Aristóteles Sandoval Díaz inicia este viernes primero de marzo sus actividades como gobernador del Estado con una visita a Huejuquilla El Alto, en el extremo Norte de Jalisco, a 337 kilómetros de Guadalajara, con una población de ocho mil habitantes dedicados en su mayoría a la agricultura, la ganadería y los servicios.
Ha sido costumbre de gobernantes iniciar sus labores al frente del Estado, e incluso sus campañas electorales, en alguno de los sitios más apartados de la Entidad, buscando con ello enviar un mensaje a los jaliscienses en el sentido de que les preocupa la atención a las comunidades más necesitadas de apoyo. Huejuquilla es ciertamente uno de los municipios más marginados tanto en obras como en acciones de gobierno, principalmente en materia de seguridad, salud, educación y comunicaciones. Esto a pesar de su destacada contribución al movimiento revolucionario de 1910. Fue en diciembre de 1912 cuando este pueblo defendió heróicamente al gobierno de Madero contra los rebeldes orozquistas, en aquella histórica batalla que tan bien describe el no menos famoso corrido Adiós Huejuquilla.Anécdota de Enrique Álvarez del Castillo Por los años 80 del siglo pasado, el gobernador Enrique Álvarez del Castillo visitó esta población, cuando para llegar a ella había que hacer un recorrido de ocho horas por malos caminos, dando la vuelta por Fresnillo, Zac. Durante la recepción popular que le ofrecieron en la plaza principal, uno de los vecinos le dijo: Señor gobernador, ha llegado usted a Huejuquilla, donde termina Jalisco. -Está usted en un error- respondió el gobernador-, aquí no termina Jalisco, ¡aquí empieza! Acto seguido, don Enrique afirmó que Jalisco tenía una deuda histórica con Huejuquilla que era necesario pagar. En efecto, una de las principales obras del entonces gobernador fue la carretera Guadalajara-Colotlán, que permitió llegar a Huejuquilla por la vía Monte Escobedo-Mezquitic, no en ocho horas como en aquellos días, sino en cinco. Imagen: De la página Huejuquilla el Alto en Facebook.