Plaza de Belén 1
23001 Jaén
Habitación: 209
Fecha de entrada: 26/06/2020
Tras la puerta de acceso, hay un espacio amplio y profundo. Atravesamos dos pequeñas jardineras a cada lado y quedamos frente a la recepción, que queda a la derecha. Se trata de una mesa baja en forma de U, en blanco y protegida con enormes mamparas de metacrilato que cuelgan desde el techo, que para algo estamos en pandemia. Sentado tras la mesa, un hombre nos atiende amablemente. El trámite de check in resulta cansino, como siempre. Un DNI, el otro... Y mientras tanto, poco más. Sobre la mesa, un montón de displays con carteles avisando de demasiadas cosas: mascarillas, gel, el desayuno, el acceso al hotel... Por fin nos entrega un documento a firmar y una tarjeta blanca con una pegatina con el número de la habitación que hará de llave. Además nos indica el horario del desayuno. No hablamos del wifi, pero luego desde la habitación llamamos y nos indica la extraña contraseña. Es gratuito y funciona bastante bien en todo el edificio.
A la izquierda de la recepción se abre un gran espacio que hace las veces de business center, desayunador y zona de descanso. Hay sofás, mesas, sillas, el espacio para el buffet. Todo ello rodeado de paredes pintadas en blanco, y en gris con grandes dibujos y grafitis con siluetas de la ciudad y la provincia y algunas frases de poetas de la zona. Al fondo del todo, una mini terraza acristalada con paredes en verde botella intenso y las mismas letras que en la fachada exterior. La única luz que entra, que no es poca, viene de la calle a través de la cristalera de entrada. En cualquier caso la sensación, aunque moderna resulta algo gris y languideciente, quizá acentuada por el brillante suelo blanco porcelánico. Frente al mostrador de recepción hay dos puertas metálicas. Entre medio un totem con un dispensador de gel hidroalcohólico. A la derecha el guardamaletas y a la izquierda, el ascensor. Este resulta angosto y pequeño: para dos personas con poco equipaje. Un altavoz indica por qué piso vamos pasando. Un espejo de medio cuerpo en la pared del fondo. El resto de paredes pintadas en morado con escudos de la ciudad en la parte superior de cada pared. Carteles plastificados con horarios y descripciones de algunos servicios del hotel por todos los sitios. Las puertas se abren a un pequeño recibidor. Suelo de moqueta gris, muy mullida y acolchada con algunos motivos en rojo. La pared de enfrente, muy cercana, pintada en rojo fuerte con un 2 enorme en blanco y varias indicaciones con la ubicación de las habitaciones. Techo practicable en tono gris oscuro demasiado bajo. Nuestra habitación queda hacia la izquierda, después de atravesar una puerta de madera gris con pomo en metal. Tras ella encontramos la puerta de la habitación, también en gris, moderna, con un sensor al que acercar la tarjeta. Junto a la puerta, hay un piloto de luz verde, que torna a roja cuando tras abrir la puerta introducimos la tarjeta en la ranura de la luz, como para indicar que la habitación está ocupada.A la izquierda del lavabo, una puerta de madera gris da acceso a otro espacio generoso con el inodoro, el bidet y una cabina de ducha. El suelo sigue siendo de la misma madera que la habitación, y las paredes una gris y la otra malva. Detrás de la puerta hay dos esconchones grandes en la pared. La cabina de ducha resulta grande y generosa. Teselas grises en el suelo y algo más claras en las paredes. Mampara fija de cristal con un detalle en vinilo morado. Dentro una ducha de teléfono y una regadera efecto lluvia. El grifo resulta algo lioso de utilizar, pero una vez que uno entiende que el grifo de abajo es para la potencia, aunque tenga un piloto azul, y el de abajo para la temperatura, aunque tenga un piloto rojo, ofrece un excelente caudal, temperatura y presión. A los pies de la ducha, una pequeña alfombrilla de baño. Luz igualmente fría en esta estancia.
El desayuno, aunque es buffet, se encuentra muy limitado por las medidas de seguridad anti coronavirus. Unas cuantas mesas protegidas con metacrilato permiten ver los productos, y una camarera nos los ofrece en una bandeja tras nuestra selección. El surtido es algo justo en la oferta, pero aceptable en la calidad destacando los panes de diversos tipos y el aceite local también de diversos tipos. A ello se le añaden zumos, cereales, fiambres y queso, tomate rallado y algo de bollería. El café, preparado en una máquina expresso es bastante aceptable.
Después en la recepción, la misma frialdad que en la llegada y el mismo tedioso procedimiento de factura y pago. Al menos como no hay minibar en la habitación no nos tienen que preguntar por él. El recepcionista se interesa por la continuación de nuestro viaje y por si necesitamos ayuda con ello, cosa que agradecemos.
Calidad/precio: 8.5
Servicio: 8Ambiente: 7
Habitación: 8
Baño: 8
Estado de conservación: 8
Desayuno: 7.5