Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero Hotel Transilvania 2 (2015) ha llegado, como antes llegaron otras tantas, para demostrar que pueden ser incluso superiores a la primera. Comandada nuevamente por Genndy Tartakovsky, esta secuela de una de las películas de animación más rentables de la Historia del Cine -su primera parte amasó la friolera de 324 millones de € a nivel mundial- y buque insignia del departamento de animación de Sony, que entre sus méritos figuran también las dos entregas de Lluvia de albóndigas, lo tiene todo para hacer disfrutar a grandes y pequeños. Hotel Transilvania 2 vuelve a sustentarse en el poderoso e increíblemente imaginativo universo de personajes creados en la primera parte, con un cuidado aún mayor en los matices y las expresiones. Aunque no alcance la excelencia de algunos trabajos de otros estudios de dibujos animados como Pixar o DreamWorkds, es más que evidente el esmero que sus responsables dedican a las texturas, los fondos y, particularmente, a su excelente e indiscriminado manejo de la paleta de colores; su animación colorida y su trazo limpio se traducen en un espectáculo fresco y visualmente muy atractivo.
La trama de Hotel Transilvania 2 gira en torno a Drácula, quien ha terminado aceptando la boda de su hija con un humano y el hecho de que su hotel reciba de huéspedes tanto a monstruos como humanos, y no sólo a monstruos como era su intención inicial. Lo que parece que le cuesta aceptar más al rey de los vampiros es que su nieto Dennis no de síntomas alguno de vampirismo. La llegada de Vlad, el malhumorado padre de Drácula, no hará sino complicar las cosas. Sería inútil negar que disfruté como un enano con esta secuela que, ante todo, es un manifiesto pop en toda regla; un documento audiovisual lleno de referencias tanto a películas de la competencia como a las nuevas tecnologías, dejando bien claro que es hija de su tiempo -selfies, WhatsApp…-. Hotel Transilvania 2 es un arsenal de detalles -atención a los nada más ni nada menos 55 platos que aparecen en film, curiosamente inspirados en los mejores chefs del mundo-, guiños y personajes milimétricamente diseñados y espeluznantemente tiernos, como zombies, momias, brujas, hombres lobo, el monstruo de gelatina -cuya a cuenta corren los mejores momentos humorísticos-, Frankenstein o el Yeti. Todo un festín, vaya.
Aunque en ocasiones se nota el influjo del encargado de poner voz al Drácula original y guionista del film junto a Robert Smigel, Adam Sandler, especialmente cuando el film se desliza por el humor más infantil, esta película es una excusa perfecta para pasar 89 minutos riendo sin parar al tiempo que nos encariñamos de sus carismáticos personajes. No obstante, de ponernos profundos, Hotel Transilvania 2 también encierra algún mensaje entre líneas, como el disfrute (y reivindicación) de la inmadurez -recordemos quien la firma- y, lo que es más importante, el derecho a la propia autodeterminación en la niñez y a vivir según las convicciones de cada cual, que tiene su punto álgido cuando la hija de Drácula, harta de que su padre intente sin éxito convertir a su nieto en un vampiro, le diga que no puede pretender que la gente sea lo que no es; todo una declaración de intenciones de una cinta que aboga, de una forma menos sutil de lo que parece, por la transgresión y la vulneración de ciertas normas. Es este rasgo, su lectura adulta, lo que la diferencia de otras películas de animación -Pixar aparte- más intrascendentes.
A pesar de que en el doblaje al español haya que sufrir el acento sevillano del hombre lobo -una de las decisiones de doblaje más erróneas que soy capaz de recordar, sobre todo cuando en la original el encargado de ponerle voz es Steve Buscemi-, Hotel Transilvania 2 es una película trufada de atractivos, aunque entre todos destaca la implacable velocidad con la que se precipitan sus acontecimientos: el film es tan endiabladamente ágil, tan virtuoso técnicamente -ojo a la secuencia de la boda y la fiesta posterior, casi un hito en la historia de la animación por la gran cantidad de personajes que aparecen interactuando a la vez- y está tan bien desarrollado, que podría durar otros 89 minutos más sin que nos demos cuenta. Ya esperamos con los brazos abiertos la tercera parte (confirmada) de la que tiene toda la pinta de convertirse en una gran saga.