Huertos compartidos como alternativa sostenible

Por Ecointeligencia @ecointeligencia

Ejemplo de propuesta alrededor del consumo colaborativo, los huertos compartidos están inspirados en el movimiento inglés Landshare que persigue que uno pueda tener un huerto sin tener un terreno, y que sin apenas gastos pueda obtener alimentos ecológicos y responsables.

Destacamos la iniciativa que lidera Huertos Compartidos y que consiste en un trueque entre hortelanos, ya sean profesionales o aficionados, y los propietarios de terrenos. A través de Internet, se pone en contacto a quienes quieren disfrutar de un huerto y cosechar sus propias verduras y hortalizas de forma ecológica, pero no disponen de terreno, con aquellas personas o entidades que tienen parcelas pero no tienen tiempo o ganas para trabajarlas, y están dispuestas a cederlas por la mitad de la cosecha. De este modo, hay un beneficio mutuo y todos ganan. El espíritu de este proyecto es impulsar huertos para el autoconsumo y el consumo responsable, no generar negocio.

En estos tiempos complicados este tipo de iniciativas pueden ayudar a personas con falta de recursos, convirtiendo este tipo de fenómenos de carácter local, en globales

Este tipo de planteamientos también está llegando a la ciudad. A nivel global, la población rural supera ya a la población urbana, y en Europa representa el 80% del total. En este marco cabría plantearse, ya que nos hemos alejado significativamente del entorno natural, introducir elementos propios del campo en el tejido urbano.

Las ciudades suponen el 1% del territorio, consumen el 75% de la energía, generan el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero y acaparan el 85% del PIB

Por eso nos gustaría centrarnos en el huerto urbano compartido como una alternativa ecointeligente para los suelos en desuso de la ciudad. En las ciudades contemporáneas conviven solares vacíos y degradados y se puede percibir una demanda creciente de espacios para pequeñas explotaciones agrícolas, fruto de la preocupación por una alimentación sana y por el atractivo de una actividad de ocio y de relación social que tiene como recompensa vegetales sanos y frescos.

La administración local, que debe velar por el mantenimiento de estos solares en condiciones de seguridad, salubridad y ornato público, puede tomar la opción de poner los medios para trasformar estos espacios en huertos comunitarios, de manera que se ahorren costes de mantenimiento, y el ciudadano obtenga un beneficio efectivo y medible.

Determinadas ciudades españolas y también europeas y norteamericanas, conscientes de esta demanda, han puesto en marcha organismos y ordenanzas reguladoras de huertos, muchos de ellos en situaciones rurales y otros en ciudad.

En la actualidad conviven movimientos reivindicativos con asociaciones o particulares que demandan los huertos para el recreo y la alimentación saludable

En España destaca la red de huertos vinculados al anillo verde de Vitoria‐Gasteíz y la Xarxa de Barcelona, el programa estonoesunsolar de Zaragoza, y los huertos comunitarios cultivados en Málaga.

Fuera de España llama la atención Reino Unido, y en concreto Londres, donde instituciones públicas y privadas colaboran con fondos para implantar este tipo de huertos en sus barrios. En Estados Unidos son famosas las cubiertas de Nueva York sembradas de lechugas, los huertos creados en los jardines ornamentales que rodean el Ayuntamiento en San Francisco, y la jardinería de guerrilla de Ron Finley en Los Angeles.

Para finalizar, hacer énfasis en que estos huertos urbanos compartidos son una alternativa viable que repercute en los tres aspectos de la sostenibilidad. Desde el punto de vista estrictamente económico, es una alternativa rentable al mantenimiento de los mismos. Desde el punto de vista social, se han generado espacios de relación y de actividad al aire libre. Y desde el medioambiental, se mejora el aspecto de los solares abandonados, y se generan zonas con vegetación que , entre otras cuestiones, ayudan a reducir los efectos de la contaminación y las escorrentías del agua de lluvia.

¿Compartirías tu tiempo cultivando un huerto urbano con tus vecinos?