En declaraciones a Radio 4, Hugh Grant aclaró por las dudas que no se considera “víctima de abuso mediático”.
Quizás porque el (¿ex?) carilindo Hugh Grant suele destacarse como protagonista de comedias románticas, sorprenden las declaraciones radiales que The Guardian transcribió ayer, en respuesta al anuncio de revisión de la Carta Real que busca regular a la prensa británica después de que en 2011 estallara el escándalo de las escuchas telefónicas realizadas por la revista News of the World de Rupert Murdoch. Sorprende más todavía que el actor inglés se haya pronunciado en nombre de Hacked Off, entidad sin fines de lucro que apoya la iniciativa parlamentaria para “proteger mejor al público contra las prácticas periodísticas inescrupulosas”.
Grant no se anduvo con chiquitas. Sostuvo que las conversaciones que pretenden “adaptar la mencionada Royal Chart al paladar de las empresas periodísticas” constituyen una “traición a las promesas que el Primer Ministro les hizo a las víctimas de abuso mediático”. Quien décadas atrás encarnara al tímido Charles en la taquillera Cuatro bodas y un funeral agregó que David Cameron “les tiene terror a los barones de la prensa” e ignora la situación de los ciudadanos perjudicados.
Según explica The Guardian, Hugh “habló después de que tomara estado público el encuentro que los tres partidos principales (Conservador, Laborista y Liberal) mantendrán en los próximos dos días (hoy y mañana) como último intento para persuadir a la industria mediática de que acceda a apoyar la Carta Real”. El periódico inglés tampoco se anda con eufemismos: de hecho, califica de “infructuosas” las charlas con “las principales empresas periodísticas que no ven ningún margen para la negociación”.
[En este punto cabe recordar el artículo que el mismo diario publicó el pasado 6 de agosto para expresar su oposición -en realidad, la del Guardian Media Group- al intento de regulación que "amenaza la independencia".]
El matutino cuenta además que, en disidencia con los partidarios liberales y laboristas, Cameron y la secretaria de Cultura Maria Miller presentaron esta nueva convocatoria a la discusión/revisión como una estrategia para impedir el boycott de la industria. Para Grant -contrasta el artículo- ésta es otra prueba de las maniobras que el Primer Ministro y su funcionaria realizan con el fin de complacer a los empresarios periodísticos.
“Hace setenta años se repite la misma historia, es decir, nuestro Poder Ejecutivo está endeudado con los barones de los grandes diarios; les tiene terror”. Así opinó el actor antes de afirmar que el proyecto de regulación no le impone “absolutamente ninguna restricción a la prensa libre” y que las acusaciones de censura son “propaganda mediática”.
Al final de la nota, The Guardian se olvida de Hugh y cita al director de la Sociedad de Editores, Bob Satchwell, que califica de “ridícula” toda iniciativa legal “que fuerce a las corporaciones mediáticas a hacer algo que no quieren hacer”. La advertencia solapada adquiere una relevancia especial para los argentinos que hoy contamos cuatro años exactos desde la promulgación de nuestra tan resistida Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
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PD. En julio pasado, Andrew Graham-Yooll explicó los antecedentes de la mencionada “Carta Real” en esta pequeña crónica que redactó para acompañar la -también interesante- entrevista hecha al periodista irlandés Padraig Reidy.
PD’. La foto que ilustra el presente post fue extraída de este artículo de Informe 21, que cuenta el origen de la militancia de Hugh Grant en -o a favor de- Hacked Off.