Sin duda, uno de los destinos mas hermosos y uno de los viajes (o excursiones) más divertidos que he realizado ha sido gracias al feriado del 29 y 30 (29 para sector público), lo que se prestó como una excusa precisa para viajar y que mejor destino que HUAROS, una de las provincias de Lima, aledaña a Canta y que cuenta con cuatro distritos (o pueblos) muy recomendables: Acochaca, Huacos, Huaros y Cullhuay. Es un viaje de lo más interesante, ahora, otro tema, ¿porqué insisto con viaje y no excursión? , pues por la paradoja de pasar en unas cuantas horas de la Costa o Chala (0-500 msnm) a la Yunga (500 - 2300 msnm) y finalmente a la región Quechua (2300 - 3500 msnm). Sorprendente, ¿no?
En definitiva Lima tiene mas que Mall's, cines, KFC, Mc Donalds, entre otros establecimientos y es bueno saberlo. La idea de ir más allá de Canta y/o Obrajillo es que los fines de semana (y los feriados largos ni decir) gran parte de Lima se muda ahí y lleva consigo su bulla, desorden, agitación, entre otras calamidades propias de nuestra amada y estresante Lima. Aún así llegados a Canta faltaba mucho por recorrer: más de 13 km. y dos días de muuucho trajín (y una grata-no esperada sorpresa).
Para llegar a los poblados de Acochaca y Huacos es necesario llegar a Obrajillo, ya que de este poblado parte la carretera que conduce a dichos pueblos. Al llegar a Obrajillo una horda de jaladores (al estilo de los que ofrecen servicio técnico en Wilson) ofrecen alquiler de caballos a "módicos precios". Para llegar a Acochaca es necesario recorrer 6 - 7 km. de carretera lo que es divertido pero cansador, asi que aprovechando la oferta decidimos subir a caballo. El tiempo de camino fue de 30 - 40 min. a caballo o (calculo) 1:30 - 2:00 hrs a pie.
ACOCHACAS LA FESTIVA
Acochacas es un pequeño pueblo con casas de madera y unas pocas de material noble, lo que en mi opinión le quita un poco el aspecto de "pueblo", pero así y todo es calmado, tranquilo y apacible ... hasta que llega el 29 de Agosto!!! Sí, el día que llegamos nos dimos la sorpresa de que justo llegábamos para disfrutar de su fiesta patronal. ¿Que implicaba? comida gratis, orquestas, procesiones, tono por la noche y castillos de fuegos artificiales ... ¿que más podíamos pedir? naaaah! Además de la fiesta ¿qué tiene de especial este pueblo? Su hermosa campiña, el mirador, el pueblo en sí, una caída de agua cercana (en el camino a Huacos) entre otras cosas más. Para hospedarse hay diversas opciones, pero nosotros elegimos un hospedaje ubicado en un gran edificio de color blanco, en el que un cuarto (con dos camas) nos costó S/.70.00. Según el dueño es el precio normal, lo que a mi humilde parecer es bastante.
Lo básico en el pueblo es visitar el mirador que se encuentra a escasos metros de pueblo (desde el que se domina TOOODO el panorama), el puente colonial y una caída de agua que está aproximadamente a 1.30 hrs del pueblo. En definitiva vale la pena visitarlo. La fiesta patronal implicaba diversos actos, pero sin duda lo que nos afectó con mayor intensidad fue lo de la comida gratis (pensión completa) ya que nos dieron almuerzo, cena y desayuno, incluso repartieron almuerzo al segundo día. Llegamos a Acochaca aproximadamente a las 12m y luego de encontrar alojamiento nos informaron que el desayuno se había terminado, pero que un par de horas podríamos almorar, claro que una persona del lugar nos llevó (para pasar piola). Antes del almuerzo (y como había tiempo) visitamos el mirador y luego del almuerzo la caída de agua (a la que llegamos a eso de las 6:00 pm.).
Regresamos justo a tiempo para la cena y después de un pequeño descanso nos apersonamos eufóricamente a la fiesta, en la que nos quedamos hasta la 1:00 am., hora en que quemaron los castillos e inmediatamente nos fuimos a descansar, conocedores de la jornada que nos faltaba realizar al siguiente día.
A las 8:00 am. nos despertamos y previa pelea con las sábanas (que no nos querían dejar partir) decidimos reemprender el camino, esta vez a Huacos. Antes (eso sí) bajamos al pueblo por el desayuno respectivo, de manera que recargados de energías y fuerzas nos alistamos para realizar la última (y la más fuerte) caminata del día. La subida se realizó sin contratiempos, con paisajes maravillos, bajo un increíble cielo azul y también un inclemente sol que no perdona.
Las subidas (y también las bajadas) son más fáciles de hacer si se utilizan bastones. Claro que lo ideal es usar bastones especializados para trekking, pero si no se dispone de tales herramientas se puede usar una rama que sea lo suficientemente fuerte, como por ejemplo eucalipto (que además de fuerte es bastante ligero) que usualmente crece cerca de las riberas. Luego de tres horas de camino, llegamos apenas a Huacos, un hermoso pueblo ubicado en las alturas, al final de una interminable carretera, a casi 3500 msnm. El distrito de Huacos cuenta con los servicios básicos (y un notable alumbrado público), casas realmente simpáticas y un ambiente agradable y acogedor.
Lamentablemente no hay un restaurante ni hospedaje, aunque si una amable señora que puede praparar almuerzo y dar posada para aquellos que pidan con modales tales servicios. Si se le avisa con anticipación puede incluso preparar PATICHA, plato típico de la zona y que consiste en una sopa con diversas clases de menestras, trigo y carnes (algo que me hace recordar el Shambar del Norte).
En los alrededores de Huacos hay variedad de oferta para realizar caminatas: la cueva de San Antonio, Huacosmarca y la caída de agua de Ongosongoy (aunque también la llaman Ogongogoy), todos ellos cerca del pueblo y que en definitiva valen la caminata. Por cuestiones de tiempo no lo relizamos, ya que teníamos que regresar a Canta para tomar nuestra movilidad.
El regreso (y gracias a la divina providencia) lo realizamos a caballo, lo que nos permitió descansar de la subida y disfrutar del paisaje desde otra perspectiva. Al cabo de practicamente dos horas llegamos a Obrajillo desde donde tomamos una combi a Canta y luego a Lima.
PD: Regresar a Lima desde Canta un 30 de Agosto es un suicidio, ya que la cantidad de gente que lo hace es increíble y eso mismo nos costó un atracadero en el que avanzamos medio kilómetro en dos horas y media ... ¡Ni arrastrándonos lo haríamos tan lento! Están alertados, tomen sus preocupaciones.