Los perros se ven atraídos como imanes hacia la basura, los huesos y los restos de comida, incluso los hay a los que les gusta el chocolate. Sin embargo, la ingestión de este tipo de alimentos les puede provocar problemas gastrointestinales y hay que evitar a toda costa que los ingieran.
Es un error pensar que el perro se aburre de su alimento diario, que le sienta bien y es específico para él. Los perros son sobre todo carnívoros, así que sus preferencias, se centrarán en la carne y sus derivados. También puede comer otros alimentos, pero no tanta variedad como algunos dueños creen. Esa tendencia de variar de alimentos y de comerlos de formas diferentes es una necesidad humana y no canina.
Cambios peligrosos
Ofrecer al perro alimentos que no se adaptan a la dieta prescrita por el veterinario puede acarrear a la larga obesidad y
problemas digestivos a corto plazo. Los cambios de alimentación sólo están recomendados cuando cambian las necesidades del perro, como por ejemplo por factores como: la edad, una enfermedad, cambio en el nivel de actividad o en el caso de las hembras por un embarazo, o porque estén criando cachorros.
Diarrea
Si el perro toma alimentos en mal estado, como por ejemplo de la basura, puede padecer diarrea y vómitos, pero también por ingerir otros que se aparten de su dieta habitual. Cuando el perro come un alimento que le sienta mal, vomitará, lo cual es un mecanismo que le ayuda a expulsar la sustancia nociva que le provoca la patología. Si la diarrea persiste más tres o cuatro días es recomendable acudir al veterinario.
Alimentos prohibidos
El chocolate es peligroso para el perro debido a uno de los componentes del cacao, la teobromina, que le resulta muy tóxica y una dosis de 100 gramos para un animal, con un peso de alrededor de los 15 kilos, puede tener graves consecuencia.
La cebolla contiene sustancias que atacan a los glóbulos rojos del perro, por lo que le puede provocar anemia, problemas respiratorios y debilidad. La cebolla es un ingrediente habitual en nuestras comidas, así que si el perro se alimenta con sobras y comida casera, la ingerirá y no le sentará bien. Es por ello que no es recomendable la comida casera, porque contiene ingredientes y sustancias que no resultan saludables para el perro y no tenemos en consideración las necesidades nutricionales del animal según su edad, raza, tamaño o estilo de vida.
Si el perro toma alimentos en mal estado, como por ejemplo de la basura, puede padecer diarrea y vómitos
El alcohol. Cualquier bebida con alcohol, por pocos grados que tenga puede acarrear serios problemas de salud para el perro. Ofrecer al animal cerveza o vino es una irresponsabilidad de graves consecuencias.
Los productos lácteos. La leche contiene lactosa, que en grandes cantidades el organismo del perro no asimila bien. El perro no tiene la enzima encargada de digerir la lactosa y por ello le puede provocar problemas digestivos, que se pueden traducir en una intoxicación que cursa con vómitos y diarreas.
Los huesos. El perro y el hueso se asocian de manera casi instintiva. Nos lo cuentan en las películas y en los cuentos, pero la realidad es que pueden resultar muy peligrosos, porque se pueden quedar atravesados en el aparato digestivo y provocar perforaciones estomacales. Estas situaciones pueden precisar intervención quirúrgica. Una de las cosas que más les gustan a los perros de los huesos es el poder mordisquearlos, así que para satisfacer ese instinto se le puede dar un hueso específico para ello, que se puede encontrar en las tiendas y secciones de venta de accesorios para perros, como por ejemplo en los supermercados de Eroski.
Ofrecer al perro alimentos que no se adaptan a la dieta prescrita por el veterinario puede acarrear obesidad y problemas digestivos
Arroz cocido. Hay dueños que ofrecen a su perro arroz cocido cuando detectan síntomas como diarrea o vómitos. Esta es la dieta típica de carácter astringente para una persona. En el caso de un perro puede ser insuficiente e inadecuado el tratar los síntomas con arroz. En estos casos, lo primero es acudir al veterinario para averiguar la causa de esos síntomas, que pueden ser el reflejo de muchas y variadas enfermedades. Por otro lado, en el mercado hay variedades alimenticias caninas específicas para el tratamiento de la diarrea que serán mucho más efectivas y adecuadas para curar al perro.
Premios inadecuados. Las recompensas alimenticias por la obediencia y buen comportamiento del perro deben ser las correctas en cuanta a cantidad y calidad. Es decir no se le puede ofrecer un trozo de carne, queso, jamón o chorizo porque se acabará malacostumbrando al perro, que siempre irá a la mesa a pedir. Su dieta se desequilibrará y, de prolongarse en el tiempo esta situación, puede provocar obesidad y
problemas gastrointestinales. Los premios alimenticios no tienen que ser excesivos, es decir en momentos muy puntuales y con productos específicos para el perro, como por ejemplo unas galletitas.