Mi padre ya no está a mi lado, hace tres años que se fue y con él se fueron muchas cosas y vinieron otras, vino el dolor de su ausencia, lágrimas, desconsuelo y llego Hugo.
Será verdad eso de que cuando una vida se acaba empieza otra.
A menudo recordamos de las personas las cosa más insignificante, de mi padre recuerdo sus manos, grandes, viejas, demasiado viejas para su edad y su mirada, una mirada escondida tras años de silencios de penas de batallas con la vida y con su propia alma.
No hace mucho me descubrí sin darme cuenta persiguiendo un olor, volvía a tener cinco años y compartía cama con mi padre en una de esas noches heladas de inviernos duros, su olor a tabaco siempre ha acompañado mi vida, el tabaco junto su propio olor y el de su colonia hacían tal mezcla que cubría todo lo que tocaba, no era desagradable al contrario era un olor en el que perderse, ya casi no lo recuerdo el tiempo hace que las cosas caigan en el olvido, pero no hace mucho volví a oler ese olor, mis ojos, bueno más bien mi nariz buscaban como loca quien podía oler así, de donde venía ese olor que tantos y tan buenos recuerdos me traían.
Lo encontré, después de seguir durante diez minutos calle abajo conseguí dar con él, creo que una lágrima se deslizó por mi mejilla, supongo que las que no pude llorar cuando se fue.
Seguí a esa persona, no quería dejar de sentirme niña, de sentir otra vez el abrazo de mi padre, un abrazo de brazos largos y gran estatura, las lágrimas seguían ahogándome la garganta no conseguía escucharme, solo andaba detrás de ese hombre deseando que no se parase en ningún sitio porque con él se iría ese olor que por unos instantes trajo a mi padre de una forma tan real, tan viva.
A mi padre.
Mi padre fue una persona especial de pocas palabras, luchador incansable a pesar de su trágica vida, se equivocó muchas veces, se perdió otras tantas pero siempre consiguió encontrar de nuevo el camino de vuelta a casa.
Le faltó tiempo es sus dos vidas, la primera ese ser al que llaman Dios le quito a su compañera,a su amada y madre de sus dos hijas, a mi madre y la segunda fue a él al que se llevó.
Ya no tengo pena, ya no siento dolor, a veces me parece descubrir pequeños regalos de él en mi hijo, algún gesto perdido, media sonrisa, en fin es su nieto, sigo hablando con él, sigo teniéndolo cerca, y como dice mi hijo vive en la luna junto las estrellas y nuestras tres lolas, que mejor compañía par un baile nocturno.
Es extraño pero sigue siento mi primer pensamiento al levantarme y el ultimo al acostarme, supongo que quiero que siga formando parte de nuestras vidas, de la de mi hijo, ahora he empezado a llevarlo a su tumba, le cuesta entender pero creo que sabe que es importante para mama, así que permanece a mi lado, callado, y mirando mientras yo le preparo y coloco unas flores.
Mi padre fue un ejemplo de fortaleza, de entereza, nos faltó tiempo y palabras, no os dejéis palabras sin decir, te quieros sin expresar, el tiempo nunca es suficiente siempre es escaso y breve y cuanto te das cuenta la vejez o la enfermedad te sorprende truncando tus planes, diciendo adiós prematuros.
Finalmente esa persona a la que seguí durante un buen rato desapareció entre la gente, su olor aún se quedó un rato, como despidiéndose poco a poco supongo que para no hacer su despedida tan dura otra vez.
Los padres son valiosos ayudantes, apoyo para hijos y para madres, no hay nada que me cause más dolor que ver a un padre llorar, porque se da por hecho que un padre nunca llorará, siempre será valiente guerrero, audaz luchador.
Pero eso no es cierto un padre cuando está triste y desolado parece que lloré con más dolor, con más pena, tal vez porque lleva tiempo conteniendo las lágrimas, sea como sea yo sigo amando a mi padre.
Feliz día del padre a todos y a los demás recordar siempre a los vuestros.