Año: 2016ISBN: 978-84-9460-991-6Nº de páginas: 290
Hotel Borges es la cuarta novela publicada por Francisco Granado, un autor que ya es habitual en este blog pues he leído sus anteriores libros y todos ellos con buenos resultados, lo que ha hecho que no dudase a la hora de aceptar su propuesta para leer y reseñar su última publicación.
El hotel Borges es el que da título a la novela y también es el escenario del asesinato que se plantea en las páginas iniciales del libro, un crimen que se ha producido en una de sus habitaciones con la particularidad de que el cadáver, tras ser hallado por una de las limpiadoras del hotel, ha desaparecido antes de que la policía se persone en el lugar. Ante la ausencia de cuerpo y por lo tanto de delito, el caso ha quedado archivado, pero Héctor, el hombre que reservó la habitación y cuya carpeta de cuero se encontró vacía en el interior de ésta, hace una semana que está desaparecido y Arianna Giral, su amante y esposa de un magnate de la comunicación para quien Hector trabaja, decidirá solicitar la ayuda de Julio Castedo, un profesor de literatura sevillano que es el mejor amigo del desaparecido. Francisco Granado
Aunque en un principio este punto de partida nos puede parecer algo común, Francisco Granado lo ha desarrollado de una forma bastante original y así "Hotel Borges" se divide en tres partes, cada una centrada en un personaje. La primera parte corre a cargo del propio Julio Castedo así como el epílogo final, mientras que la segunda nos sorprende al introducir una nueva voz que no había aparecido anteriormente, Elena Paradis, y la tercera cede el protagonismo al magnate Conrado Giral. A su vez intercaladas entre estos capítulos encontramos otras partes que relata el propio Héctor Siena, con lo que poco a poco vamos recogiendo pistas y completando una historia que se compone de diferentes piezas que hay que ir colocando en su lugar. En todo momento se utiliza la narración en primera persona, siendo Julio, Elena, Hector y Conrado las cuatro personas que ponen voz al relato y nos cuentan el desarrollo de los hechos desde su perspectiva, completando unos las lagunas que van dejando los otros.
Como siempre en las novelas de Francisco Granado una de las cosas que más llama la atención cuando empiezas a leer es el estilo en el que está escrito. Y para aquellos que ya hemos leído con anterioridad al autor es un verdadero placer volver a encontrarse con esta prosa tan elaborada, cuidada y elegante que caracteriza a sus obras. Francisco Granado hace uso de un lenguaje culto y de abundantes metáforas que entran en juego especialmente a nivel descriptivo, aderezando todo con cierto toque de humor que hace que la lectura sea mucho más amena. Y es precisamente este estilo narrativo el que hace que el ritmo se mantenga pausado a pesar de que la acción discurre con agilidad y dinamismo, equilibrándose así ambos aspectos y dando lugar a un relato que mantiene la atención del lector en todo momento gracias a las dosis de suspense e intriga que rodean a lo que sucede.
Hablar en Hotel Borges de un único protagonista se hace complicado pues hay varios personajes que se van a situar en el centro de la trama. Así en un primer momento conocemos a Julio Castedo, profesor de literatura sevillano que no dudará en trasladarse a Madrid para intentar averiguar lo que ha sucedido con su amigo Héctor. Julio es un hombre de principios y es por eso que siente que tiene una deuda pendiente con Héctor por no haberse preocupado más por él en los últimos tiempos, deuda que quedará saldada si averigua lo que ha sucedido. Es una figura que, a pesar de la investigación en la que está inmerso, desprende un aire de inocencia y sencillez que hace que desde un primer momento nos resulte simpático. Queda muy bien trazado pues en la primera parte es él mismo el que nos cuenta los pasos que va siguiendo junto a sus impresiones, quedando este perfil completo gracias a la narración de Elena Paradis, que en la segunda parte aportará su visión sobre él.
Además de a Julio conoceremos al propio Héctor tanto por los datos que sobre él van añadiendo cada uno de los personajes que aparecen en el libro como por las partes en las que él mismo se convierte en el narrador. No es una figura tan transparente como Julio, que deja ver desde un primer momento su personalidad, sino que Héctor va a estar rodeado por un cierto misterio y será necesario ir avanzando y recogiendo pistas que nos ayudarán a descubrir quién era en realidad y los motivos que hay detrás de su desaparición. Junto a ellos nos encontramos con unos personajes femeninos que resultan muy llamativos y al mismo tiempo opuestos en carácter, la bella Arianna, elegante, delicada y con un traumático pasado que ha propiciado que se convierta en quien es actualmente; y Elena Paradis, una sueca de marcado carácter que no dudará en prestar su ayuda a Julio.
La trama de "Hotel Borgues" bien podría haber discurrido en cualquier lugar, pero Francisco Granado ha seleccionado la ciudad de Madrid para ubicar este hotel, convirtiéndola en testigo mudo de todo lo que está aconteciendo. Y es una ciudad cuyo retrato el autor va perfilado paso a paso, a medida que discurre la acción y nos va moviendo por sus calles al mismo tiempo que acompañamos a los personajes. Los diferentes lugares que se mencionan son fácilmente reconocibles y gracias a esas metafóricas descripciones con las que el autor adorna la narración podemos tener una visión precisa tanto del panorama como de la atmósfera funesta y gris que predomina en estos escenarios.
Y para terminar, mencionar también que la novela presenta un ingrediente metaliterario que es de lo más atractivo. Mientras intentamos averiguar lo que ha sucedido con Héctor, quien aspiraba a convertirse en escritor, nos vamos a encontrar con diversas referencias al proceso de escritura y edición, existiendo además una pista a seguir que gira en torno a un misterioso libro titulado La corona de Italia y su escritor, el legendario Tristán Veracruz.
En definitiva, Hotel Borges es una novela de suspense e intriga con un argumento complejo pero bien hilado que Francisco Granado va esclareciendo progresivamente con cierta originalidad, destacando una vez más el cuidado y elaborado estilo que caracteriza a las obras del autor. Un libro que merece la pena no solo leer, sino releer. En mi caso han sido dos las veces que me he adentrado en su historia y la verdad es que la segunda lo he disfrutado mucho más.
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