Huertas destapa su mejor esencia para desilusionar a su ex equipo y un extraordinario Vasileiadis

Publicado el 11 febrero 2011 por Toni_delgado @ToniDelgadoG

Huertas lanza ante Banic -EFE.

El público, puesto en pie y de acuerdo, le pedía que no se moviese de Bilbao, que había cosas más grandes que el lugar de trabajo como el cariño de una afición agradecida y emocionada por una temporada de ensueño de su equipo, cerrada con la eliminación en el primer cruce de la Liga ACB de su historia ante un Barça al que había eliminado en Copa. Marcelinho Huertas (Sao Paulo, Brasil, 1983) respondió a la petición y al reconocimiento con aplausos y lágrimas, asumiendo que lo que le pedían iba a ser imposible, que no podía continuar jugando en Bilbao y se fue al Gmac Bologna. Algo más de dos años y medio después Huertas frustró y desilusionó a esa afición que tanto le aprecia destapando su mejor versión (18 puntos, 5/6 en tiros, 10 asistencias, 29 de valoración) en un encuentro impagable por tensión, emoción y coraje, tanto del grande como del pequeño, que fue muy grande (remontó 15 puntos en contra) y tuvo en Kostas Vasileiadis (Salónica, Grecia, 1984) a un tirador infalible con 31 puntos y que llegó a encadenar cinco triples sin fallo (7/12). Pero falló el antepenúltimo y el penúltimo intento de triple, y poco antes y poco después de dichos errores (hablamos del minuto final) surgió Huertas. Primeras para anotar una bomba, después para asistir a su mejor aliado Barac (18 puntos) y tercero, claro, para marcarse la enésima entrada ante una multitud de rivales. El triple de Vasileiadis a 1’5 segundos puso emoción (75-74) y Banic cometió falta personal sobre Ribas, que metió el primero y falló porque quiso el segundo. El propio Banic lanzó un triple imposible que… tocó el aro. Huertas respiró hondo y gritó de rabia: el Caja Laboral venció por 76-74 y se clasificó para semifinales de la Copa (su rival será el Barça o el DKV Joventut). Hay pocos jugadores como él que se sientan tan cómodos y seguros como él en los momentos dramáticos. Es un seguro de vida. 
El base brasileño lo había definido muy bien antes del encuentro: “Esta noche se prepara una auténtica batalla”. Esa el final de su definición de un derbi como el que iba a acontecer, una cita que los jugadores salgan “más aguerridos y con más ganas”. Se cumplieron sus palabras desde el primer instantes, con dos equipos parejos desde la línea de tres e igualados en los primeros minutos, pese al 5-0 inicial. San Emeterio anotaba y Huertas manejaba a su antojo el partido ante un Jackson, siempre con bastantes más revoluciones que el resto, para lo bueno y lo malo. Es una locomotora. El base estadounidense resultó más una carga que otra cosa en los primeros tres cuartos, en los que sólo anotó dos tiros libres, y se unió a Vasileiadis en el último con nueve puntos que a punto estuvieron de servir para dar la victoria a su equipo. Mumbrú y Hervelle destacaron tanto al inicio como fueron irrelevantes tras la segunda parte.
Los buenos deseos de Rakocevic
Sólo Vasileiadis estuvo siempre en el Bizkaia Bilbao Básket, que cedió seis puntos en el inicio del segundo cuarto sorprendido por Huertas y Batista, certero para anotar dos canastas al límite (la primera, en la última acción del primer cuarto). Igor Rakocevic, desde estuviese, deseaba lo mejor para el Caja Laboral desde su Twitter: Suerte @Baskonia!!!!!! Seis puntos de admiración son muchos, pero bien pudieron describir la irrupción de Vasileiadis, pelo estirado para arriba, con cinco puntos en un momento para empatar a 30, sin Huertas ni Mumbrú y Hervelle en la pista.
El Caja Laboral no se incomodó y a pesar de Huertas perdió los nervios y se ganó una técnica más que merecida apretó de nuevo el acelerador y se marchó al descanso 43-36 por delante. Una suficiencia que repitió al inicio del tercer cuarto hasta alcanzar los 15 puntos de ventaja (55-40 a los 24m 08s). Tres de las cuatro canastas en juego en ese período habían partido de la mano de Huertas, inmenso como cartero. Como desatascador surgió Vasileiadis para empezar a hacer soñar a su equipo. E incluso acabó el penúltimo cuarto con un triplazo desde su cancha que tocó al tablero y entró. Un tirador tenaz y convencido de sus posibilidades. Los árbitros vieron repetido una y otra vez la acción (muy clara: tiró a falta de 1’8 segundos). 58-51.
La  acción convenció de sus posibilidades al conjunto de Katsikaris y desconcertó al Caja Laboral, que regaló muchas pelotas, hasta tres consecutivas en un momento. Incluso Huertas se contagió de ese desacierto. Sólo Barac conseguía anotar ante un Caja Laboral en el que sus jugadores parecían tener jabón en las manos y Barac era el único en anotar, ante un Vasileiadis que metió dos triples en un minuto para poner a su equipo por primera vez por delante (65-66 a 4m 16s). Pero su proeza y del Bizkaia Bilbao Básket se topó con Huertas, que destapó su mejor esencia ante su ex equipo. Nunca falla en ese tipo de situaciones. No tiene precio.
76. Caja Laboral (24+19+15+18): Huertas (18), Oleson (0), San Emeterio (15), Teletovic (13) y Barac (18) -quinteto inicial- Bjelica (0), Batista (8), Sow (0), Logan (3) y Ribas (1). 74. Bilbao Basket (20+16+18+23): Jackson (9), Warren (8), Mumbrú (12), Hernández-Sonseca (0) y Hervelle (10) -quinteto inicial- Blums (0), Mavroeidis (4), Banic (0), Vasileiadis (31) y Fisher (0). Árbitros: Martín Bertrán, García Ortiz y Guirao.