Tanto
Tanto cargué sobre mis espaldas.
Creía que mientras más cargara
más hombre sería.
Llevaba a cuestas
increíbles logros y brutos desaciertos.
Hombres y mujeres, gigantesca y pequeña gente
caminaba sobre mi lomo fatigado
debatiendo, rememorando o celebrando
aquel pasado siempre presente
De pronto un día,
para mi horrorizada sorpresa,
de entre medio del tumulto
vi asomarse
dos primordios de alas.
En un principio, nadie reparó en ellos
pero poco a poco,
habrá sido incomodidad o desconcierto,
mi espalada se fue despoblando,
toda esa ilustre historia, esos altísimos saberes,
me abandonaron paulatinamente,
hasta quedar prácticamente solo, yo, con mis primordios,
y un par de amigos ausentes.
Las alas nunca crecieron,
hace falta aclararlo,
pero mi espalda, agradecida,
día a día me lo recuerda:
Tanto cargamos y tan poco llevamos
que en vez de cargarlo detrás,
adelante es mejor buscarlo.