Lo primero deciros que cada día me cuesta escribir más, o quizá lo mejor sería decir que cada día me cuesta más salir por ahí a picar, comer, cenar o zampar, aunque quizá lo que más me apetezca sea liar a que nos juntemos todos los Larpeiros que componemos este blog y disfrutar como en los viejos tiempos, aunque seguro que lo haríamos en casa de alguno de ellos.
Pero el otro día, sin quererlo, y en una visita rápida a la ciudad de Botín, unos grandes amigos me liaron y me invitaron a cenar. No pensaba escribir nada la verdad sea dicha, pero desde que entre en el local tuve tan buenas vibraciones que aquí os traigo un pequeño apunte de lo que nos tomamos.
Decir que el Hotel Escuela Las Carolinas pertenece a la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabría, y en ella se imparten diferentes masters, tanto de sala como de cocina. Y tienen bastante éxito, de echo la lista de espera para entrar a esos cursos en amplia.
Hotel de 3 estrellas en un edificio totalmente reformado del siglo XIX. En la planta noble es donde se encuentra el comedor, la recepción y el bar. Y sin más preámbulos demos paso a lo que comimos y bebimos, como detalle que me gustó bastante, es que nos sentamos a la mesa sin saber lo que íbamos a comer, sé que eso a muchos no os gusta eso de no poder elegir, pero yo estoy un poco cansado de elegir y de ver en las cartas mucho nombre y poco espectáculo, así que opté por sentarme ponerme la servilleta al cuello y disponerme a engullir todo lo que me pusieran delante.
Detalle: había plato de pan, pero con pan pre-cocido, sé que a muchos eso del pan calentito os gusta, pero yo prefiero el pan que muchas de las panaderías elaboran y olvidar encender el horno para meter ese producto, yo lo cambiaría, pero claro ese soy yo y mi gusto particular.
Empezamos con un aperitivo de Calabacín con jamón y queso, espárrago triguero con salmón y menta y croqueta de queso y cebolla caramelizada.
Bien en su conjunto apetitoso, el triguero bien cocido, la combinación de salmón ahumado bien sabéis que es difícil, y la croqueta con un sabor bien fino.
Continuamos con un mil hojas de bacalao, pulpo y pil-pil de hongos, sabroso y apetecible, aunque nos dejó un poco descolocados, estaba templado y no sabíamos si era el punto que tenía que tener, lo que sí el pil-pil muy bien conseguido y el bacalao con un perfecto punto de sal, al igual que el pulpo muy bien cocido, fue una combinación que nos gustó.
Para todos estos platos bebimos un Raventós L´Hereu 2012, con nariz de brioche, una burbuja fina y acidez refrescante que hizo que la armonía fuera realmente buena.
A continuación nos sirvieron hojaldre con crujiente de ajetes y salsa naútica. Nos gustó, desapareció enseguida, el crujiente de ajetes realmente bueno, un buen conjunto de sabores bien ensamblados.
De pescado un buen rape albardado con vinagreta de frutos de mar, mira que me gusta el rape, y este estaba muy bien guisado, nos gustó, apetitoso, con aire y espacio bien puesto en la presentación.
El otro vino que acompañó a estos últimos platos fue Yenda Spicata 2013 creo que el mejor para explicar este vino es Ankabri así que aquí os dejo su entrada en nuestro blog.
Como carne nos pusieron Carré de Lechazo relleno de ternera y foie, este plato hemos de decir que no nos hizo mucho tilín, no estaba mal, pero corto de sabor y la conjunción nos costó, pero bueno puede ser simplemente una apreciación nuestra.
De postre: mousse de chocolate con frutos rojos, sussi de frutas y caramelizado de hojaldre con helado
y otro postre más que fue: filipino con chocolate blanco, sopa de melón y panacota de plátano.
El mousse sabroso, el sussi rico, el caramelizado la bomba, el filipino a recordar los que comíamos en la merienda, la sopa de melón apetecible y la panacota algo insípida, no sé por qué pero siempre me pasa lo mismo con la panacota.
Para acompañar la carne y los postres nos sacaron un Mauro del 2011, realmente sabroso, rico, creo que pocos quedarán que no han probado el Mauro pero bueno una vez más me voy a mi experto de vinos de cabecera, el Ankabri y aquí tenéis lo que el piensa de este Mauro 2011.
Por cierto el café estaba muy bueno, mira que en pocos sitios nos gusta pero hemos de decir que en este caso nos tomamos un par de ellos.
El precio ni idea, me invitaron, no me dejaron ver la factura, pero si queréis saber el precio del menú llamad al hotel y a buen seguro que os lo dicen.
En fin, esta fue nuestra experiencia en el Hotel Escuela Las Carolinas pero no quiero cerrar esta entrada sin contar lo que fue lo más importante, y es que estábamos en una escuela, servidos y atendidos por alumnos, pero detrás de ellos está en cocina Juanma España y en la sala uno de los mejores y que pasa mucho desapercibido que es Alfonso Fraile. Alumnos son pero pueden enseñar alegría y sonrisa franca a muchos profesionales de la región. Volveremos y hemos de decir que lo haremos porque pasamos un rato agradable, nos divertimos y los chavales hicieron nuestra estancia agradable y entretenida. ¿No es lo que buscamos cuando salimos a comer?