Hoy por mi y mañana …. ¡¡también por mi!!

Hoy más que un artículo me hago una reflexión en voz alta.

Mucho se quejan las empresas de la baja productividad de sus empleados, de la falta de compromiso con sus organizaciones y una desidia laboral creciente.

Y mi pregunta es: ¿Alguna organización se ha hecho la pregunta de si sus actuaciones reflejan lo que el título de esta entrada transmite?

¿Cuántas veces las organizaciones han pedido a sus miembros un esfuerzo para desarrollar un proyecto que posteriormente no se les ha valorado como se debía?

Lo que ha pasado es que suele pasar lo de siempre, la cuerda se rompe por el lado más débil, con lo cual la única ‘forma de protesta del empleado es la desmotivación y por lo tanto la pérdida de compromiso con su organización.

Deberían las organizaciones y en especial los departamentos de RRHH reflexionar sobre que fue primero: ‘la gallina o el huevo’, o sea, ‘no hay elemento desmotivado si no hay una elemento desmotivante’.

Cierto es que hay de todo dentro de las organizaciones, pero mucho me temo que hay un dicho adecuado: ‘Sólo el rey puede ser magnánimo y no los subditos’.

Por lo tanto debería ser su cometido el saber porque sus miembros están desmotivado y sin compromiso e inytentar solucionarlo.

Lo que ha ocurrido es que se ha preferido tratar a sus miembros como números o como recursos, sin necesidades ni anhelos. para ellos era una situación mucho más cómoda. ¿Y qué quieren ahora? ¿Qué despues de muchos años se consiga que los miembros por arte de magia se comprometan con sus organizaciones?

Al igual que cuando te enamoras y desenamoras de tu pareja es un proceso lento y continuado, cuando te desmotivas y desvinculas de una organización es fruto de un proceso también gradual. 

¿Lo estaban viendo las organizaciones? En muchos casos si. ¿Hicieron algo al respecto? Pues ‘casi que no’. La pólitica de generación de riqueza y beneficios primó sobre la de la ‘calidad y bienestar’ del factor humano.

Y éste se cansó del ‘Hoy por mi y mañana … ¡¡también por mi!!’  y no tuvo más remedio que la desmotivación.

¿Qué nos queda ahora? Que los departamentos de RRHH se reinventen a si mismos y encuentren las formas óptimas de motivar a su factor humano si quieren perdurar en el tiempo.