A continuación, en la pared derecha se sucede una pequeña repisa de madera blanca sobre la que hay una caja de luz. Por encima, colgando de la pared, una televisión de pantalla plana y un par de láminas enmarcadas. Al final de la repisa, en un armario de madera blanca, el minibar con buen surtido. Sobre él, una red metálica colgada de la pared con varios papeles de color verde que explican los servicios del hotel y el funcionamiento de algunas instalaciones. Además, se ofrece sin más una botella de agua mineral grande.
Toda la pared del fondo aparece recubierta por un suave visillo blanco. Tras él, una gran ventana de aluminio marrón bastante moderno con vistas a la entrada principal. Se cierra bien y se protege con una ligera persiana metálica, que aísla bastante el ruido de la calle.
En el lado izquierdo encontramos la cama. Grande y generosa. Blanca. Situada sobre un antiguo canapé de madera blanca, lacado, que imita cajones. Cómodo colchón vestido con un suave nórdico y cuatro almohadas de distinta dureza. Todo empotrado contra un largo cabecero de madera de media altura también en blanco, recorrido en su parte de arriba por una tira de led que ilumina cálidamente el espacio. Por encima de él, en la pared blanca aparece un mural abstracto en blanco y negro con ciertos motivos vegetales. Empotrados en la madera del cabecero enchufes e interruptores disponibles y sendos focos metálicos dirigibles para la lectura en la cama. Entre el led, los focos metálicos y la caja de luz que hay bajo la televisión se consigue un cálido efecto lumínico. A cada lado de la cama, dos sencillas mesillas metálicas redondas. En una de ellas se presenta el mando a distancia de la tele, y en la otra además de un teléfono, un par de revistas. La insonorización exterior mejora mucho con la persiana bajada. Pero la interior es escasísima. Se oyen todos los movimientos del pasillo y las habitaciones contiguas. Para colmo, de madrugada, alguien mueve cajas y bolsas en el almacén que hay en la planta con el consiguiente ruido.
La pared restante aparece cubierta de techo a suelo por dos puertas correderas pintadas en blanco, bastante deterioradas, que protegen el generoso armario. En un lado la caja fuerte y una cajonera. En el otro, un colgador largo con media docena de perchas antirrobo de madera.
Detrás de la puerta queda el bidet, y el inodoro, también en porcelana blanca y algo pequeño. Está ubicado tan cerca de la pared que resulta un poco incómodo sentarse en él. Entre ambas piezas de porcelana blanca, un portarrollos metálico anclado a la pared de baldosas color arena. En la pared del fondo encontramos la bañera, protegida por una mampara móvil de cristal. En su interior un toallero recoge dos buenas toallas de baño blancas, de buena calidad y presentación, que junto con el pie de ducha completan el juego de lencería. Anclado a la pared un bote de champú/gel. La grifería, bastante cuidada se remata en una ducha de teléfono bastante cuidada. Temperatura, caudal y presión son absolutamente excepcionales. Al tratarse de una bañera remetida en la anterior, el grifo de la ducha queda demasiado bajo para los que somos demasiado altos.
Por la mañana en la recepción nos atienden dos jóvenes, sentadas en su escritorio, con la clásica pregunta sobre el minibar. Poco más.
Calidad/precio: 7.5Servicio: 7.5
Ambiente: 7
Habitación: 7
Baño: 8
Estado de conservación: 7.5
Desayuno:
Valoración General: 7.5