No dejaron de chillar y moverse desde que subieron al coche hasta que ya, en la sala, comenzó la película y ni con esas, oye, y cuidado que le pedí a la taquillera un valium con la entrada (para mí o para ellos), pero qué va.
He de decir que no habíamos visto la primera parte, ni siquiera sabía de qué iba el argumento, así que reconozco que, pese a ir a ciegas, pasé un buen rato, sobretodo porque estaba pasándolo con ellos. Sin prisas. Sólo pasándolo.
momentos no acababa de entender ni los diálogos ni la historia en sí. Sólo se entusiasmaba cuando aparecía la lobezna, que se ha convertido en su mascotita preferida.
Yo la recomendaría a partir de los 5-6 años o más, y explicando las escenas y ambientes, para poder contextualizar al menos una historia que, si bien es para niños y ficción, guarda una moraleja para adultos de una manera muy real. Pudimos ver que muchos estrenos nos esperan, ¿y tú?¿La has visto ya?¿Qué tal tus peques?