Papi y yo llevamos toooodo el año pidiendo desconexión. Desconexión en familia, claro, porque donde van la locomotora y el maquinista van los vagones. Pero desconexión, al fin y al cabo.
Y después de mucho decirlo y no hacer nada por "hallar" la manera de entrar en modo OFF... ¡Tachaaaaaán! Encontramos el hotelito rural (con encanto ¿eh?, que si no, no mola) que buscábamos, no muy lejos de casa pero a una distancia razonable como para poder decir "que hay tierra de por medio". Y además con todo lo que podía hacernos pensar que era perfecto:
- bonita piscina grande, y casi siempre vacía, en un jardín enorme
- rodeado de campos de naranjos y vegetación
- con un pony y gallinas, para deleite de Pichu y fastidio de Rubiazo, que no puede ni subir al pony ni interactuar con las gallinas... ¡Por si acaso!
- con escondrijos llenos de encanto entre los áboles y los campos
- con personal amabilísimo y muy baby/family friendly
- con un restaurante con menús riquísimos
- y lo mejor... ¡Con conciertos al aire libre cada jueves noche!
Aaaaah no, lo siento, pero de momento no voy a desvelar donde está esta perita en dulce escondida, que si no el verano que viene (¡quiero volver! ¡quiero volver! ¡quiero volver! ¡quiero volver! Oooooohm, oooooohm...) en vez de venir a desconectar, vendremos a "conectar" con todos vosotros y, ésa no es la idea. :-P
Bueno, el caso es que fue llegar y no parar ni un segundo quietos: piscina, paseo, piscina, piscina, piscina, piscina... Así que objetivo cumplido: desconexión modo ON/conexión modo OFF por narices, porque nadar con móviles o pendientes de otra cosa que no sea Pichu y Rubiazo no es ni posible ni aconsejable.
Aún así... Tras la efusividad del momento "se han dormido al fin... ¡Bieeeeeeeen!", y después de dedicarnos tiempo a charrar tranquilamente y a tener un rato de "pareja sin niños", volvíamos a conectar un instante (pero cortito ¿eh?) con el mundo real a través del móvil: whats app, facebook, twitter, blog...
¡Perdón! ¿He dicho "volvíamos"? Quería decir "la primera noche VOLVIMOS"... Porque durante esa noche, mientras descansábamos en nuestro paraíso particular, nuestros móviles dejaron de pertenecer a una compañía telefónica para pertenecer a otra.
¿Y qué? Estaréis pensando. Pues en principio nada porque ya se encargó Papi de que las tarjetas nuevas nos llegaran al paraíso. Peeeeero, demasiado fácil había sido la cosa tratándose de compañías de teléfonos, porque cuando fuimos a hacer el cambio de tarjetas: "¡Ostras! Si no caben en el teléfono!"
Consecuencia directa: INCOMUNICADOS.
Primer pensamiento: ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mieeeeeerda! ¿Qué hago yo sin poder llamar a mi familia para saber cómo van las cosas y si todo sigue en orden?
Segundo pensamiento: ¿Y voy a estar casi una semana, entre que volvemos y arreglamos el desaguisado este, sin whats app, sin blog, sin mis ohaneras, sin facebook, sin twitter? ¡Noooooooooooo! OMG!! ¡ESTOY INCOMUNICADA DEL TODO Y NO HE PODIDO AVISAR NI A PERRY!
Tercer pensamiento: Pues pensándolo bien... ¡SIIIIIIIÍ! ¡NO EXISTIMOS! ¡Yiiihaaaaaa!
La verdad, nunca pensé que estar sin móvil, sin "internete" e ilocalizable (excepto para mis hermanos) iba a ser ni tan fácil de asumir ni tan... ¡Yupiiiiiiiiiii!
Parece increíble el enganche consciente, o no, que normalmente tenemos al mundo 2.0. Nos hemos acostumbrado a que el móvil, iphone, ipad y todo el resto de miembros de la familia sean una prolongación de nuestro cuerpo. Y es que, es taaaaan fácil tener todo tan a mano: cámara, internet, tu gente.
Pues sinceramente, quitando de la cámara (de la que en realidad también podría prescindir si me lo propusiera), sobrevivir sin todo lo demás ha sido una liberación. Que total ya me pondré al día a la vuelta, no creo que haya tanta novedad, y si la hay, pues mira, volveremos por la puerta grande.
De verdad, esto es tan necesario como terapéutico.
Eso sí, gracias a esta desconexión tan hippy flower power, hemos entrado los cuatro en una onda "estamos que lo damos todo", y tenemos momentos dignos para el recuerdo, por divertidos y por no serlo tanto. ¡Eh! Y tan panchos, que conste.
Momento "tiremos abajo el restaurante": cuando para entretener a Rubiazo e interrumpir su concierto en la mayor en pleno restaurante, me dedico a enseñarle todo lo que hay por ahí; y como le llaman la atención las lamparitas de colores y con forma de amebagotaballena que descansan en las paredes, simulamos tocarlas con uno de sus minideditos, y él venga a la risa. Venga a la risa hasta que una de las lamparitas hace una parábola perfecta y sale volando al suelo, ante la cara de susto de Rubiazo y la mía de "tierra trágame, AHORA". Aclaro: ni se rompió la amebagotaballena ni hubo heridos, eso sí, sigo sin comprender como el dedito de Rubiazo pudo hacer semejante hazaña.
Momento "tapioca": cuando me olvido de quitarme los discos de lactancia del bikini y no soy consciente del despiste hasta que... "¡Hola querido pezón! ¿Que haces fuera? ¿Por qué llevo el bikini taaaan bajo! ¡Ostras! ¡Los discos! ¡Los discos se han convertido en discazos de grandes éxitos!". Y para mayor alegría descubro que uno de los discos ha reventado, literal, de tanto absorber y llevo la teta derecha lleeeeeeena de bolitas transparentes. ¡Dios! ¡Soy un puñetero bol de tapioca! Y ahora quítate eso con la piscina a tope de gente (sí, uno de los poquísimos momentos en que estuvo concurrida) sin que se note. ¿Cómo? Pues por lo pronto, dejando caer los discos al suelo para que reviente el segundo y llenando así todo el suelo de bolitas transparentes. ¡Bienvenidos al mundo tapioca!
Momento "Papi peluquero": cuando oyes a tus 3 tesoros entrar al baño y piensas "no pueden vivir sin mí, tienen que ver hasta como me ducho"; abres los ojos y descubres a Papi secándole el pelo a la Barbie de Pichu con el secador, muy concentrado, mientras Pichu y Rubiazo lo miran felices. Explicación sencilla. Pichu quería bajarse a Barbie; Barbie estaba mojada por haberse bañado con ella; a Papi se le enciende la lucecita y... ¡Tachaaaaán! Ya tenemos montado en un momento Barbie y su salón de peluquería de Mattel.
Momento "mosquitos de los coj...": cuando, después de haber forrado a tus hijos, a Papi, las camas y a ti misma de parches antimosquitos, los pu... puñeteros mosquitos te acribillan igualmente sin piedad, mientras tú rascas las esporas de los parchecitos como una posesa para liberar el olor, según las instrucciones, y piensas "si me pican a mí, al menos no pican a Pichu y Rubiazo". (Momento madre sacrificio) Peeeero, en vista de que yo soy el único plato para insectos de todo el puñetero hotel, me digo "¡O ellos o yo! ¡Se van a cagar!" y acabo envuelta en parches, literalmente hablando: rescato los que llevaba en el vestido y añado nuevos, nada más y nada menos que diez parches entre camiseta y cinturilla del pantalón del pijama, y una frenética danza rasca rasca esporas mientras desde el jardín nos llega el "sabor de amooooor, todo me sabe a tiiiiiii..." del concierto. Muy apropiada la cancioncita. A todo esto, he de decir que los parches pegan patadón directo al glamour, pero es o eso o apestar a repelente antimosquitos, o sea, patadón directo a la pituitaria. Nada, en la próxima aventura rural, me rocío de insecticida directamente y tan pichi.
Momentos varios "-Tú primero. -No, tú primero": o lo que es lo mismo, desayunar, comer, cenar y hasta respirar por turnos. Porque Pichu está hecha un señorita y se adapta a todo, pero Rubiazo aún está en proceso "por mí, por todos mis compañeros y por mí el primeroooooooooo". Vamos, que estaba la mar de bien el rubio y era entrar en territorio comanche, es decir, el restaurante, y elegir entre bramar, no querer comer (¿Rubiazo, el que se comería hasta a su madre, sin comer? Sí, lo sé, parece increíble, pero así ha sido), dedicarse a lanzar al suelo todo lo que pudiera coger, mendrugo de pan babeado incluído... O sea, un despliegue de habilidades varias para hacer que nuestros desayunos, comidas y cenas fueran "comidas helado": helado de salmón con salsa Mery, helado de carrillera, helado de pimientos rellenos... ¡Helado de paciencia! Porque no hemos sabido qué era un plato caliente en toda la estancia. ¿Ahora entiendes cariño por qué acababa siempre pidiendo ensalada de primero, fuera del tipo que fuera?
Momento "huerto portátil/Pichu agricultora": porque qué mejor semana para que Papi y Pichu decidieran plantar su lentejita de espelta que justo la de antes a marcharnos al paraíso, es más, tan sólo unos días antes, mucho mejor, claro que sí. Y obvio, si la idea es enseñarle a responsabilizarse de su proyecto hortelano, no vamos a dejar la lentejita en casa a riesgo de que la palme... ¡Nooooooo! Ya se la lleva mami en el bolso.
Oye, pues no diréis que no está hermosa. Ya os invitamos a un estofadito cuando tenga hijitos la nueva miembro de la familia. Que si no, ya me contarás para qué ha ido y venido en mi bolso y ha estado más cuidada casi que yo.
Momento "pony en familia": bueno, en familia no, porque Papi, que se olía el temita, se buscó no sé qué excusa para subir a la habitación en el minuto clave. Así que conforme aparecieron Hilari y Apache, el pony, subí a una emocionadísima Pichu que no cabía en sí de gozo porque iba "en carruaje", cual princesa Disney (cuánto daño). Y entonces, el buen hombre me indica que ¡suba yo también! ¡Con Rubiazo! Pero oiga, ¡que éste se me tira en marcha! Pues nada, allá que vamos los tres: Pichu feliz, Rubiazo flipado y entre asustado y encantado imitando al hombre cuando levantaba la fusta, y yo... Yo sintiéndome un poco Pantoja en el Rocío, la verdad, pero he de confesar que divertida. Jijijiji. Y como digo, Papi, un listo, porque fue llegar al hotel y, ¡casualidad!, aparecer por la puerta. Y Rubiazo fue verlo y lanzarse a sus brazos en plan "sálvame, que a mí no me la vuelven a gastar".
Momento "fin de la escapada-nos han borrado del mapa": o ese momento de gloria en que, sin muchas ganas, entras en casa pisando ya la realidad de la vuelta a la rutina, coges el teléfono fijo y descubres que ¡no hay línea! Claro, si no hay línea tampoco hay internet. ¿Perdonaaaaa? ¿Hay alguien interesado en que nadie sepa nada de nosotros? Llegado este punto yo ya empiezo a ponerme nerviosita, porque lo de no tener móvil, como aquel, ya he dicho que tiene más ventajas que inconvenientes, pero no tener ningún tipo de comunicación con el resto del mundo... ¿Y cómo hablo yo con mi padre? ¿Y cómo llamamos a los cabrones de JAZZTEL? O sea, a los responsables directos de que NO EXISTAMOS. ¿Quién tiene interés en mantenernos incomunicados? ¿La CIA? ¿Y para qué? ¡Si yo el único secreto de valor que guardo es la receta de mis muffins estrella! Pues hombre, aunque lo cuente en clave de humor (porque era eso o jorobar la paz interior que traía de mis días en el paraíso), he de deciros que, tras la promesa de los incompetentes de JAZZTEL de que en 24-48h estaría solucionada la incidencia, pienso hacerles toda la mala propaganda que se merecen por mentirosos y poco cumplidores, porque el plazo ya ha expirado, y porque tenerme encerrada 24 horas en casa "por si viene el de JAZZTEL", ya que no puede localizarnos de ninguna manera... ¡Me parece una putada de muy poco gusto! Sí, sí, ya estoy en "MODO CABREO" y ya no me para ni Dios.
Me parece irónico hasta decir bastante oír a Jesús Vázquez diciendo en la tele "Jazztel: te vendrás por el ahorro y te quedarás ¡¡¡POR EL SERVICIO TÉCNICO!!!" ¡Su puñetera madre! (la de los de JAZZTEL, digo). Que yo creo que se les olvida añadir: "esto sólo es así si eres famoso y estás bueno", y claro, nosotros de famosos nada de nada (jijiji :-P).
El caso es que las 24-72 horas sin móvil ya han expirado, y aquí seguimos, waiting como gilipichis, y las 24-48 horas en las que vendrían a arreglar la línea del fijo, también. Esto es España, señores, país de pandereta. País donde la seriedad y la formalidad de las compañías telefónicas también se van de vacaciones, es más, lo están durante todo el año. País en el que, cuando unos técnicos vienen a cablear con fibra óptica tu finca, es decir, a abrirte la puerta a todo un mundo de posibilidades, lo que hacen es darte un portazo en las narices y joderte la línea normalita que ya tenías instalada, y además, ni sofocarse para venir a arreglar la monumental cagada, aunque les ruegues y casi llores que, por circunstancias personales y familiares, NECESITAS ESTAR LOCALIZADA.
Señores de JAZZTEL, son ustedes unos sinvergüenzas. Gracias por hacerme bajar a la Tierra tan rapidito y obligarme a conectar con la realidad de esta manera tan... ¡zaaaaaasca!
Pues nada, ¿sabéis que os digo? Que para estar aquí a la sopa boba, me vuelvo al paraíso, y de cabeza a la piscina, que encima hace un calor de llorar.
Ciao!!!
CON M DE MAMÁ, I de Incomunicada y E de Estoyconectadaporwifienlaesquinadebajodecasa (modo "adolescente" on)