Últimamente me he percatado que
durante el día, a veces, pienso en
la actividad realizada buscando
establecer mi dirección.
Esta búsqueda es espontánea, casi inconsciente.
Si mis actos parecen sin finalidad me siento
deprimido y enervado.
Si no me siento capaz de
encaminarme en una "buena" dirección
surge en mi alma una inclinación destructiva
irme, irme, irme a cualquier lugar
incluso Irme al diablo.
Cualquiera dirección parece preferible
a una falta de dirección.
Esta ausencia de rumbo puede inclinarme
a la violencia, a un amor destructivo o al alcohol.
Más que el logro, es la dirección
la que infunde el sentimiento de progreso.
HUGH PRATHER. Palabras a mí mismo.