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CULTURA Y OCIO
Hoy su cara está en todas las remeras
Por
Sergiocossa
@sergiocossa
–Abuelo, ¿de qué son estas medallas que tienes en el pecho?
–Son de muchas guerras, hijo. Yo fui un héroe de guerra.
–¿Y por qué esta estrella es más grande que las otras?
–A esta me la otorgó el Congreso, porque libré a nuestro país de un temible enemigo.
–¡¿Uno solo?! ¿Era muy peligroso?
El abuelo, con el nieto sentado en sus rodillas, narró la historia de la medalla.
–Hace muchos años, unos guerrilleros comenzaron una revolución en Cuba, esa isla donde fuiste de vacaciones con tus padres. Decían que el gobierno cubano explotaba a su pueblo. Nosotros los mirábamos con desconfianza, porque nuestro país dominaba la isla.
»Cuando esa revolución triunfó y los guerrilleros demostraron que eran muy fuertes, nos preocupamos y enviamos barcos para aislarlos y debilitarlos. Pero no pudimos.
»Después, uno de sus líderes, un argentino, intentó hacer lo mismo que en Cuba, en otros países que nosotros dominábamos. Supimos que estaba en Bolivia, un lugar desconocido… por el sur. No permitiríamos que las ideas cubanas se extendieran al resto del continente. ¡Sería terrible para nuestros valores y nuestra libertad! Entonces el gobierno me envió para que comandara la guerra contra los revolucionarios.
»Fue muy difícil, pero al final los vencimos. Y yo mismo di la orden de matar al líder.
»Por eso fue que me premiaron con esta gran estrella... Pero nuestro pueblo fue desagradecido y pronto se olvidó de mí. Solo me queda la medalla. En cambio, a ese guerrillero aún hoy lo recuerdan en todo el mundo con fotos y canciones…
El abuelo, irritado, dejó a su nieto en el suelo y caminó vacilante hacia el patio.
–Y sus malditos ojos que miran la eternidad todavía me provocan pesadillas –masculló.
© Sergio Cossa 2012
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