Me tomo un respiro para escribir sobre un tema que nada tiene que ver con el vino. Un respiro para hablar de esa banda de borregos con dos patas que se dedica a prender el monte sin ningún miramiento.
Hoy, y ya parecía que iba a librar, le ha vuelto a tocar al Pajariel, no entiendo la fijación con este monte ni con ningún otro, ya sea por motivos económicos o “dios” sabe de que tipo, no lo termino de entender. La única explicación, y de ser así me compadezco de ellos, es que sufran una enfermedad mental.
Otra vez el Pajariel, a plena luz del día, y justo cuando un helicóptero contra incendios tomaba rumbo a La Cabrera, el momento perfecto para alargar la llegada de los medios aéreos. Desde luego que viendo como actúan se me hace muy difícil pensar en una posible enfermedad mental y sí en el hijoputismo que el mismo Reverte no duda en ilustrar una y otra vez.
Pero por más que les podamos llamar o por peor hablado que yo sea, esta banda de tontarelos seguirá a pie de monte, quemando todo lo quemable, y así estamos hoy, viendo el humo de La Cabrera, el de Orense, el de Lugo, el de la Montaña Central, y ahora el de casa, en el Pajariel.
Hoy no hay vino… hasta que los enchironen, entonces brindaremos con la mejor botella de la bodega.