Opinión personal:No es el primer libro que leo de este autor, ni tampoco será el último. Si algo me ha demostrado Jordi Sierra i Fabra en todos los libros que he leído suyos es que sabe cómo contar historias reales de una forma muy humana y conseguir con ello que te lleguen a lo más profundo del corazón. Y este libro, es una de esas historias.
La madre de Cecilia padece cáncer y está terminal. A pesar de haber sido operada y recibir tratamientos de quimioterapia, cuando el tumor fue detectado ya estaba muy expandido por todo el cuerpo. Es cuestión de días que, de la noche a la mañana, deje de respirar y se marche para siempre. Cecilia, una adolescente de 17 años, tiene que enfrentarse a esta dura realidad todos los días, una tarea nada fácil.
Como si no fuera suficiente que la vida de su madre pende de un hilo, Cecilia tiene otros problemas, entre ellos decidir qué hacer con su vida, si seguirá estudiando o no, dónde irá cuando su madre fallezca, o si dar un paso más en su relación con Juancho.
Según avanza la historia, Cecilia tiene la necesidad de descubrir quién es realmente su madre, cómo era de joven, porqué se marchó de su casa e intentar descubrir quién es su padre. En este último punto aparece su mejor amigo Emilio, un chico de su edad que vive recluido en su propio mundo compuesto de ordenadores y máquinas electrónicas y del que no sale desde hace mucho tiempo.
- ¿Fuiste feliz?La mujer forzó una sonrisa envuelta en un pequeño soplo de aire.
- La felicidad no se mide por días, sino por momentos. Valen más tres suspiros y dos semanas de luz que diez años de discreción.
Como siempre, la forma de narrar del autor me ha fascinado, es algo que siempre me ocurre cuando uno de sus libros cae en mis manos. Explica todo detalladamente: como va evolucionando la enfermedad de la madre de Cecilia, cómo se siente ésta cuando ve que no puede hacer nada... aunque es aquí donde, en mi opinión, peca un poco de algunos detalles innecesarios e irrelevantes para la historia.
La trama me ha parecido bastante dura, aunque alentadora. Los temas que trata el autor, a parte de ser tan reales como la vida misma, no son nada sencillos de asimilar, principalmente el del cáncer, y os lo digo con todo conocimiento de causa. Además, también toca un tema al cuál la literatura juvenil no nos tiene nada acostumbrados y que me ha parecido interesante.
El ritmo es bastante ágil, a pesar de todos los sentimientos que puede llegar a provocar en el lector. Es un libro fino, que se lee con muchísima facilidad, pero que le aporta al lector algunos pensamientos interesantes.
La única pega que podría encontrarle es el final, del cuál mi opinión es ambigua: por un lado me ha parecido un buen final, pero por otro me he quedado con ganas de saber más.
Huellas y manchas es un libro muy humano y realista, que no deja indiferente al lector.
Puntuación: