- Hoy dije que NO a olvidar de quererme, a olvidar de mimarme a olvidar de cuidarme aunque el sentimiento de culpabilidad va y viene.
- Hoy dije que NO a sostener la CRUZ de otr@s pues cada uno llevamos la nuestra y es necesario que nuestra FUERZA esté con nosotr@s para ocuparnos de seguir viviendo sin MIEDOS.
- Hoy dije que NO a EXIGIRME cuando mi CORAZÓN reclama mi atención, mi cuidado, mi dedicación, mi mirada.
- Hoy dije que NO a agradar a los demás cuando yo misma me MEREZCO mi propio agrado.
- Hoy dije que NO a vivir con MIEDO al instante venidero cuando solo quiero vivir en PAZ en este mismo instante.
- Hoy dije que NO a ser como tú quieres que sea cuando mi Alma me grita que mi camino es otro.
- Hoy dije que NO a caer en "lo esperado" porque mi MENTE "adivina" el futuro cuando mi INSTINTO me avisa del presente y de lo que SIENTO.
- Hoy dije que NO a pertenecer a alguien cuando el apego RECLAMA mi presencia.
- Hoy dije que NO a mentirme a mi misma cuando tú esperas que me mienta para satisfacer tus necesidades.
- Hoy dije que NO a seguir cultivando en huertos sin agua cuando siento que las semillas mueren en el intento de sobrevivir.
- Hoy dije que NO a bailar al ritmo de la música que te trae la vida cuando el ritmo que me trae a mí, es distinto al tuyo.
- Hoy dije que NO a mendigar cariño cuando esperas que mi cariño esté siempre presente e intacto hagas lo que hagas por mostrarme el tuyo hacia mí.
- Hoy dije que NO a fingir normalidad cuando la inestabilidad llega a mi vida para RECORDARME que mi Alma necesita mi PRESENCIA.
- Hoy dije que NO a mantener los lazos unidos cuando hace tiempo que dejaron de estar fuertemente enlazados.
- Hoy dije que NO a mostrar que "yo puedo" cuando sé que no quiero.
- Hoy dije que NO a apagar la llama cuando el AMOR y la LUZ estan presentes en tu mirada.
- Hoy dije que NO a volver a escribir sin sentido cuando las palabras llegan con tanta y tanta fuerza.
- Hoy dije que NO a coger el pasado doloroso cuando el presente me RECUERDA que estoy FELIZ.
- Hoy dije que NO a oscurecer mi día cuando el sol brilla tras la ventana y en mi hogar, mi Alma.
- Hoy dije que NO a la "muerte del Alma" cuando me siento tan viva por dentro.
El Ángel de la Tranquilidad
Todos anhelamos la tranquilidad. Pero tan pronto como tenemos tiempo para descansar, sentimos que la tranquilidad no surge automáticamente. Por el contrario, la tranquilidad exterior nos deja interiormente intranquilos. Entonces surgen muchos pensamientos que, en otro caso, reprimimos. Entonces nos acordamos de la compañera de trabajo que nos ha amargado la vida. El jefe aparece en nuestra imaginación como alguien que nos quiere cortar las alas a cada momento. La decepción se extiende sobre toda la vida que no hemos vivido. Los sentimientos de culpa corroen nuestra paz interior. Nos ponemos a pensar, y los pensamientos no nos dejan en paz.
Entonces necesitamos al Ángel de la Tranquilidad para que nos deje descansar. Él nos proporciona la sensación que ahora no necesitamos resolver los muchos problemas que nos ocupan. Permanece junto a nosotros cuando nos atormentamos con sentimientos de culpa. Nos dice: "Ya está bien así. Estoy contigo. A pesar de todas tus faltas, yo soy tu ángel, un ángel que no te abandona". El Ángel de la Tranquilidad nos consuela cuando la decepción se extiende sobre nuestra malograda vida y sobre nosotros. Nos invita a dejarlo todo tal y como está. Y bajo sus alas podemos encontrar la tranquilidad. Aquí ya no nos acosaran las sombras con sus alas. Nuestras sombras también tienen razón de ser. No merece la pena huir de ellas.
Para los griegos, la tranquilidad era algo sagrado. Ellos hablaban de la "anapausis", de la interrupción de la vida diaria, de la tranquilidad y del lugar para reposar. La pausa que nosotros hacemos interrumpe el ritmo febril del trabajo para que podamos descansar y recuperarnos.. Pero para los griego la tranquilidad no consiste en no hacer nada, sino en una actividad sin esfuerzo y un acto creativo. Los romanos elogiaban la tranquilidad como "otium" (ocio). Tranquilidad no es solo interrumpir el curso de la vida, no es sólo hacer una pausa, sino también calidad de vida, la calidad del ocio, de la absoluta afirmación del ser. En el ocio disfruto de la vida, percibo lo que hay a mi alrededor, me alegro de la creación, del arte, de mí mismo y de la comunidad. En el ocio estoy totalmente conmigo mismo, vivo a partit de mi centro.
Que el Ángel de la Tranquilidad te conduzca no solo a los lugares de reposo para que interrumpas el ritmo de tu vida. Que te regale más bien tranquilidad interior para que puedas vivir a partir de tu centro. Cuando tú te sientas a gusto en tu centro y descanses en él, podrás hacer muchas cosas sin que tengas que precipitarte. La palabra alemana "hetzen" (correr, perseguir, precipitarse) viene de "hassen" , que significa odiar. El que está constantemente acosado se odia a sí mismo. Que el Ángel de la Tranquilidad te guarde de odiarte a ti mismo. Sólo encontrarás la tranquilidad si te amas a ti mismo, si te afirmas tal y como eres. El verdadero arte de la vida consiste en permanecer interiormente tranquilo en medio del desorden, en no perder el centro como polo de reposo. En la Carta a los Hebreos se dice que es bueno respetar el descanso sabático de Dios. Ésta es la meta de nuestra vida. Pero ya ahora, en medio del curso inquieto y agitado de nuestra vida, el ancla de nuestra Alma está sujeta a la paz de Dios. El ancla de nuestra Alma nos proporciona tranquilidad, aunque a nuestro alrededor todo esté sumido en el caos.
Te deseo que el Ángel de la Tranquilidad esté siempre contigo, que te permita descansar cuando vuelvas a caer en estado de agitación febril. Pero tú también tienes que establecer puntos de reposo en los muchos caminos que tienen el camino de tu vida diaria para que el Ángel pueda conducirte a la Paz Interior. Si estás sometido a una presión tan fuerte que no ves al Ángel de la Tranquilidad que está junto a ti, tampoco él tiene posibilidad de ayudarte. Tu Alma encontrará la tranquilidad cuando te lleves bien contigo mismo, cuando dejes de juzgarte a ti mismo, cuando te contemples y contemples tu Alma excitada con ojos compasivos. Y necesitas valor para descender hasta las oscuras profundidades de tu Alma. Si ahí también encuentras la luz del Amor de Dios, ya no tienes que huir de ti mismo. Entonces puedes permanecer contigo mismo y disfrutar de la tranquilidad. Entonces el Ángel de la Tranquilidad te dirá: "Suéltate. Tienes derecho a ser como eres. Tranquilízate. Después podrás cubrir de nuevo un tramo del camino que te has fijado. Pero ahora disfruta de la tranquilidad. En ella alcanzarás la armonía contigo mismo. Cuando estés en armonía contigo mismo, ya nada te hará perder la tranquilidad".
"Cincuenta Ángeles para el Alma" de Anselm Grüm