Hoy quedará de manifiesto, una vez más, el desprecio de la clase política hacia las evidencias científicas y hacia el medio ambiente, que nunca podrá competir contra los intereses económicos y electoralistas, aunque sus argumentos estén llenos de razón, porque esos argumentos científicos, aunque sean inapelables, no son suficientes para contrarrestar el electoralismo y la indecencia política. Hoy se vota en el congreso la modificación de Ley 42/2007, del 13 de diciembre de 2007, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad que dejará sin efecto Sentencia del Tribunal Supremo 637/2016 que prohibía la comercialización de muchas especies al ser incluidas en el catálogo nacional de especies invasoras, así como los acuerdos internacionales que España ya había asumido previamente en la Convención sobre la Diversidad Biológica y la Estrategia Europea de Biodiversidad que tenía por objeto frenar el avance de las especies invasoras. En este caso, el parlamento español ha dado más valor a la opinión de pescadores y cazadores que a la de científicos y jueces, lo que aparte de una indecencia es una tremenda irresponsabilidad.
Esta propuesta de modificación, que sacará de la lista de especies invasoras al siluro, el black bass, la trucha arcoiris o el arrui, entre otras, parte del siguiente argumento esgrimido por el Partido Popular, que ha sido el autor de la misma: "La conservación debe tener en cuenta las exigencias económicas y sociales" y cuenta con los apoyos en la votación de Ciudadanos, PNV y PdCat, dejando claro una vez más que para hacer demagogia, destrozar el medio ambiente y labrarse un huequecito en la poltrona y un jugoso sueldo para unos cuantos años más, no tienen ningún recato a la hora de pasarse por el forro las banderitas, la ética, la ideas políticas y hasta las decisiones judiciales que tanto dicen respetar con la boquita pequeña.
Sin duda hoy es un mal día para nuestra biodiversidad, otro más.