Pero hay días en que no. Todo lo contrario. Te despiertas con la piel apagada, sin luz, más hinchada y nada de lo que te pones te sienta bien. Sin embargo parece que una en esos días no tiene derecho a sentirse fea y a quedarse acurrucada en el sofá con su pena.La gente te dice: Qué tonterías, será qué te va a venir la regla, o ¡no exageres!... ¿Es que no puedo sentirme fea? Pues sí, me siento fea, triste e hinchada.
Yo, muy dignamente me he negado rotundamente, por supuesto y he vuelto a casa sin ningún pantalón. Antes con leggings y vestidos que caer un año más en una talla más.
En fin, siempre me quedarán los zapatos. Por lo menos una vez das el estirón la talla de pie no cambia!!
Un besito