Hospital Harold Wood (4ª parte)

Por Stewievll

Esta es la cuarta y última parte del reportaje. Para poder entenderlo es necesario haber leído antes la primera, la segunda y la tercera.

Muriendo
Como decíamos en la primera entrega hemos querido tratar al Harold Wood como si fuera un ser vivo y, como a todo ser vivo, también le llegó su hora.

Las autoridades de Havering aprobaron el plan de construcción de 450 viviendas y para ellos se vendió parte de los terrenos a la constructora Countryside Properties.

En principio iban a mantenerse funcionando algunas dependencias del NHS, pero resultaba más sencillo centralizarlo todo en el nuevo edificio y se desestimó el proyecto.
Posteriormente la empresa adquirió el terreno restante con el fin de aumentar el número de viviendas hasta 780, de las cuales el 35% serán de protección oficial.
El plan contempla la edificación de apartamentos y de viviendas de 2, 3, 4 y 5 dormitorios así como de un bloque de 9 pisos y la idea era haber comenzado las obras en agosto de 2008, aunque el inicio de éstas ha ido retrasándose por diferentes motivos.

Los promotores aseguran que servirá para potenciar el desarrollo local, que la nueva comunidad estará en un parque rodeado de naturaleza y que las nuevas viviendas estarán diseñadas para que al menos el 10% de sus necesidades energéticas provengan de fuentes renovables.

Los detractores, por su parte, señalan que este plan supondrá la llegada de 2000 nuevos vecinos y alrededor de 1500 nuevos vehículos y que Countryside Properties no tiene previstas nuevas escuelas, médicos, dentistas, aparcamientos ni ningún otro nuevo servicio excepto una ruta de autobús.

Un año muy movido

Fue a finales de 2006 cuando el hospital dejó de funcionar, por lo que resulta curioso el nivel de actividad de los últimos meses en los que el Harold Wood estuvo en uso.

Apenas un año antes, en 2005, se había instalado un nuevo quirófano móvil operado por los propios trabajadores del hospital para reducir la lista de espera.
Se componía de salas de anestesia, de operación y de unidad de reanimación.
Cuando el hospital cerró, el quirófano se traslado al nuevo centro.

Otra inauguración importante que tuvo lugar poco antes del cierre se produjo en febrero de 2006: el ala de recién nacidos “Rushwood Neonatal Unit”.

De ella hablábamos en la primera parte (Naciendo) y se instaló prematuramente antes del trasladó al nuevo hospital debido al aumento de nacimientos.

En abril de 2006 la situación financiera de la empresa gestora (Barking, Havering and Redbridge NHS Trust) no es buena, pues su deuda asciende a 24 millones de libras (unos 30 millones de euros).
Se decide entonces poner en marcha un plan de recuperación que contemplaba la reducción de 190 camas y el cierre, además del Harold Wood, del hospital Oldchurch.
También en este mes se decide la clausura de la unidad de pequeñas lesiones ante la escasez de pacientes (entre 1 y 4 al día) y se derivan a las de otros hospitales.

El último bebé
Los acontecimientos se precipitan a partir de septiembre de 2006.

El día 20 se bautiza el nuevo edificio como “Queen’s University Hospital”, un mes más tarde se hace entrega de las llaves, desde el 27 de noviembre se va haciendo el traslado y el día 20 de diciembre se inaugura y está completamente operativo.

El último día de uso efectivo del Harold Wood fue el 17 de diciembre.

Precisamente ese día, poco después de las 7.30 de la mañana, Lily tuvo el honor de ser el último bebé que nacería en el hospital.

Los padres, muy contentos, dijeron que se había seguido con la tradición familiar ya que tanto ellos como el hermano mayor de Lily habían nacido en el Harold Wood.

El ambulatorio

Compartiendo edificio con la maternidad estaba uno de los servicios de los que la empresa estaba más orgullosa: el ambulatorio.

Relativamente moderna, pues se inauguró en 1998, esta unidad estaba especializada en el cuidado y tratamiento de pacientes que tenían que someterse a cirugía de dificultad baja o media o que tenían que pasar pruebas diagnósticas.

Tenían capacidad para intervenir con anestesia local o general y además de la cirugía general (varices, hernias…) estaban especializados en traumatología, maxilofacial, dermatología, neurocirugía o cirugía plástica.

También disponía de una unidad oftalmológica que practicaba diferentes cirugías oculares como operaciones de cataratas o estrabismo.

La filosofía del ambulatorio, en que los pacientes ingresaban y eran dados de alta en el mismo día, se comprometía a contestar todas las llamadas en menos de 6 tonos, a atender a cada paciente en menos de 2 minutos desde su llegada y a acomodarlos inmediatamente en una silla o cama según el tipo de cirugía requerida.

En menos de 30 minutos la enfermera asignada se presentaría para resolver todas las dudas del paciente e informarle de los tiempos de espera o de cualquier cambio.

Antes de la intervención el cirujano se reuniría con el paciente y después de explicarle como se desarrollaría la operación y comentarle las posibles complicaciones solicitaría el consentimiento del enfermo para comenzar.

Si la operación requiriera anestesia, el especialista también explicaría el procedimiento.

Estas y otras medidas hicieron merecedor al ambulatorio del Harold Wood en 2005 de la prestigiosa Charter Mark, un premio nacional que se otorga a los servicios públicos británicos que alcanzan la excelencia en la atención al consumidor.

Rayos
Abandonamos el edificio de la maternidad y volvemos al principal, donde además de todo lo que hemos ido viendo en anteriores entradas estaba el servicio de radiología.

La unidad tenía una pequeña recepción en el pasillo, una consulta y dos salas de rayos con sus correspondientes cabinas.

Las máquinas, por su peligrosidad, es lo único que se ha retirado.

El resto del material, incluidos los mandos del aire acondicionado, sigue en su sitio.

Exteriores y aparcamiento
Antes de visitar el último edificio permitidme que demos un paseo por los exteriores del complejo.

Un hospital tan grande necesitaba de un amplio aparcamiento que, aún así, no era suficiente para todas las personas que lo visitaban a diario.

Por eso, y para evitar que se utilizara como parking de la cerca estación de Harold Wood, dejar el vehículo en él tenía un coste económico.

No eran precios demasiado caros pero si una estancia prolongada podía dejar un buen agujero en los bolsillos de algún paciente.

Aparcar hasta 3 horas suponía un desembolso de 1,60 libras (unos 2 euros) y hacerlo hasta 6 horas, 3,10 libras (algo menos de 4 euros).

Por encima de eso la tarifa se disparaba (sin opción a tramos intermedios) hasta las 15 libras (casi 19 euros) cada 24 horas.

La Morgue

El depósito de cadáveres y la sala de autopsias nos sirven como despedida de esta serie de reportajes.
Es quizá la parte más espectacular y la más fotografiada, pues estaba en un lugar apartado, cercano al perímetro exterior y en el punto más alejado de la caseta de los vigilantes.
A pesar de eso, y por mucho que se haya visto en otras páginas y foros, el mortuorio del Harold Wood es impresionante.

Nada más entrar estaba la recepción

El depósito propiamente dicho disponía de 12 frigoríficos con una capacidad total de 36 cuerpos.

La sala de autopsias, por su parte, tenía mesas para realizar hasta 3 exámenes forenses simultáneamente.

Como curiosidad diremos que poco después del cierre se rodó allí un episodio de la serie “Eastenders” que emite la cadena británica BBC.
Los números que se ven en cada una de las neveras se pusieron para el rodaje. También dejaron allí algunos guiones y una foto.

Con la morgue terminamos. A lo largo de 4 entregas hemos recorrido la totalidad del hospital Harold Wood.

Os agradecemos vuestras visitas y comentarios y deseamos que os haya gustado el reportaje.
Ahora os dejamos con nuestra habitual recomendación turística.

Muy cerca de aquí…
Si en la tercera parte os hablábamos de Londres, otra de las ciudades cercanas que no podéis dejar de visitar es Cambridge.

Mundialmente conocida por su Universidad y por la competencia con Oxford, este encantador pueblo merece una visita.

A lo largo del río Cam se alzan los diferentes edificios de la Universidad, a cual más bonito, entre los que destaca la capilla del King’s College.

Pero no dejes que el aspecto tranquilo y tradicional del coqueto centro histórico te engañe: tiene tanto que ver que seguramente quieras quedarte más de un día.

No hay problema porque Cambridge tiene multitud de hoteles tanto en el centro como en los alrededores que te permitirán seguir disfrutando de sus calles empedradas, de sus curiosas iglesias o de su mercado diario.

Además algunos de los colleges se pueden visitar, muchos de ellos de manera gratuita.

De vuelta al río, dos de sus puentes sin duda llamarán tu atención: el de Los Suspiros y el de Los Matemáticos.

Texto: Tomás Ruiz
Fotografías: Daphneé García e Iván Jaspe