La vida es insconsciente. Por eso la gente cree en Dios: sabemos, inconscientemente, que como dicen los advaitas, no es el ser humano el que hace.
La vida es algo muy complejo y maravilloso para depender de la voluntad o el ego de un puñado de sujetos, insignificante puñado de hormigas o humanos. Solo los tontos pueden creer que ellos son los que hacen. La libertad individual no es hacer lo que uno quiera, sino permitir que cada uno venga a ser lo que es. La vida se hace a través de nosotros. Y solo podemos aspirar a no ponerle demasiados obstáculos.