Su condición de pueblito marinero de los de toda la vida sigue ahí, en la playa de arena blanca y finísima donde cada día se puede ver a los pescadores cómo tejen a sus redes a la orilla del mar. Hablamos de la localidad onubense de La Antilla, en plena Costa de la Luz. Y para ser exactos, de la barriada de El Carmen. Por algo, la hermosísima capilla blanca de esta virgen, patrona de la localidad, es uno de los puntos clave del lugar.Ése y la urbanización turística y residencial de Islantilla, a caballo entre los municipios de Lepe e Isla Cristina y a la que no le falta gimnasio, spa, pistas de pádel ni campo de golf, a 600 metros. Aquí se ubica Puerto Antilla Grand Hotel, un resort de 400 habitaciones, estilo colonial y vegetación por cada esquina donde plantarse tan a gusto con toda la familia.
Es el público al que se dirige y en él se vuelca cien por cien. Basta echar un primer vistazo a las instalaciones de este complejo de cuatro estrellas para darse cuenta de que los críos no querrán salir de aquí. De eso se encarga el miniclub para niños de entre cuatro y 12 años, con fiestas temáticas cada día, talleres de manualidades y juegos didácticos dirigidos por un equipo de animación, zona de recreo con columpios y toboganes al aire libre y piscinas diseñadas para los más pequeños.Calma, que los mayores tienen las suyas rodeadas de jardines tropicales, con una en forma de lago y todo y otra climatizada. Y si no, siempre quedará el Atlántico, cuyas vistas se cuelan por las ventanas de las habitaciones. Para situarse todavía más: en kilómetros, el resort distaría 45 de Huelva capital, 102 del aeropuerto de Faro y 134 de Sevilla.
De ahí que sea una perfecta base de operaciones para inspeccionar la zona, desde el Muelle de las Carabelas de donde partió Colón rumbo a América al Monasterio de la Rábida, la aldea del Rocío, en Ayamonte, el Parque Natural de Doñana o Almonaster la Real, el pueblo más elevado de la provincia de Huelva, a 912 metros de altura. Y si no, lo dicho: siempre quedará la opción de tumbarse a la bartola en las piscinas del hotel o en la estupenda playa de dunas doradas, todavía medio salvaje, que lo baña. Por algo la Costa de la Luz se vanagloria de sus más de 3.000 horas de sol al año.
Otro plus del hotel es su oferta gastronómica. El buffet de Los Porches, con terraza en el jardín incluida y show cookings en vivo, es perfecto para desayunar y que también está abierto para el almuerzo y para la cena. Lo que se estila en él es la cocina local, aunque por las noches se van sucediendo diferentes menús temáticos que pasan por la comida oriental o la italiana. Los niños se vuelven locos: hamburguesas, pasta, pizzas, tartas caseras, helados, fondue de chocolate...Luego estaría el restaurante-grill a la carta El Mirador, situado en la zona de las piscinas, entre palmeras y todo tipo de vegetación. Lo suyo aquí es pedir carne de la sierra onubense, pescados y marisco a la brasa o arroces. Quedaría el Golf Bar El Jardín, con su carta de snacks y sus cócteles de autor, y el restaurante gourmet Beturia, pensado para parejas. A éstas se dirige también el citado spa, colofón perfecto. O si no, aquí van más opciones: kitesurf, voleibol en la playa, paseos a caballo, buceo...