Hoteles: malas experiencias

Por Artabria @artabria
Seguramente, todos hemos tenido alguna mala experiencia en hoteles, pero no fue hasta este último viaje cuando me decidí a escribir sobre ellas.
Lo más habitual, o por lo menos con lo que nos hemos encontrado nosotros, es la calidad del colchón y de las almohadas.
En el hotel en que nos alojamos en Cala Montgó (Girona), y del que todavía  no os hablé, el colchón debía de ser de los años 80, no sólo por la funda (claramente ochentera) si no porque se hundía más que una cama de agua. Creo que en algunos momentos de la noche, mi cuerpo tocó directamente el somier. 
Las almohadas ya es un tema aparte. En pocos hoteles he encontrado una almohada que se ajustara a mis gustos. Aquí he de decir que, para este tema en concreto, soy bastante pejiguera. Me contracturo con facilidad y mucho más al no dormir en mi cama. Tanto el colchón como la almohada me gustan muy gorditos y lo que abunda, sobre todo en las almohadas, es todo lo contrario.
En este hotel que presumían de muebles de diseño y tenía una tele de plasma bastante grande, yo me pregunto: no sería mejor tener una tele más pequeña u otro tipo de muebles (aunque a mi me parecían del Ikea) y renovar otros aspectos más importantes. Para mí, el diseño tiene que quedar en un segundo plano y la comodidad de la cama tiene que ser lo primordial. Domir bien es sagrado!
Otro aspecto negativo, la mala insonorización. Quién no ha oído alguna vez una conversación de la habitación de al lado, o incluso "intimar" a esa pareja fogosa?
En el último hotel en el que hemos estado alojados en Olot (Girona) ya no es que hubiera mala insonorización, si no que las paredes eran como si no existieran y aquí no entra en juego sólo la calidad de la construcción, habría que hablar también de esos clientes que no respetan nada ni nadie. El último día allí alojados, nos acostamos muy temprano, a esos de las 22.30 h porque queríamos levantarnos muy tempranos para emprender el camino de vuelta y cuando tienes que hacer 1.200 km de un tirón, es bueno descansar bien. A eso de las 22.35 llegan dos familias, con 4 o 5 niños y sus respectivos padres. Llegan a voz en grito, sin importarles nada. Se alojan en dos apartamentos y dejan las puertas abiertas, comunicándose entre ellos de uno a otro, gritan por la ventana a otro coche que está llegando con sus amigos, los niños suben y bajan por las escaleras como si fuesen Godzilla, se ponen a hacer la cena moviendo cacharros, vasos, platos, mesas, sillas.....Al ser una hora "temprana", intentamos no perder la paciencia, lo que se convierte en una misión imposible ya que no es que hablen alto, es que gritan. Desde nuestra habitación empezamos con nuestros "ataques de tos" para hacernos notar. No funciona. Encendemos la tele y la ponemos a un volumen alto. No funciona. Les pedimos "silencio" un par de veces. No funciona. Los minutos pasan. Estamos cerca de las 12 de la noche. Llevamos 1h30 minutos aguantando gritos, ni siquiera podemos oír nuestra propia televisión. Los niños siguen jugando en el pasillo, los adultos siguen gritando en el apartamento de al lado. Ya no aguanto más y salgo al pasillo, allí me encuentro con 4 niños y 1 adulto. Les digo lo más amablemente que puedo que si pueden bajar el volumen, que estamos intentando dormir, los niños asienten. El adulto me mira con mala cara y sigue a lo suyo. Al rato oímos, por fin, cerrar la puerta de uno de los apartamentos que llevaba abierta desde que habían llegado. Bajan el volumen, pero todavía se les oye bastante bien. Cerca de la 1 deciden que ya es suficiente y a las 7 de la mañana vuelven a los gritos y a las puertas abiertas.
Algo que agradeces cuando llegas a recepción, es que las personas que te atiendan sean amables contigo. En nuestra experiencia personal nos hemos encontrado con muy buenos profesionales y con otros que no te miraban ni para darte las llaves. En esto de la mala educación, hemos tenido un par de experiencias muy desagradables, unidas a otras que dejaban entrever una muy mala gestión del establecimiento y conocimientos nulos de cómo llevar un negocio.
Hace unos años nos alojamos en un hotel en Belmonte de Miranda en el que todo fue un horror. Desde las mentiras del dueño unos días antes de llegar, diciéndonos que no habíamos reservado (teníamos un email), incluyendo faltas de respeto. En esta ocasión, decidimos ir igual, ya que se trataba de un bono y habríamos perdido el dinero y porque nos apetecía conocer esa zona de Asturias. Unos días antes nos llama y nos dice que el hotel está lleno (cuando habíamos reservado con varias semanas de antelación) y que nos alojará en unos apartamentos que hay al lado del hotel. Llegamos allí y los apartamentos estaban sucios a más no poder, restos de pelos, polvo en cada esquina....y en las dos noches que estuvimos allí ni nos limpiaron la habitación ni nos cambiaron las toallas. Entiendo que al ser unos apartamentos, la limpieza no tiene que estar exclusivamente incluída, pero nuestra reserva no era allí, por lo que tendrían que habernos limpiado o por lo menos preguntarnos si queríamos toallas limpias, ya que la ducha se desbordaba y tuvimos que poner algunas toallas para secar el suelo. Al día siguiente nos secamos como buenamente pudimos.
Otro ejemplo de una mala gestión/mala educación la vivimos en un hotel en Toledo. Con deciros que perdimos el dinero de una noche de hotel que ya habíamos pagado, sólo por no tener que dormir allí una noche más, os imaginaréis como era. Esto fue en el mes de diciembre, con un frío del carajo, nos pusieron una única manta. Esa noche no pudimos dormir con el frío que teníamos, al día siguiente pedimos otra, pero era insuficiente. La calefacción era tipo aire acondicionado y si la encendíamos hacía tanto ruído que no pasábamos frío, pero tampoco podíamos dormir. Les comentamos que no podíamos dormir, que por favor nos proporcionaran otra manta. La respuesta: MÁS MANTAS??!!. Nos dijeron que no tenían más, que dejásemos la calefacción encendida durante el día, cuando llegamos por la tarde, estaba apagada. En el cuarto de baño no había ni calefacción. El desayuno era café o colacao y dos tostadas de pan de molde. Les comenté que no podía tomar leche, que si tenían un zumo y me trajeron un brick de 200 ml , sin vaso ni nada y dejándolo encima de la mesa de malos modos.
Hablando de duchas que se desbordan, esto suele ser también algo habitual. Les costará tanto hacer unas mamparas en condiciones? Y qué decir de la presión del agua de la ducha?
Y qué hay de esas fotos que ves en internet y cuando llegas allí te dan ganas de ponerte a llorar? La publicidad engañosa debería de estar prohibida, incluso puede que lo esté ya, pero a algunos hoteles les da igual. En Cangas de Onís estuvimos en un hotel en el que la persiana de la habitación estaba rota y no bajaba, la puerta del baño no se abría ni la mitad porque tropezaba con la cama y no debían de haber hecho reformas desde la década de los 60. 
Se me ocurrirían algunas cosillas más, pero está quedando un post muy extenso y todavía tenéis que leer las experiencias de otros viajeros que se han prestado a colaborar en esta entrada. Por ejemplo, Verónica y Jordi de Viajar Code: Verónica, nos cuentan lo siguiente:
"El último hotel de nuestro viaje por Escocia prometía: Royal Hotel! en Bridge of Allan, pueblecito al lado de Stirling.
Bien, si buscáis el hotel en Booking y miráis las fotos, diréis ¡Pedazo hotel! ¡Pues no! Vaya, al menos no donde nos tocó. ¡Son un timo!Al llegar nos dicen que nos toca en el anexo, 200 metros mas adelante. Al llegar al anexo un chico tembloroso nos da las llaves y nos dice que subamos, nos pareció raro que no nos acompañara como en los demás sitios, pero enseguida supimos porqué: Techos desconchados, humedades, mobiliario roto y lleno de polvo, la ducha con mugre, las tazas de café usadas, hormigas en el pasillo...
Jordi pilló al chaval, que ya se lo debería ver venir, y le fue enseñando todo cabreado. Pero como él tampoco podía hacer nada nos fuimos al Hotel central a pillar al superior. Cuando le enseñamos las fotos de booking nos sueltan que esas eran de las mejores habitaciones en el hotel central, pero que no les quedaban habitaciones allí. Le soltamos que no pensábamos pagar lo mismo por eso que por las habitaciones buenas y que pensábamos contarlo todo en internet. Al final de la noche nos dijeron que nos descontaban una habitación. Pero vamos que si no nos fuimos fue porqué en pleno agosto habitaciones para 6... difícil.Añadir que yo salí de allí con picadas de pulga U.U y es que vi que algunos clientes tenían perros... y viendo la limpieza del local... en fin, ¡que asco!.
Después de cenar intentamos alargar al máximo los paseos por el pueblo (muy bonito por cierto) solo para estar el mínimo de tiempo posible en "la Suite Real" como la bautizó Jordi.Pues para colmo, al llegar a dormir, la luz empezó a parpadear como si de un poltergeist se tratara...vamos completito el lugar.
Sin duda, este hotel hizo que viera con mejores ojos al que estuvimos en Osaka. Aquel era muy viejo (Según Jordi, el único hotel que sobrevivió tras la II GM!) pero almenos estaba limpio..."







Los chicos de Salta Conmigo también han tenido una mala experiencia en el viaje que están haciendo recorriendo América del Sur:

"Hoy hemos tenido una noche algo agitada. A pesar de que las normas son muy claras en el albergue: silencio a partir de las diez de la noche y nada de visitas también a partir de esa hora, tuvimos que ir cuatro veces a recepción.La primera a las diez y media porque había música a todo volumen y gente jugando al ping-pong en la puerta de la habitación.Las otras tres a eso de las cuatro de la mañana. Llegaron los del dormitorio de arriba y, además de que el techo-suelo es fino y una moneda cayendo parece un terremoto, montaron una fiesta con chicas que no estaban alojadas! Tres veces hubo que ir a recepción. Si la norma dice que después de las diez no hay visitas, ¿por qué dejaron entrar a las chicas? ¿Qué esperaban los de recepción si meten a cinco chicos y tres o cuatro chicas en un mismo dormitorio nada más conocerse: dormir y callar?Eso sí, el desayuno exquisito"