Aquellos que me seguís habitualmente sabréis que la semana pasada Manu y yo nos fuimos de vacaciones al Pirineo aragonés. Concretamente, a la provincia de Huesca, y, más concretamente, a los alrededores de la estación de esquí de Panticosa. Encontramos un hotel monísimo en Lárrede que enseguida nos cautivó con sus imágenes y las buenas críticas que tenía. Hoy os puedo asegurar que no nos equivocamos en absoluto.
El Hotel Viñas de Lárrede, que está a escasos 20 minutos de Jaca y un poco más cerca de Panticosa, es una auténtica maravilla. Es tranquilidad y bienestar puro. Su ambiente te hace sentir como que solo existís tú y el momento. Además, no solo está regentado por una familia y unos empleados encantadores y muy agradables, sino que es sencillamente precioso. ¡Por fuera y por dentro! Nosotros nos sentimos comodísimos, muy bien atendidos en todo momento y nos quedamos con ganas de volver.
Este es el hotel por fuera.
Tiene un aspecto alpino y acogedor, y mi parte favorita de la fachada son las luces colgantes que caen del techo de madera. También tiene un pequeño jardín y una terraza que seguro que son geniales para la primavera y el verano. Evidentemente, nosotros no pudimos disfrutarlo.
Para quien le interese, la relación calidad-precio es muy buena. Nosotros cogimos un pack que encontramos en su página web (previamente encontré el hotel en Tripadvisor o alguna web así y luego consulté su web por curiosidad) en el que ofertan tres noches con media pensión con acceso ilimitado al spa, un "viaje" en la tirolina del Valle de Tena y descuento en material de esquí, todo ello por 320 euros por persona. Personalmente, creo que está bastante bien. Además, nos iba como anillo al dedo porque eran los días exactos que íbamos a estar.
Las vistas desde nuestra habitación no eran lo mejor del mundo, para ser honestos, pero la terraza del hotel tiene unas vistas estupendas. Se pueden apreciar las montañas de los Pirineos nevadas a lo lejos (que no están tan lejos, realmente, a 20 minutos). Claro que con el frío tampoco se podía estar mucho fuera.
Eso sí, toda rosa tiene su espina y no todo es perfectísimo. Por poner algún inconveniente, creo que el precio de las bebidas del bar es un poco excesivo. Entiendo que llevar las bebidas hasta allí y que te las preparen de forma personal es un extra, pero hay un límite de precio que puedo pagar por una infusión. De las bebidas alcohólicas ni hablamos 😅 También cabría añadir que no nos gustó mucho la puerta del baño, ya que era de cristal y... En fin, ya sabéis.
Por lo demás, es que me encantó hasta el papel de pared, os lo prometo. Era todo encantador. Los dueños fueron muy amables al ofrecernos un riquísimo té de bienvenida, ¡y nos dieron dos botellitas de agua para el viaje! No se puede pedir más.
Aprovechamos el primer día de estancia para descansar después del viaje, organizarnos, alquilar el material de esquí y descubrir el spa. Fue algo muy relajante que los dos necesitábamos después de tanto tiempo sin desconectar. Evidentemente, también el spa era muy cuqui, pero las fotos que hice no son blog-worthy, solo privadas.
Ese día disfrutamos de nuestra primera cena y fue maravilloso. Manuel dice que es la mejor comida que ha probado fuera a pesar de que viaja mucho para ir a los partidos de primera división. Nunca le había visto tan emocionado con la comida, y eso que no come cualquier cosa. A mí, por otra parte, me encantaron los desayunos, ya que es mi comida favorita del día, y devoré la fruta, el yogurt, las tostadas y todo lo que se pusiera por delante (no en el mismo día, claro, tengo mis límites).
Reconozco que no son mis mejores fotos, pero tenéis que perdonarme. Habíamos pasado todo el día en la nieve y estaba molidita. Después de aquello fuimos al spa, claro 💆
En resumen: recomiendo el hotel. Mucho. Nos encantó y estamos deseando volver.
Fotos hechas por Manuel LayaPD: este no es un post de outfit, pero os linkeo los productos por si os interesan.
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