El aullido que supueso la publicación en 1956 de Howl por Alan Ginsberg -y que da título a la película homónima de Epstein y Friedman- desconcertó a la sociedad bienpensante y mojigata norteamericana de la posguerra. La película recrea el juicio que sufrió el editor de la obra iconoclasta y rebelde del poeta. De forma paralela asistimos a la lectura del largo poema por un Alan Ginsberg interpretado magníficamente por James Franco. Y el tercer sustrato lo constituyen las animaciones interpretativas del poema. Punteando estos tres niveles narrativos, James Franco cuenta en una entrevista algunos sucesos de su vida y aclara aspectos oscuros de su poesía. El conjunto es más que apreciable, consiguiendo acercarnos a este poema que marcó a la generación beat y a toda la poesía posterior.