El sábado, algunos nos llevamos la enorme alegría de ver por fin al Real con una mayoría de jugadores españoles – seis de inicio- y a cinco extranjeros, de los cuales sólo dos de ellos podrían tildarse como de indiscutibles: Cristiano y Bale – éste, un suponer por lo que ha costado-, y los otros tres de perfectamente sustituibles por gente de la casa o del país. El defensa Pepe y el delantero Benzemá, con el horrendo partido jugado por ambos en tierras castellonenses, están más para allá que para acá, y el croata Modric es un futbolista aprovechable pero canta defensivamente fuera de casa sobre todo a pesar de la enorme voluntad que pone. Y tampoco es que marque diferencias con los medios contrarios. Precisamente los del Villareal, con Bruno poderosísimo y el veterano Cani esplendoroso, mandaron en amplios periodos del partido, sólo contrarrestados por algunos toques de distinción del excelente Isco y el pundonor de Illarra, quien evidenció los dos meses que lleva sin jugar. De Bale se puede opinar bien poco por lo desubicado que estuvo, sobre todo en defensa, y solamente su instinto y anticipación en el gol, un disparo y una galopada de las que se le presumen, aparte de que mete la pierna de verdad, hacen esperar buenas cosas suyas en el futuro.
De los demás, vimos a un buen Carvajal con estupendos registros en ataque y seriedad en defensa aunque echó en falta que el interior de su banda le respaldara mejor; y a Nacho sufriendo más de la cuenta por la falta de cobertura al principio del central de su lado, Ramos, y la ocasional del croata porque del portugués no puede esperar más. Finalmente, Morata, en el poco tiempo que estuvo, se le notó la aceleración lógica de querer demostrar más de lo que puede en el escaso tiempo que le dan; Di María como siempre y Khedira en su línea: sobrio en los cuerpo a cuerpo y con su querencia natural de ataque descuidando a veces las coberturas; es lo que le dijo inopinadamente su anterior entrenador, que es más medio de ataque que puntal defensivo. ¿Ustedes lo entienden?
Del Barça ya dijimos que en su banda izquierda tres son multitud: Alba – sobre todo - o Adriano, Iniesta y Neymar se estorbarán más que otra cosa, aparte de que puedan hacer alguna triangulación fantástica dada su calidad, pero esa situación provocará que el manchego pierda la referencia de donde mejor ha rendido y tenga que emigrar más al centro o a la otra banda si quiere tocar más bola. Conclusión, que los azulgranas pierden a un hombre esencial. Por eso, en cuanto juega Cesc en su lugar, más acostumbrado a moverse por todo el frente de ataque y en un extraordinario momento de forma, luce eficacia y brillantez y su equipo lo nota para bien, como se evidenció contra el Sevilla, que con seriedad y un Rakitic espléndido sorprendió jugando un gran partido mereciendo empatar, o más.
Con Xavi distribuyendo como siempre pero a una velocidad menor, y con Busquets menos claro que antaño, los culés se muestran espesos teniendo que bajar Messi a por balones jugando veinte metros detrás de donde más daño hace y obligando a Piqué y a Macherano a repartir demasiado juego, con Alves de extremo y Valdés muy atento. Deberán mejorar la velocidad y otras cosas si no quieren ganar demasiadas veces de chiripa.
Finalmente, felicitar a Ancelotti por su apuesta joven y pedirle que persevere en ella. Aunque todavía tiene que hallar su mejor sistema de juego; ojalá sólo sea cuestión de tiempo.