Hospital Harold Wood (3ª parte)

Por Stewievll

Esta es la tercera parte del reportaje. Para poder entenderlo es necesario haber leído antes la primera y la segunda.

Viviendo
Quizá el concepto que tenemos en España de “hospital” es un tanto diferente de la idea anglosajona del término.
Más que un enorme edificio con muchas plantas dedicado de manera íntegra a la salud, los británicos tienen hospitales muy extensos horizontalmente con pabellones independientes, jardines, alojamientos o canchas deportivas.

No sabría decir qué es mejor y qué peor, pero desde luego el Harold Wood era un ejemplo del típico hospital británico, con partes antiguas, ampliaciones anárquicas, la inevitable (y espantosa) huella “sesentera” y modernos quirófanos junto a edificios victorianos.

En esta parte vamos a repasar esa suerte de instalaciones atípicas que pocos de nosotros, a priori, situaríamos en un complejo hospitalario que hasta disponía de su propia emisora de radio: Bedrock.

El Club Social

Aún más extraño para el lector puede resultar la existencia en el recinto de un club social y deportivo asociado al propio hospital.
De hecho el nombre completo era “The Harold Wood Hospital Sports & Social Centre”.

Su propósito, según rezan sus estatutos, era el de facilitar recreo social, entretenimiento e instalaciones deportivas a sus miembros.
Mediante una cuota anual, que en 2006 rondaba las 15 libras, los socios podían disfrutar de sus instalaciones libremente.

Había cinco tipos de miembros, siempre supeditados a la aprobación de la Junta Directiva:
Los Full Members eran los trabajadores tanto activos como retirados del hospital.

Los trabajadores de NHS (Sistema Nacional de Salud británico) pero no trabajadores del Harold Wood podían ser invitados por la Junta Directiva con la categoría de District Members.

Los Associate Members eran familiares, parejas o amigos de un miembro y su inscripción debía ir ligada a la de éste, que se encargaría del pago de la cuota.

La cuarta categoría, Honorary Membership, estaba formada por “personas cuya asociación fuera considerada por la Junta Directiva como particularmente beneficiosa para los miembros o para el Hospital en general”.

Por último, Family Membership estaba destinada a familias y además de al trabajador del hospital incluía tanto al marido o la esposa como a todos sus hijos mayores de 14 años.

Todos los miembros tenían derecho a acudir al Club con hasta dos invitados pero éstos debían abonar 25 peniques (unos 30 céntimos) de lunes a viernes ó 50 peniques (unos 60 céntimos) si la visita era en sábado o domingo.

La capillaCreyentes o no, en los momentos de gran pesar muchos son los que acuden al consuelo espiritual de una confesión religiosa.
Para aquellos que lo desearan el Harold Wood disponía de una capilla y de un equipo pastoral dispuesto las 24 horas a ayudarles.

Siguiendo un estricto programa de 40 páginas y bajo el auspicio de la Iglesia de Inglaterra, los capellanes y hermanas que servían en el hospital comenzaban por conocer al personal, los servicios del centro y sobre todo la organización del mismo.

Una vez formados podían ofrecer su apoyo tanto a los pacientes como a sus familiares y amigos.
El trabajo, en turnos de media jornada o de jornada completa, estaba perfectamente planificado de modo que en todo momento hubiera personal religioso disponible.

Harold Wood’s League of Friends

Otra organización caritativa instalada en el Harold Wood era la Liga de Amigos.
Estaba formada por un grupo de voluntarios sostenidos por donaciones privadas y por los beneficios de un pequeño puesto situado en el pasillo central del hospital.

Su misión consistía en “ser un complemento a los servicios prestados por el Servicio Nacional de Salud, el Distrito londinense de Havering y el Barking, Havering and Redbridge NHS Trust para incrementar la salud, el bienestar y el confort de los pacientes, trabajadores y visitantes”.
En estas dos fotografías vemos al actor Billy Murray en una visita al hospital organizada por la Liga de Amigos.

Su presupuesto, nada despreciable, rondaba las 25.000 libras anuales (unos 31.200 euros) y cuando se cerró el Harold Wood todo el dinero ahorrado a lo largo de los años se invirtió en la compra de 30 sillas de ruedas para el nuevo hospital.

Oakwood Restaurant

A los puestos de snacks y máquinas de vending se sumaba el servicio de restaurante.

El local, no demasiado grande, abría cada mañana a las 7 para servir desayunos, daba comidas entre las 12 y las 2 de la tarde y a partir de las 3 y hasta la noche servía té y cenas.

Aunque la mayor parte del mobiliario se trasladó al nuevo hospital aún se puede ver buena parte de la cocina.

Servicios Generales

Un hospital de esta envergadura es como una pequeña ciudad y además de los servicios médicos requiere una gran cantidad de personal e instalaciones para hacerlo funcionar que van desde el centro de transformación…

… hasta la sala de calderas…

… pasando por el salón de actos…

… la zona administrativa…

… la maquinaria de los ascensores…

… o el servicio de seguridad…

… entre otras muchas cosas.

Viviendas

Un total de ocho edificios estaban destinados para el alojamiento de larga duración de familiares, pacientes que precisaran estar cerca del centro, médicos o estudiantes.

Cada residencia tenía el nombre de un pueblo de Essex: Blackmore, que era la mayor, Birch, Cranham, Gosfield, Downham, Pebmarsh, Roding, Stock y Tiptree.

El alojamiento era sencillo pero cómodo y funcional y las habitaciones, además de la cama, contaban con un gran armario con un lavabo.

Eso sí: los baños eran comunes, disponían de bañera y había uno por cada piso.

Muy cerca de aquí…
Si te animas a visitar el Harold Wood no puedes dejar de pasear por la ciudad en la que está situado, que es nada más y nada menos que Londres.

Aquí todo es grandioso: los monumentos, los museos, las compras o los espectáculos.

Y también cuenta con una impresionante oferta hotelera adaptada a todos los bolsillos que van desde el lujo más refinado hasta los alegres albergues de mochileros.
Sólo tienes que elegir uno de ellos y en poco más de dos horas desde España podrás estar paseando por esta preciosa ciudad.

Pero si no has estado nunca aquí, permítenos sugerirte un par ideas que seguro que te dejarán un magnífico recuerdo.

1. Una buena manera de conocer Londres (y de no perderse) es seguir el curso del Támesis desde el Puente de La Torre hasta las Casas del Parlamento.

Por el camino te encontrarás, entre otras cosas, con la Torre de Londres, el HMS Belfast, la Tate Modern, o el London Eye.

2. Viajar permite conocer otras culturas y para ello lo mejor es mezclarse con los lugareños en cualquiera de los acogedores pubs que hay por toda la ciudad.

Al contrario de lo que puedas pensar resultan bastante más baratos que sus equivalentes españoles y el ambiente que se respira en ellos poco tiene que ver con nuestro concepto de pub.

En ellos se puede ir a disfrutar de un Full English Breakfast, el verdadero “desayuno de los campeones”…

… aunque nada como una pinta de cerveza y un Fish&Chips para sentirse totalmente “british”.

Texto: Tomás Ruiz
Fotografías: Daphneé García, Iván Jaspe y Tomás Ruiz