Cuando visitas una ciudad por primera vez, nada mejor que el hostal sea lo que esperas cuando estás lejos de casa. Eso me pasó en el Holiday Jones de Chicago, el que está ubicado en Division Street, a dos cuadras de la estación de tren de la línea azul (cuando se está en esa ciudad, todo se entiende por colores).
Había reservado con un mes de anticipación en un cuarto de cuatro personas, baño compartido. ¿El costo? Apenas 20$ la noche, con desayuno americano incluido (bagels, cereales, café, té, panquecas), derecho a una toalla, uso de todas las instalaciones y wifi gratuito.
A ver, está claro que quizá eso lo ofrecen la mayoría de los hostales o ese es el deber ser, pero el Holiday Jones tiene un aire diferente. Lo sabes desde el momento en que llegas a la recepción y te dan una llave electrónica para tu cuarto y una toalla que huele bien; o cuando te dan el mapa y te explican dónde estás, para luego llevarte al cuarto y decirte que cualquier cosa que necesites se las puedes pedir. Si te da frío, te dan una colcha; si hace calor, bajan un poco la temperatura en tu habitación.
Da igual si quieres ver televisión, lavar tu ropa, cocinar algo. Todo ocurre con orden y sin esfuerzo en una sala común espaciosa en la que se mezclan los idiomas de los viajeros. Vi allí mochileros, pero también ejecutivos que iban a alguna conferencia en la ciudad. Aunque el hostal es un edificio viejo y discreto, en su interior hay modernidad, sin perder ese halo que distingue a la ciudad de Chicago.
La calle Division es tranquila. Al lado del hostal hay un Starbucks, para los que no puedan vivir sin estar en uno; y le siguen varios locales pequeños y económicos en los que está bien almorzar o tomar algo por las noches sin ir muy lejos. Ir al downtown toma apenas 10 minutos y lo digo porque iba y venía varias veces en el día.
El wifi funciona absolutamente bien en cualquier parte del hostal. En la recepción hay alguien las 24 horas y no está permitido ingerir alcohol ni fumar en las instalaciones. Algo importante que deben tomar en cuenta es que la reservación máxima es de siete noches y ese fue el tiempo que estuve, con ganas de más.
Debo decir, y sin exagerar, que de los hostales en que he dormido este ha sido el mejor de todos y con gran ventaja. Sabía que al salir de allí mi nivel de comparación iba a estar muy alto y que no la pasaría bien en otro lugar. Quizá fue un decreto, pues escribo esto desde otra ciudad y desde un hostal del que provoca salir corriendo, pero en el que estaré cinco días más. A veces pasa.
Ya saben, el hostal Holiday Jones, en Chicago es de lo mejor.