ruta directa a la cafetera y,en ese camino, he echado un vistazo al reloj. En ese estado, con las neuronas aún en fase de ¿Dónde estoy, manzanas traigo?, procesaba la hora. Tras el primer sorbo a mi cappuccino, me llegaba un destello de “descubrimiento” y recordaba que NO era esa hora. Era una hora más pronto… Ese momento,  es glorioso.  Si te has despertado pronto, recibes como una especie de bonus de tiempo . Si te has despertado tarde , recibes otro : no era tan tarde… Y , parecerá una tontería pero , me llegué a olvidar que ese reloj no estaba on time y además de esos “regalitos” de una hora, he descubierto el placer de cenar los viernes, a las ocho y media (ya que una vez nos dábamos cuenta que íbamos a hora menos, ya habíamos reservado en el restaurante…).

Sólo ha sido posible por estar en un lugar en el que el tiempo no está muy regulado ( en casa y en entorno laboral, imposible) , por la puñetita que tiene llegar al reloj y por la ineficacia de mis neuronas sin su café matinal.

Cuando lo vuelva a ver, sin haberlo tocado,estará en hora. Espero que , ahora, no me pase al revés y me descuente todos los bonus de tiempo disfrutados este invierno…

De momento,  ” que me quiten lo bailao” y , mira, si el reloj se pone chulo, lo descuelgo y …

N. B : Mis “Objetos Sencillos que Tienes en Casa” me está empezando a afectar seriamente…


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