HOTEL CONTINENTAL (****)
Carretera del Balneario km 1022661 Panticosa (Huesca)Habitación: 2202Fecha de entrada: 29/03/2023
Tarifa: En el algo decrépito entorno del Balneario de Panticosa, que sin duda, tuvo tiempos mejores, en el centro de un imponente circo glaciar, rodeado de los enormes paredones de los tresmiles Argualas y Garmo Negro, junto al enorme estanque del balneario, y algunos edificios en ruina o que la amenazan encontramos este establecimiento hotelero sobre una bonita plaza recubierta de césped, rematada al fondo por una bonita capilla y con dos edificios de grandes cristaleras unidos por una pasarela también acristalada. Bajo esta pasarela, dos puertas consecutivas de madera y cristal nos introducen en un largo pasillo, también acristalado (a la derecha vistas a un restaurante cerrado y a la izquierda a la zona de cafetería y recepción) que tras otra puerta ubicada junto a una antigua y preciosa caja registradora, nos deja en la recepción.El espacio es enorme a derecha e izquierda. La luz algo escasa en esta parte central, con suelo de gres en blanco y verde oscuro de formas triangulares. Hacia la izquierda, pasando a un suelo de madera casi negra encontramos una enorme cafetería con un montón de sofás y butacas, algo desordenadas, en terciopelo de colores pistacho, morado, caldero... Al fondo de ese espacio encontramos un mostrador de metacrilato blanco y antes de él una enorme chimenea redonda en el centro del espacio, pintada en negro. Está apagada pero el olor a madera y fuego impregna agradablemente el espacio. Frente a la puerta de acceso hay un enorme mural de los años dulces del balneario y justo al lado, el mostrador de recepción. Contundente, en madera oscura y gres continuación del suelo de triángulos. El techo, con numerosos puntos de luz, muchos apagados. Tras el alto mostrador, perfectamente despejado y ordenado, nos atiende un joven que nos entrega la llave de tarjeta de la habitación, tras haber copiado nuestros datos del DNI de forma bastante rápida. Nos indica el horario de los servicios del hotel y el acceso al wifi que es efectivo y veloz en todo el edificio. Hacia la derecha, y camino de los ascensores dejamos a un lado una vitrina que vende algunos productos del hotel, una pantalla de televisión que nos presenta los servicios del establecimiento y un pasillo que accede a los aseos. Allí enfrente encontramos los tres ascensores, revestidos interiormente en madera clara con algunos carteles con información sobre el hotel y el comedor. Las puertas, que se cierran precipitadamente se abren a un luminoso y amplio recibidor, con paredes blancas y moqueta gris verdosa, con una ventana al exterior. Hacia la derecha encontramos el ancho pasillo de las habitaciones, completamente revestidos en madera en las paredes, y moqueta en el suelo. Las puertas, perfectamente enrasadas con el resto de la pared aparecen decoradas con unos discretos vinilos triangulares de colores. La manivela de la puerta, discreta y metálica dispone de una pequeña zona negra a la que hay que acercar la llave para que se abra. Una retranqueada tira de led corre todo lo largo del pasillo por encima de las puertas. La puerta se cierra de golpe. A la izquierda, una larga pared de placas de madera clara que aparecen algo desencajadas. En ella, un aparatito con unas luces verdes para colocar la tarjeta y que se ilumine la habitación. A la derecha, tras unos interruptores de B-ticino, una larga cristalera, protegida por un vinilo y vistas a la cabina de ducha. Donde termina esta y antes de llegar al dormitorio un sencillo display nos permite manejar el aire acondicionado, que funciona de manera bastante silenciosa con función automática una vez que en la rueda seleccionamos la temperatura de confort. Pese a que el aire es silencioso, hay un cierto ruido de fondo como de aguas moviéndose a y desde el largo y bajo radiador que se ubica bajo a la gran ventana que ocupa la pared del fondo.
En la pared izquierda, hay un espejo de cuerpo entero y una puerta cerrada que nos comunicaría con la habitación contigua. El dormitorio es correcto de tamaño Luminoso y brillante, aunque con una sensación de que falta algo de mantenimiento. El suelo es de madera algo envejecida y desgastada por el uso. Las paredes recubiertas de madera clara. A la izquierda, cuelga de la pared una pantalla de televisión plana algo antigua. Por encima, un largo aplique metálico, también empotrado en la pared, que recoge una larga tira de led. En el suelo, una mesa de centro redonda con el mando de la televisión y una sucia e incómoda butaca tapizada en tono rojizo. La pared del fondo acoge la ventana, en aluminio blanco casi de techo a suelo y con vistas a un patio entre distintos edificios del hotel, aunque hacia arriba hay bonitas vistas a las montañas. Aparece protegida por un visillo blanco algo sucio y unos fuertes cortinones que hacen de foscurit en tonos granates y vinos. A modo de zócalo, por debajo de la ventana hay un largo -y ruidoso- radiador blanco. A la derecha encontramos las camas. Dos. Algo estrechas y cortas (para los que somos de tamaño extendido). Vestidas con sábanas, mantas y una cubierta blanca. Una gruesa y cómoda almohada. Aparecen empotradas contra un cabecero de madera en el que hay retranqueada una luz que hace más agradable la estancia. A los pies, un largo banco de madera que puede hacer las veces de estrecho maletero. Sobre los dos extremos de las camas, anclados a la pared, pintada en color chocolate, encontramos sendos apliques de luz metálicos y direccionables. Junto a ellos, interruptores y enchufes disponibles. En el lado derecho hay un bloque de madera, con un hueco remetido que haría las veces de mesilla. En el lado izquierdo hay -quizá demasiado encajonado entre la cama y la pared- un escritorio que recoge un teléfono negro, y bajo el que hay una papelera de metal y una silla de madera tapizada en tela color pistacho algo sucia y desgastada.
En la pared restante, en el centro encontramos la puerta del baño corredera de madera. A su derecha un armario exento, alto, sobre el que se puede dejar -de forma un poco incómoda- la maleta. Puerta con dibujitos geométricos de colores y tiradores de cordón. En su interior acoge un minibar que se presenta vacío y sobre él una caja fuerte. A la izquierda, y algo empotrado en la pared encontramos un armario exento en madera, con dos puertas de color gris y tiradores metálicos. en su interior una barra colgadora con media docena de perchas y un par de baldas.
La sensación es agradable, sobre todo por la cálida temperatura, muy adecuada para hacer frente al frío exterior. El mantenimiento deja algo que desear, y hay demasiados arañazos en suelos, paredes y cortinas. El descanso es fácil, porque el hotel es tranquilo, aunque se escuchan demasiado las voces en el pasillo y los ruidos de las habitaciones contiguas. El exterior es un remanso permanente de paz y silencio.
La puerta corredera del baño se mantiene siempre abierta porque se desliza ella sola hasta esa posición. El espacio aparece dividido en tres zonas. En el lado derecho una larga y estrecha cabina de ducha, protegida por una mampara de cristal y con una pared, de cristal, con vistas al pasillo de entrada en la habitación. El suelo es de pequeñas teselas de color marrón y blanco, algo ennegrecidas por la humedad. En el interior, sobre un fino toallero metálico se ofrecen dos toallas de baño correctas en tamaño y calidad. La ducha se ve rematada por una grifería pequeña, moderna y de formas rectas. El teléfono es apenas un 'palito' cilíndrico del que sale agua a tal presión que se dispara desde el enganche que tiene como si fuera una serpiente y cobrara vida. Presión, caudal y temperatura son más que excepcionales.
En el espacio central encontramos un largo lavabo doble en blanco con doble y moderna grifería. Bajo él hay una banqueta de plástico negro y una papelera metálica. Sobre él, en una bandeja de metal se ofrece un bote de champú, otro de gel y una pequeña pastilla de jabón de manos. Eso y dos vasos de cartón envueltos en plástico son todo el conjunto de amenities que se ofrece. Un palmo por encima de lavabo, una estrecha balda de cristal para dejar nuestras cosas, y por encima, hasta el techo, un generoso espejo. A la derecha hay un espejo dirigible de aumento, y a la izquierda un secador de pelo de buena potencia. En la pared de la puerta de entrada, a la izquierda hay dos grandes perchas en porcelana blanca de las que cuelgan las dos toallas de manos de correcta factura con las que se completa el set de lencería.
Por la mañana, en un tranquilo comedor se sirve el desayuno. Un larguísimo armario con vistas a la cocina -en la que están trabajando- ofrece los platos calientes (huevos, chorizo, bacon, churros...), y algunos complementos como fruta cortada, cereales, embutidos, quesos, jamón... En otro punto se ofrece junta toda la bollería, quizá algo artificial (croissants, napolitanas, donuts...), panes y tostadas... Y a su lado un puesto con una máquina de café -no demasiado malo-, que siempre tiene cola de gente esperando, y a su lado una máquina de zumo artificial de naranja, piña o multifrutas, y varias botellas de agua.
Después en recepción, una sonrisa, pregunta si todo ha ido bien, y despedida. Calidad/precio: Servicio: 8Ambiente: 7.5Habitación: 7.5Baño: 7.5Estado de conservación: 6Desayuno: 7Valoración general: 7.5