Huele a pescado encerrado: Catfish Henry Joost- Ariel Schulman (2010)

Publicado el 13 mayo 2011 por Pabela
Es innegable que actualmente, y a pesar de la asiduidad con que Hollywood nos llena de refritos, los géneros tanto literarios como cinematográficos son cada vez más diíficiles de definir. Las "paradojas artísticas"- como podríamos llamarlas un tanto superficialmente- se dan de una manera impensable. Cuando Fincher estrenó su Red Social causó un gran revuelo por ponerse a contar la historia de la fundación de una de las redes sociales más usadas por el mundo entero. Por entonces me llamó poderosamente la atención cuántas amistades con las que comentábamos el film se mostraban subyugadas por la historia de este niño convertido en millonario y hablaban del film como una patente muestra de la realidad de cómo se dieron las cosas. Basado el film en un libro, la cosa tomaba visos de veracidad aún mayor. El film no deja de ser una obra de ficción, con sus situaciones dramáticas, sus recursos típicos, sus diálogos elaborados; pero la mayoría parecía tomarlo casi como un documento histórico. Fincher se centró en contarnos el nacimiento de ese gran monstruo llamado Facebook y de sus consecuencias, pero nunca de lo que provocó.
A comienzos del mismo año, mucho antes que Fincher, un par de jóvenes estrenaban en el Festival de Sundance con gran revuelo también, un documental sobre el uso e impacto de la misma red. Pero esta vez el documental pareciera que causó más controversia ya no por lo que cuenta y plantea sino por su veracidad. En vez de plantearse seriamente las consecuencias del uso de Facebook, sus riesgos, sus virtudes, la gran mayoría- críticos incluídos- salieron de puntillas a debatir si este llamado documental era realmente tal. He ahí lo que llamo yo la gran paradoja. Si me han de preguntar creo que este film tiene mucha mezcla de documental con ficción; y creo que el hecho de sostener por parte de sus creadores que es 100% verdad es parte del juego, después de todo lo dice el mismo trailer "no está basado ni inspirado en hechos reales, solo en la verdad".
Ponerse a debatir si es o no un documental de verdad es desviarse de lo importante porque la historia no deja de ser real, algo que podría ocurrirle a cualquiera, algo que con alguna que otra diferencia seguramente le habrá pasado ya a muchos. No hay manera de hablar de este film sin que se llegue a caer en algun spoiler y, aun cuando saber el final no le hace perder valor, no quiero echarles a perder la cosa. Acá lo realmente shockeante además de la historia en sí es comprobar cómo influye no sólo facebook en nuestra vida sino toda la red en sí. Internet hoy es una herramienta poderosísima que gracias a lo cotidiano de su uso uno termina por perder noción de cuan lejos puede ir.
Nada queda oculto para este gigante descomunal que es el ciberespacio, nadie tiene identidad definida pero a la vez todo es encontrable, se puede mentir pero la mentira termina igual que siempre teniendo patas cortas. Ahora somos un mundo googleable y eso puede ser tan productivo como dañino, esta historia podría terminar peor, esta podría haber sido una historia de terror; pero a fin de cuentas termina siendo una historia triste y feliz a la vez, patética y redentora, oscura y luminosa.
Y todo queda más que entendido y obvio cuando uno de los pesonajes termina relatando una mínima anécdota por la cual entendemos porqué catfish (bagre) se llama como se llama y, para qué lo aclaro, espectadores sensiblones como yo, terminamos llorando a moco tendido, soltamos lo que veníamos conteniendo; porque esa anécdota es tan real que espanta, muestra y devela mucho más de lo que aparenta. Este es un film que da para hablar mucho, desde muchas perspectivas, sea o no un documental real nunca faltará quienes solo se preocupen por esto mientras otros, otros seguimos espantados de la bomba con la que jugamos a diario.
Nota mental: considerando que la presentaron bastante antes que la de Fincher, llama la atención ciertas estéticas semejantes... lo dejamos ahí.