Después de haber escrito este libro se lo conté a varios amigos.
Su respuesta fue a lo más cortés y tibia.
Más tarde pude decirles: "El libro será publicado".
Casi todos dijeron: "Estamos orgullosos de ti".
Orgullosos del resultado, pero no de la acción.
Todos menos yo, enjuician mi conducta hacia atrás.
Sólo ven mis acciones encadenadas a sus resultados.
El único significado que otorgo a mis actos es que
"son el reflejo de una parte de mi".
Si viviera para obtener resultados estaría condenado a una continua frustración.
La sombra de muerte arrojaría sobre mi vida una perpetua amenaza de futilidad,
así vivir no hubiera servido de nada.
El premio reside en mis actos,no en sus efectos.
La recompensa está encerrada en lo hondo de mi respuesta en esa parte central de mi ser
de la que arranca toda acción.
Gracias a que los resultados son impredecibles
ningún esfuerzo de mi parte está condenado al fracaso.
Incluso un fracaso no tomará la forma que imagino de antemano.
Ante el futuro sólo puedo decir: "será interesante ver que ocurre".
La excitación, el rechazo y el aburrimiento presuponen un conocimiento de resultados
que no puedo predecir.
Si trabajo pensando en una meta
mi vida se convierte en un proceso.
El arco iris es más bello que el resplandor que deja cuando se desvanece.
El arco iris existe en el presente.
Nunca al morir su color es tan hermoso como esperaba.
Hugh Prather. Palabras a mí mismo.