Mi intención era continuar el relato de la performance; hablar de los artistas que participaron: del cantante, del fotógrafo, de la bailarina. Las mejores mentes de mi generación reunidas bajo el nombre del arte. Tras ello, supongo, correspondería hacer una breve explicación de qué son las performances, cómo interpretar la producción actual, qué es el arte en general. Y, habiéndolo pensado mejor, nada de eso tiene sentido.
No fue el leer a Ginsberg, Kerouac o Borroughs lo que nos hizo perder la inocencia. Fue el enfrentarnos a la realidad solitaria lo que enfrió nuestros corazones. Fue el ver cómo se erigía Moloch por encima de nuestras cabezas; cómo arrastraba tras de sí todo lo que habíamos soñado; cómo, en última instancia, se ofrecían sacrificios humanos para que todo siguiera igual.
Los que consigan llegar verán que mañana no pasará nada.