Revista Opinión

Hoy, Día Internacional de las Personas con Discapacidad, no hay mucho que celebrar

Publicado el 03 diciembre 2012 por Carmentxu

Unas 50.000 personas discapacitadas, según los organizadores, tomaron ayer las calles de Madrid en protesta por los recortes. Su grito desesperado en este frío domingo iba directo a la solidaridad y contra la indiferencia de unos y el manifiesto desdén de los que llevan las riendas, o creen hacerlo. Iba dirigido a aquellos que, aun teniendo todos los sentidos en buenas condiciones su movilidad física, no los utilizan: ya se sabe, aquellos que aseguran que nos gobiernan también malgastan y malbaratan los recursos, también físicos. Los discapacitados no tienen mucha cosa que celebrar hoy lunes, Día Internacional de las Personas con Discapacidad. discapacidadEn todo caso, haber sido capaces de hacerse un lugar en las primeras páginas de los diarios y en las aperturas de los informativos con sus dramas personales, sus historias desesperadas individuales, que son el fracaso colectivo. Salieron a la calle procedentes de todo el país, aquellos que pudieron. Muchos, a causa de los recortes, no pudieron acudir. Y lo hicieron contra la injusticia de los recortes, que los aboca a la invisibilidad y a la miseria; contra los que, aun no siendo discapacitados, sí están incapacitados (el prefijo determina) para gestionar una crisis de dimensiones e imbricaciones universales que ha arrastrado al resto de sectores y al estado de bienestar que apenas intuimos un día. Los que dicen gobernarnos también son incapaces. Incapaces de escuchar y mirar. Sólo oyen y ven pero no procesan la información ni sacan conclusiones. Son soberbios y la soberbia es el mejor antídoto contra la sabiduría y la razón porque impide reconocer los errores, rectificar y retomar el buen camino. No aprenden. Sólo oyen lo que quieren oir, no el ruido que se eleva alto y claro desde las calles a través de los conductos de la calefacción hasta sus salas de reuniones. Tampoco ven porque miran hacia otro lado, dependientes ellos también en busca de consignas y hojas de ruta que saben equivocadas. Pero con ello siguen comprando tiempo y dinero prestado a cuenta del futuro, de vender su alma y la nuestra. Subastan lo más sagrado, la sanidad, y se ceban en la educación de los niños y el cuidado de los mayores y de aquellos que más lo necesitan y que no pueden valerse por sí mismos. En total, hay unos cuatro millones de discapacitados en España, un 10% de la población.


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